Inaceptable espect¨¢culo

La comparecencia medi¨¢tica del portavoz parlamentario convergente ante el Tribunal Supremo, Francesc Homs, a cuenta de su encausamiento por desobediencia en la consulta el 9-N de 2014, ha resultado un espect¨¢culo inaceptable, s¨ªmbolo del populismo f¨¢cil al que se ha lanzado el pospujolismo para intentar sobrevivir ante el desaf¨ªo de sus esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y su m¨¢s que contrastada debilidad en las urnas.

Homs ha blandido tres argumentos falaces. Uno es que habla en nombre de Catalu?a, cuando la evidencia electoral es que lo hace en nombre de una minor¨ªa, nutrida, pero minoritaria. El abuso que supone esta apropiaci¨®n deben denunciarlo tambi¨¦n quienes consideren ¡ªcomo muchos no secesionistas¡ª que su enjuiciamiento carece de raz¨®n de ser.

Otro es la comparaci¨®n del actual Gobierno con los de la dictadura, al indicar que tambi¨¦n el franquismo se amparaba en el deber de cumplir la ley. Esa coartada es muy burda: como es sabido por todo el mundo, incluido el propio Homs ¡ªlicenciado en Derecho¡ª, la ley democr¨¢tica se fundamenta en la democracia representativa mientras que la norma dictatorial carece de legitimidad alguna.

La debilidad e incoherencia de sus argumentos, como es tambi¨¦n el caso de su padrino Artur Mas, es may¨²scula: ora justifica la desobediencia pero afirma en su defensa que nunca desobedeci¨®; ora busca desacreditar al Tribunal Constitucional, pero suplica su ayuda para obtener grupo parlamentario o cualquier otra resoluci¨®n favorable.

Homs, Mas y sus seguidores sostienen que sufren ¡°persecuci¨®n pol¨ªtica¡± por el simple hecho de colocar unas urnas y obedecer a un Parlamento (que controlan). Tambi¨¦n falso. No sufren persecuci¨®n, sino que se benefician de las muy generosas normas de la presunci¨®n de inocencia y del garantismo del Derecho Penal propias de una democracia respetuosa con los derechos y libertades de sus ciudadanos y representantes pol¨ªticos. Habr¨ªa que realizar ingentes esfuerzos para encontrar una democracia europea tan abierta y tolerante como la espa?ola ante los desaf¨ªos secesionistas que le vienen planteando sus detractores desde hace a?os.

Solo en un aspecto ¡ªimportante¡ª le asiste a Homs la raz¨®n. Fue de todo punto atrabiliario judicializar problemas (del Estatut a las consultas) cuya resoluci¨®n m¨¢s adecuada debe dirimirse en el campo pol¨ªtico. Judicializar la pol¨ªtica es tan criticable como lo que intentan ahora Homs y compa?¨ªa: politizar la Justicia, tarea en la que ya destac¨® su antecesor, y fundador de su partido ¡ªhoy sin nombre¡ª, Jordi Pujol, para librarse de la causa judicial de Banca Catalana, que investigaba las m¨²ltiples irregularidades de su conducta.

Quiz¨¢ el proc¨¦s independentista est¨¦ m¨¢s vivo de lo que indican las declinantes cifras de los asistentes a la Diada, aunque restar sea siempre restar. Lo que ofrece poca duda es que la antigua Converg¨¨ncia ha perdido completamente el norte. Con liderazgos como el de Francesc Homs, Esquerra, su rival, sale fortalecida.