?Qu¨¦ hay de nuevo, neandertales?
Lejos de representar la imagen de lo primitivo, fueron los humanos m¨¢s parecidos a nosotros
Mucho aprendemos cada d¨ªa sobre los neandertales, esa otra especie humana que habit¨® Eurasia, desde Iberia hasta Siberia, y termin¨® por extinguirse hace 40.000 a?os. Pero el gran salto lo dimos en 2010, con la publicaci¨®n del genoma neandertal. Por primera vez se consegu¨ªa secuenciar el genoma completo de una especie humana extinta. Y los resultados no estuvieron por detr¨¢s de las expectativas. Adem¨¢s de proporcionar una valios¨ªsima herramienta de conocimiento, aquel primer an¨¢lisis descubri¨® que los humanos actuales de Eurasia, Ocean¨ªa y Am¨¦rica llevamos en nuestras venas gotas de sangre neandertal, a diferencia de los humanos africanos subsaharianos, que no tienen genes de esta especie arcaica. ?Sorprendente!
Para explicar este hecho se propuso un nuevo modelo que ha transformado nuestra forma de entender la evoluci¨®n humana. En breve: una poblaci¨®n primitiva de Homo sapiens se expandi¨® por ?frica hace unos 60.000 a?os, alcanzando tambi¨¦n Oriente Pr¨®ximo. Fue all¨ª donde coincidi¨® con los grupos neandertales residentes y donde tuvieron lugar encuentros sexuales ¡ªun evento de hibridaci¨®n¡ª que llev¨® a la transferencia de genes neandertales a los cromosomas sapiens. Acto seguido, los grupos humanos, ya portadores de genes neandertales, continuaron su migraci¨®n fuera de ?frica y en su marcha se fueron diferenciando las grandes variedades humanas que hoy ocupan el resto del globo: asi¨¢ticos, austro-melanesios, europeos y todos sus descendientes. As¨ª, como resultado de aquel flujo g¨¦nico, todos los humanos modernos no africanos somos portadores de un 2% de genes neandertales. Por el contrario, las poblaciones subsaharianas que nunca estuvieron en contacto con los neandertales no son portadores de sus genes (salvo por introgresi¨®n posterior muy reciente). Tal descubrimiento ha desembocado en un nuevo paradigma cient¨ªfico en el que el concepto biol¨®gico de especie se ve profundamente afectado, al quedar demostrado el flujo g¨¦nico entre especies diferentes humanas (hay adem¨¢s otros ejemplos). La imagen de ret¨ªcula gen¨¦tica, con flujo g¨¦nico en diferentes direcciones, emerge como proceso b¨¢sico en la evoluci¨®n humana. Pero aqu¨ª no acaba la cosa.
Los nuevos datos devuelven el foco a la primera migraci¨®n de humanos modernos fuera de ?frica que lleg¨® hasta China
Un reciente estudio publicado en 2016 ha desvelado un nuevo evento de hibridaci¨®n entre Homo sapiens y neandertales, diferente al ya comentado. Se trata de una hibridaci¨®n anterior, ocurrida hace algo m¨¢s de 100.000 a?os, que transfiri¨® esta vez ADN moderno a las poblaciones neandertales. Adem¨¢s, al comparar el cromosoma 21 de diferentes neandertales se han visto dos hechos relevantes: que los neandertales de Siberia ten¨ªan un ADN sapiens similar al que comparten todas las poblaciones subsaharianas, lo que atestigua la procedencia de este ADN desde una poblaci¨®n africana ancestral, y que los neandertales europeos no tienen estos genes.
Para conjugar todos estos datos se plantea que tuvo que haber una primera salida de humanos anat¨®micamente modernos (Homo sapiens) fuera de ?frica hace algo m¨¢s de 100.000 a?os. Estos humanos se cruzaron con una antigua poblaci¨®n de neandertales, la cual emigr¨® posteriormente hacia el este de Eurasia, en cuyos descendientes de la cueva de Denisova (Siberia) encontramos los genes sapiens. Por el contrario, los neandertales de Europa, quiz¨¢ aislados geogr¨¢ficamente, no se vieron afectados por aquel primer evento de hibridaci¨®n.
Los ¨²ltimos descubrimientos plantean un nuevo paradigma cient¨ªfico que altera profundamente el concepto biol¨®gico de? especie y demuestra el flujo gen¨¦tico entre especies
Estos descubrimientos tienen tambi¨¦n una clara implicaci¨®n en el modelo evolutivo. Sab¨ªamos desde hace d¨¦cadas de la existencia de una antigua salida de humanos modernos fuera de ?frica, representados por los restos encontrados en Skhul y Qafzeh (Israel), fechada en unos 100.000 a?os. Pero en ausencia de otros datos paleontol¨®gicos, y por lo que los modelos gen¨¦ticos predec¨ªan, esta primera salida fue considerada como una migraci¨®n fallida, sin expansi¨®n m¨¢s all¨¢ del Pr¨®ximo Oriente. Fue la segunda oleada de hace 60.000 a?os la que s¨ª prosper¨® y se expandi¨® por todo el planeta. Ahora, los nuevos datos devuelven el foco a esta primera migraci¨®n, m¨¢xime cuando algunos paleont¨®logos afirman la presencia de humanos modernos hace 100 milenios tan lejos como en la cueva de Daoxian (China). ?Quiz¨¢ no fuera tan fallida aquella primera migraci¨®n! Habr¨¢ que estar atentos.
Finalmente, un breve comentario sobre la extinci¨®n de los neandertales. La reciente oleada de datos perfila su organizaci¨®n demogr¨¢fica en torno a reducidos grupos de 8 a 20 individuos, aislados unos de otros, y con elevados ¨ªndices de endogamia. Tal escenario es propicio para la acumulaci¨®n de alelos delet¨¦reos (aquellos que perjudican la vida de los organismos) y la consiguiente ca¨ªda en las tasas de reproducci¨®n. En este contexto biol¨®gico, cualquier otro factor a?adido pudo haber desatado el desastre. Por ejemplo, el deterioro clim¨¢tico de la ¨²ltima glaciaci¨®n que, al igual que ocurri¨® con los bosques caducifolios del continente europeo, oblig¨® a los neandertales a retraerse m¨¢s y m¨¢s hacia sus ¨²ltimos refugios ecol¨®gicos. Y para darles la puntilla, la llegada de los croma?ones a Europa, sus potenciales competidores, coincide en el tiempo con su ¨²ltimo y definitivo declive. Estas y otras evidencias cient¨ªficas nos ense?an que los neandertales, lejos de representar la imagen de lo primitivo, lo tosco y degradado, fueron, sencillamente, los humanos m¨¢s parecidos a nosotros.
Antonio Rosas?pertenece al Grupo de Paleoantropolog¨ªa MNCN-CSIC del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
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