Al pan, pan y al Tino, Tino

Panes a la moda. Habemus panes y llegados de muy lejos, por doquier. Por ejemplo, no hay catering de post¨ªn que no incluya una bandejita de bao buns. Estos bollitos bao son unos minipanes japoneses a base de harina de trigo con un toque de vinagre, az¨²car y sal. Tienen una hendidura horizontal rellena de carne, vegetales u otras delicias. Ya hay varios restaurantes que los proponen como plato casi ¨²nico en el men¨². Si siguen as¨ª pueden acabar haci¨¦ndole la competencia a la sant¨ªsima hamburguesa. Pero en vez de una hay que comerse tres.

Desde New York. Pero la cosa tiene m¨¢s miga. Toda la vida tratando de no abalanzarnos sobre el pan como si no hubiera un ma?ana y, aparte del bao, no hay moderno que no se zampe un bagel despu¨¦s de subirse tres pisos con la bicicleta al hombro, como si estuviera en Williamsburg. Los bagels van camino de instalarse en nuestras costumbres como el k¨¦tchup, los cupcakes o las palomitas de ma¨ªz. Y todo por las pel¨ªculas, porque solo hab¨ªamos visto bagels en las calles de Nueva York. Ahora los tenemos hasta en El Corte Ingl¨¦s.

Y del pan al Tino, Tino Casal. Aqu¨ª no tuvimos a Bowie pero disfrutamos de Tino Casal. De su m¨²sica ¡ªChamp¨² de huevo, Embrujada, Eloise¡ª y su impactante compa?¨ªa. Antes de Gagas y Gagos, ¨¦l ya era espectacular. Habitual de la noche, ultrabronceado, extravagante. Mismo look de estrella tanto fuera del escenario como dentro de ¨¦l. Y si escuchamos Eloise, la versi¨®n del cl¨¢sico del 68 que grab¨® en el 87, todav¨ªa se nos ponen los pelos de punta como a los punks, los nuevos rom¨¢nticos o los h¨¦roes del Glam.

Tino Casal vuelve 25 a?os despu¨¦s del tr¨¢gico accidente que se lo llev¨® de sopet¨®n. Un recopilatorio de su obra, una propuesta de hijo predilecto de Oviedo ¡ªpor asturiano¡ª y pronto, en el Museo del Traje madrile?o, una muestra sobre ¨¦l. Tino vuelve, quiz¨¢s nunca se fue.