Asexuales: ?La cuarta orientaci¨®n sexual?
Varios asexuales explican por qu¨¦ reclaman ser reconocidos como una opci¨®n sexual, equiparable a la heterosexualidad, la homosexualidad o la bisexualidad
La pajarita de Rafael es m¨¢s que una cuesti¨®n est¨¦tica. Sus colores (gris, negro, blanco y morado) simbolizan qui¨¦n es, y lanzan un mensaje claro: soy asexual. No c¨¦libe, ni casto, ni inmaduro, ni impotente. Tampoco inexperto o traumatizado. Simplemente, no experimenta atracci¨®n sexual. Algo que, seg¨²n los estudios llevados a cabo por el sex¨®logo Anthony F. Bogaert, le ocurre a un 1% de la poblaci¨®n, unas 70 millones de personas en todo el mundo.
Al principio, eran una inc¨®gnita dentro de la ecuaci¨®n del deseo. El pionero informe Kinsey los defini¨® como "X" en su escala, porque sent¨ªan nula atracci¨®n hacia hombres y mujeres. Los colores que ahora enarbolan para visibilizarse, homenajean el trabajo del sex¨®logo: "Cada uno simboliza una de las opciones y el morado, la comunidad", explica Rafael. ?l, astrof¨ªsico de 27 a?os, tambi¨¦n fue una inc¨®gnita para s¨ª mismo. En la adolescencia se sab¨ªa diferente al resto, porque no atraves¨® el cl¨¢sico despertar sexual. No le interesaban los chicos ni las chicas. Murmuraban que era "rarito" u homosexual, pero no le preocupaba en exceso. "En el colegio sufr¨ª bullying, as¨ª que cuando llegu¨¦ al instituto me daba igual lo que me dijeran", aclara.
Google le puso nombre a lo que le ocurr¨ªa: era asexual. "No fue un descubrimiento traum¨¢tico, simplemente supe que era algo perfectamente normal que le ocurr¨ªa a mucha m¨¢s gente", dice. "Cuando estoy en la discoteca y el resto ven a alguien atractivo, dicen eso de 'yo me acostar¨ªa con ¨¦l o ella'. A m¨ª no me pasa, puedo decir que es atractivo, o guapo o simp¨¢tico, y que me gustar¨ªa estar con ella con sof¨¢, peli y manta. Pero no me sale el 'melofo' ese", aclara.
Sientes que tienes que aparantear deseo sexual para encajar con los dem¨¢s
Tambi¨¦n descubri¨® que exist¨ªa una amplia comunidad virtual de asexuales, Asexuality Visibility and Education Network (AVEN) y su filial para hispanoablantes, AVENes, que compart¨ªan experiencias y vivencias de una orientaci¨®n poco conocida y muy proclive a falsos mitos. "Te sientes muy alien¨ªgena, porque no puedes empatizar con los dem¨¢s. Sientes que tienes que fingir o aparentar para encajar", cuenta Marcia, una chica asexual amiga de Rafael. Aunque estudiaban en la misma universidad, ambos entraron en contacto por uno de sus foros, hablando sobre Naoko, un personaje de la novela Tokio Blues de Haruki Murakami. "Es un retrato 200% realista. Ella se echa la culpa de no poder tener sexo con su novio, e incluso intenta tener una relaci¨®n con una chica, y tiene episodios de sexo no claramente consentido... es una asexual de libro", dice Marcia.
Asexual no significa "nada de sexo"
Ambos han tenido relaciones de pareja, pero ninguna satisfactoria. "Yo solo tuve una, y no hubo relaciones sexuales pero tampoco fue un problema, porque aunque no lo supiera creo que la otra persona tambi¨¦n era asexual. As¨ª que yo nunca me he sentido forzado en ese sentido, he tenido suerte", explica Rafa. Para ella, la situaci¨®n fue diferente. En su segunda relaci¨®n ya pon¨ªa nombre a lo que le ocurr¨ªa, y su novio se esforz¨® por entenderlo y respetarla: "Pero a¨²n as¨ª, sientes una presi¨®n social muy grande, por parte de la familia, del entorno.. cosas que potencian que cualquier momento en el que se ponga especialmente pesado, cedas, porque sientes que eres una mala pareja o que tu amor vale menos si es incompleto", asegura. Otros casos, como el del antrop¨®logo Javier Le¨®n, autor del libro Asexualidad: ?se puede vivir sin sexo?, evidencian que la vida de pareja y la asexualidad son perfectamente compatibles.
Ellos ejemplifican lo heterog¨¦neo del colectivo, al que es un error encapsular en unas tendencias delimitadas. Hablamos de un espectro amplio que incluye una infinidad de variantes que empiezan por separar dos conceptos que social e hist¨®ricamente est¨¢n ligados: la atracci¨®n sexual y la rom¨¢ntica. Para ellos, no lo est¨¢n. Pueden, como Marcia, no tener inter¨¦s sexual y s¨ª rom¨¢ntico en sus relaciones (alorrom¨¢nticos) o experimentar atracci¨®n sexual solamente cuando hay un lazo emocional (demisexuales). Un glosario complejo, que suele ser pasto de reduccionismos. "Se admite que puede haber gente desinteresada en el sexo. Lo que ocurre es que se simplifica el no sentir atracci¨®n sexual y se equipara a un comportamiento no sexual y de ah¨ª una vida de monje", aclara Marta Torca, activista de la asociaci¨®n.
Muchos asexuales, de hecho, mantienen relaciones habitualmente. Bien por complacer a su pareja, por procrear o porque, en determinadas situaciones, s¨ª que llegan a sentir deseo espor¨¢dico (los grisexuales). Y pueden disfrutar del sexo. "Adem¨¢s, ah¨ª entran en juego lo que consideremos relaciones sexuales, porque no todo se reduce al coito", precisa Rafa. La masturbaci¨®n tampoco es ning¨²n tab¨²: "A veces puedes hacerlo por una necesidad fisiol¨®gica, pero no evocas a una persona ni a una situaci¨®n", explica. Marcia a?ade una met¨¢fora: "Una vez alguien lo defini¨® como cuando tienes muchas ganas de comer, pero vas a la nevera y al abrirlo ves que no te gusta nada. Algo as¨ª", dice. Son conscientes de que la batalla de la comprensi¨®n se presenta larga: "La asexualidad es muy diversa y hacer llegar esa diversidad va a costar. Hacer entender que una persona puede tener relaciones sexuales, pareja que s¨ª sienta atracci¨®n sexual, masturbarse, tener impulso sexual (diferente de atracci¨®n) y a¨²n as¨ª seguir siendo asexual", apunta Torca.
Algunos sex¨®logos llegan a recomendar que te fuerces a ti mismo a tener sexo para curarte
Activismo y visibilizaci¨®n
Hace un a?o, la comunidad virtual empez¨® tambi¨¦n a organizar quedadas presenciales. Pero Marcia y Rafa detectaron una falla importante, aunque solo parezca un matiz: "Se convocaba a gente con asexualidad, no a asexuales. Como si fuera un problema o algo que padeces", recuerda ella, dibujando en el aire las tres letras de la preposici¨®n. Ese fue el germen de la asociaci¨®n que fundaron en febrero de 2016, la primera de Espa?a: Asexual Community Espa?a (ACE), enfocados a la visibilizaci¨®n y el activismo del colectivo. Pretenden luchar, entre otras cosas, contra esa preposici¨®n maldita. Y contra los tratamientos que tratan de corregir su condici¨®n: "Algunos sex¨®logos llegan a recomendar que te fuerces a ti mismo a tener sexo para curarte", apunta Marcia.
En 2013, la asexualidad dej¨® de ser considerada trastorno por el Manual diagn¨®stico y estad¨ªstico de los trastornos mentales (DSM-IV), pero seg¨²n denuncian, siguen existiendo profesionales que lo prescriben como patolog¨ªa. Y ponen ejemplos: "Hace poco una uni¨®n de sex¨®logos public¨® un art¨ªculo afirmando que los asexuales ten¨ªamos un error de concepto, y un trastorno larvado en la infancia. Incluso nos han comparado con estrellas de mar", dice Marcia. Ellos apelan a estudios como el de la sex¨®loga Lori Brotto o Bogaert, que desmitifican una de las ideas m¨¢s extendidas. La que sostiene que la asexualidad est¨¢ motivada por alg¨²n trauma.
Los asexuales sufren el cuestionamiento constante de su condici¨®n
Algo que tambi¨¦n detectan en el ¨¢mbito social. Los asexuales se sienten continuamente cuestionados, porque la incredulidad es la reacci¨®n dominante cuando confiesan que no experimentan atracci¨®n sexual: "Eso no puede ser", "es que no has tenido una buena experiencia", "no has conocido a la persona adecuada", "?no ser¨¢s homosexual?", "?te has mirado las hormonas? Igual es un problema de l¨ªbido", son las preguntas que les desgastan a diario.
Por eso acogen con agrado iniciativas como la del anuncio de colchones Flex, que trataba de ahuyentar ciertos t¨®picos que arrostran los asexuales, como que sufren aversi¨®n al sexo. Adem¨¢s, la campa?a ayud¨® a acercar la realidad a mucha gente que, por cuestiones generacionales, no formaba parte de la comunidad virtual y desconoc¨ªa incluso el concepto: "Nos ha escrito una mujer de 50 a?os que conoci¨® la asexualidad por eso, y se sinti¨® identificada. Nunca le hab¨ªa puesto nombre, y lleva toda una vida forzando el deseo, con hijos y marido, pero sin entenderse a s¨ª misma. Es una vivencia que si la vives en soledad, puede llegar a ser alienante", dice Marcia.
En una sociedad hipersexualizada, afirman que los hombres se llevan la peor parte, aunque tampoco es sencillo para las mujeres: "La idea de la masculinidad est¨¢ muy asociada con el sexo, el que no lo tiene parece que es menos hombre. Una chica puede quitarse a un plasta de encima y sale aplaudida porque est¨¢ ejerciendo su libertad a decir no. Pero si una chica guapa se insin¨²a a un chico, le dice que no y al momento es maric¨®n y tiene que aguantar bromas y pullas", explica Marta Torca. El propio Rafa afirma vivir situaciones muy similares: "A una chica particularmente insistente, le tuve que decir que se iba a ir con el calent¨®n a casa", recuerda.
Adem¨¢s de liberar de estigmas al colectivo, su agenda pol¨ªtica es m¨¢s ambiciosa: buscan ser reconocidos como la cuarta orientaci¨®n. "Consideramos la asexualidad como una orientaci¨®n sexual equiparable a homosexualidad, bisexualidad o heterosexualidad. Es una idea que ya viene del a?o 1979, con el modelo de Storms", dice Torca. Estiman que si no se abre el marco de la diversidad sexual, siempre estar¨¢n al margen. Marcia vuelve a echar mano de las met¨¢foras: "Si t¨² eres calvo y te preguntan tu color de pelo, puedes decir: soy calvo como color de pelo, o es que no tengo pelo. Lo mismo ocurre con la orientaci¨®n, que tiene que reconocerse. Nos gustar¨ªa que existiese como opci¨®n: porque si eres calvo no eres ni pelirrojo ni moreno ni rubio. Eres calvo". Los asexuales ya no son ninguna "X", pero a¨²n tienen inc¨®gnitas que despejar.
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