Por qu¨¦ el disco m¨¢s caro del mundo est¨¢ en manos del hombre m¨¢s odiado
Qu¨¦ trama el pol¨¦mico empresario farmac¨¦utico al pagar 1,7 millones de euros por un disco que no ha escuchado nadie
Un villano. Una banda de raperos. Conspiraciones farmac¨¦uticas. Una caja fuerte secreta en Marrakech. Hillary Clinton y Donald Trump poni¨¦ndose por primera vez de acuerdo en algo. El misterio que rodea el lanzamiento del ¨²ltimo disco del grupo Wu-Tang Clan es un fascinante thriller. Entre otras cosas, porque el ¨²nico ejemplar ha acabado en manos del que, seg¨²n acu?¨® la BBC, es el tipo m¨¢s odiado del mundo, Martin Shkreli, un pol¨¦mico empresario que compr¨® la patente del f¨¢rmaco que trata el sida y otras enfermedades y aument¨® su precio un 5.000 %: una pastilla costaba 12 euros y ahora llega a los 672 euros. Como colof¨®n, esta historia tiene su parte de frustraci¨®n: la mayor¨ªa de nosotros no estaremos vivos para presenciar c¨®mo se resuelve la intriga, cuyo desenlace no tendr¨¢ lugar hasta el a?o 2103.
Todo empieza por culpa de un enemigo muy recurrente en estos tiempos: la pirater¨ªa. Harto de que la pirater¨ªa haya destruido el valor de la m¨²sica, el l¨ªder de la legendaria banda de rap neoyorquina Wu-Tang Clan decidi¨® grabar un ¨²ltimo disco y convertirlo en el ¨¢lbum m¨¢s preciado ¨Cliteral y metaf¨®ricamente¨C de la historia de la m¨²sica. Robert Diggs (Nueva York, 47 a?os), cuyo nombre art¨ªstico es RZA, dirige la banda como un dictador, sin que nadie cuestione su autoridad, en sus propias palabras. Su mezcla de pistas, voces y efectos, con letras callejeras que mezclaban referencias a las artes marciales con m¨¢ximas del movimiento Five Per Cent Nation (uno de los grupos por la lucha afroamericana m¨¢s pol¨¦micos), siguen influyendo a los mejores raperos actuales, como Drake o Kanye West. Tras explotar la marca Wu-Tang (incluyendo la producci¨®n de nuevos raperos, una l¨ªnea de ropa y hasta una peluquer¨ªa) y dar tumbos art¨ªsticos y personales durante a?os, el disco Once upon a time in Shaolin es una despedida a lo grande para los Wu-Tang Clan: solo existe una copia editada, que permanecer¨¢ oculta durante 88 a?os.
El objetivo de? Martin Shkreli era comprar la patente de medicamentos para enfermedades minoritarias y mejorar su efectividad, lo cual podr¨ªa haberle convertido en un h¨¦roe, pero la historia no acaba aqu¨ª. Martin tramaba un mal¨¦fico plan
La edici¨®n del ¨¢lbum es exquisita. Un doble CD con 31 canciones, gestado durante 6 a?os y acompa?ado de un libro de 174 p¨¢ginas encuadernado en piel. Ambos tesoros van metidos en una caja dise?ada por un artista marroqu¨ª. En la ciudad de Marrakech fue donde, custodiado en una caja fuerte, el disco y el libro esperaban encontrar comprador: la ¨²nica edici¨®n de Once upon a time in Shaolin ser¨ªa subastada al mejor postor. Los interesados, junto a unos afortunados fans que ganaron un concurso, pudieron escuchar 13 minutos del ¨¢lbum en una sala privada del MoMA (el museo de arte moderno de Nueva York), en una experiencia que el propio Diggs defini¨® como "un concierto de Mozart", comparando?Once upon a time in Shaolin con la Mona Lisa. Los cr¨ªticos asistentes se mostraron entusiasmados con esos 13 minutos, en los que las bases de hip-hop electr¨®nico se fund¨ªan con voces pregrabadas como la de Cher. Las cr¨ªticas fueron tan efusivas que Once upon a time in Shaolin se coron¨® como el ¨¢lbum del momento mejor considerado por los expertos, tras ponderar las cr¨ªticas publicadas en medios especializados.
Los fans de la banda se mostraron indignados por esta iniciativa, aunque Robert Diggs defend¨ªa que es "lo opuesto al elitismo". T¨¦cnicamente, Diggs dice la verdad: el largu¨ªsimo contrato que el comprador deb¨ªa firmar estipulaba que, durante esos 88 a?os, no estaba autorizado a comercializar el disco, pero s¨ª pod¨ªa publicarlo gratuitamente si as¨ª lo deseaba. Esa era la intenci¨®n del Kickstarter promovido por fans de Wu-Tang Clan, con el que pretend¨ªan comprar el disco y compartirlo con el mundo entero. Desgraciadamente, los escasos 14.000 euros que recaudaron no pudieron competir con los ?dos millones de d¨®lares! (1,7 millones de euros) que pag¨® el ganador de la subasta: un desalmado que, como el buen villano de c¨®mic que es, no tiene la menor intenci¨®n de compartir el preciado tesoro musical. Es, de lejos, el disco m¨¢s valorado de la historia. El segundo puesto lo ocupa un ejemplar personal de Ringo Starr del primer disco de su grupo, los Beatles, con el n¨²mero de copia 0000001. Una joya que, sin embargo, se vendi¨® por 790.000 d¨®lares (704.000 euros), muy alejado de los dos millones que desembols¨® Martin Shkreli por el de Wu-Tang Clan.
Se dijo que el comprador misterioso era Quentin Tarantino. La casa de subastas Paddle8 se mantuvo firme al respetar su anonimato. Sin embargo, el comprador en cuesti¨®n es el tipo con m¨¢s ganas de llamar la atenci¨®n del planeta, Martin Shkreli. En un asombroso giro de los acontecimientos, la ¨²nica copia de?Once upon a time in Shaolin acumula polvo ¨CShkreli todav¨ªa no lo ha escuchado, y lo compr¨® en noviembre del a?o pasado¨C en casa del hombre m¨¢s odiado del mundo, t¨ªtulo con el que le bautiz¨® la BBC y que ¨¦l parece disfrutar con cierta perversi¨®n.
Martin Shkreli (Nueva York, 33 a?os) naci¨® el 1 de abril, d¨ªa de los inocentes en Estados Unidos, en una familia de inmigrantes albaneses. Sus padres trabajaban como bedeles, pero ¨¦l ten¨ªa otros planes: a los 19 a?os se gradu¨® en la universidad y fund¨® diversas compa?¨ªas farmac¨¦uticas. Su objetivo era comprar la patente de medicamentos para enfermedades minoritarias y mejorar su efectividad, lo cual podr¨ªa haberle convertido en un h¨¦roe y un salvador, pero la historia no acaba aqu¨ª. Martin tramaba un mal¨¦fico plan.
Como parte del acuerdo, Martin Shkreli y Robert 'RZA' Diggs fueron a comer juntos. Cuando Diggs le ofreci¨® a Shkreli escuchar m¨¢s canciones del disco antes de formalizar la compra, este le respondi¨® que su asistente los escuchar¨ªa. ?l no ten¨ªa tiempo
Shkreli subi¨® el precio de Daraprim, un medicamento que trata la toxoplasmosis (infecci¨®n parasitaria que afecta a sistemas inmunol¨®gicos debilitados como los de las embarazadas o los enfermos de sida), de 12 euros la pastilla a 672. Este aumento del 5.000 % en el precio de un medicamento es una pr¨¢ctica habitual en la industria farmac¨¦utica, porque al tratarse siempre de enfermedades de nicho el esc¨¢ndalo nunca trasciende: la mayor parte de la poblaci¨®n ni se entera. Pero esta vez s¨ª, y no ha sido casualidad. El car¨¢cter exc¨¦ntrico y arrogante de Shkreli le convert¨ªa en un villano perfecto para la prensa y para que los pol¨ªticos se hicieran los h¨¦roes. Hillary Clinton tuite¨® que como presidenta eliminar¨¢ las leyes que amparan estas pr¨¢cticas. Si una compa?¨ªa quisiera reproducir Daraprim y venderlo de nuevo a 12 euros, no podr¨ªa, porque Shkreli tiene exclusividad sobre el producto y puede hacer lo que quiera con ¨¦l. Por su parte, Donald Trump dijo que Shkreli "tiene pinta de un ni?ato malcriado".
A Martin Shkreli le dio pena este ataque. "Mis padres eran bedeles; ¨¦l [Trump] hered¨® todo su dinero", compar¨®, "que le jodan. Y yo que cre¨ªa que ¨ªbamos a ser amigos". Cuando Shkreli se convirti¨® en una herramienta pol¨ªtica (al fin y al cabo, sus pr¨¢cticas llevan a?os sucediendo en la industria farmac¨¦utica), la prensa se volvi¨® loca por ¨¦l. Su defensa parec¨ªa sacada de El lobo de Wall Street: "Mi trabajo es maximizar los beneficios de mis inversores. Es como si criticaran a un jugador de baloncesto por encestar demasiados puntos". Cuanto m¨¢s violentas eran las reacciones en redes sociales (que le defin¨ªan como "un soci¨®pata en bancarrota moral" o "todo lo que est¨¢ mal en el capitalismo"), m¨¢s arriba se ven¨ªa ¨¦l, asegurando que deber¨ªa haber subido el precio m¨¢s a¨²n. Cuando le preguntaron si se arrepent¨ªa, Shkreli mir¨® a la c¨¢mara, sonri¨® y dijo: "No".
A Martin le gustan las met¨¢foras. Estas fueron algunas de las explicaciones que dio: "[Daraprim] era hasta ahora como vender un Aston Martin al precio de una bicicleta" o "la entrada de Disneylandia ha subido de 3 euros 95 en los ¨²ltimos 45 a?os". Ante la ola de odio, prometi¨® bajar el precio de Daraprim. Cuatro meses despu¨¦s a¨²n no lo ha hecho. Martin Shkreli parece disfrutar con esta atenci¨®n medi¨¢tica y responde a las cr¨ªticas en Twitter con letras de Eminem.
No cabe duda de que le gusta la m¨²sica. Entre sus exc¨¦ntricas posesiones (que incluyen una m¨¢quina Enigma original dise?ada por Alan Turing) est¨¢ la tarjeta de cr¨¦dito de Kurt Cobain. En la ¨²ltima fiesta de Navidad de su empresa, Turing Pharma, Shkreli contrat¨® al grupo de rap Fetty Warp. "Muchos se sorprenden de que hayan accedido a venir", explicaba Shkreli, "pero por precio adecuado, esta gente har¨¢ lo que sea".
Y por dos millones, Martin Shkreli es el due?o de la ¨²nica copia que existe del disco mejor valorado de la historia. Wu-Tang Clan quiso ocultar por todos los medios la identidad del comprador de Once upon a time in Shaolin. Incluso publicaron un comunicado en el que aclaraban que cuando Shkreli compr¨® el ¨¢lbum, a¨²n no se hab¨ªa convertido en el monstruo medi¨¢tico que es hoy. Shkreli respondi¨® a la indignaci¨®n de los fans con un argumento tramposo, pero irrebatible: "No s¨¦ de qu¨¦ se quejan: nadie compr¨® el ¨²ltimo disco [de Wu-Tang Clan], ni el anterior, y costaban 10 d¨®lares". Como parte del acuerdo, Martin Shkreli y el l¨ªder de Wu-Tang Clan, RZA, fueron a comer juntos, y seg¨²n el empresario no tuvieron mucho de lo que hablar. Cuando RZA le ofreci¨® a Shkreli escuchar m¨¢s canciones del disco antes de formalizar la compra, este le respondi¨® que su asistente los escuchar¨ªa en su lugar porque ¨¦l no ten¨ªa tiempo.
Apodado por los medios americanos como el "Pharma Bro" (que podr¨ªa traducirse como "el farma-cu?ado"), a Martin Shkreli le encanta que le hagan caso. Mucho caso. Y tiene el dinero suficiente para conseguirlo, mediante pr¨¢cticas tan moralmente cuestionables como legales, en realidad. ?l dice que aunque mucha gente le odie, tambi¨¦n tiene fans que le piden aut¨®grafos y selfies.
Shkreli parece un malo de pel¨ªcula de otra ¨¦poca, de los que acarician gatitos en su regazo y se r¨ªen a carcajadas ante un mapa mundi, pero a la vez es el primer villano millennial. Quiz¨¢ ese sea su plan de dominaci¨®n mundial: quitarnos las medicinas y la m¨²sica.
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