¡®Supernanny¡¯

Hay que admitir que, esta vez, Trump se contuvo. En el debate contra Hillary Clinton, no sugiri¨® que alguien de la Asociaci¨®n Nacional del Rifle podr¨ªa volarle los sesos a su rival. Ni que ella fuese incapaz de satisfacer a su marido en la cama. Ni que sus ideas pol¨ªticas se debiesen al impacto psicol¨®gico de la menstruaci¨®n. Ni siquiera cumpli¨® su amenaza de invitar al debate a una examante de Bill Clinton. Dados los antecedentes, es lo m¨¢s comedido que pod¨ªa esperarse de ¨¦l.

La pelea del siglo por la presidencia de Estados Unidos, uno de los espect¨¢culos con mayor audiencia en el mundo, pareci¨® m¨¢s bien un cap¨ªtulo de Supernanny. Una Hillary pausada y sonriente repet¨ªa "No, Donald. P¨®rtate bien, Donald" mientras el bulldog Trump se crispaba, se enfadaba, interrump¨ªa y se revolcaba en su propia rabia, aunque eso s¨ª, con el tup¨¦ indestructible. Su ataque m¨¢s violento: "Yo ense?o mi declaraci¨®n de impuestos si ella ense?a sus mails", el equivalente pol¨ªtico de "le he pegado a mi hermana pero ella empez¨®".

Clinton sent¨® c¨¢tedra de experiencia como estadista y Trump cont¨® exageraciones y mentiras (el diario The Guardian ha detectado 18 falsedades en su discurso). Pero ?qui¨¦n gan¨®? Eso es otro tema. El sondeo de CNN la dio ganadora a ella. El de Time declar¨® un empate. Para los espectadores de CNBC gan¨® ¨¦l.

Los candidatos son actores que deben encarnar los estados de ¨¢nimo de su p¨²blico. Hillary Clinton dirigi¨® su discurso a la cabeza. Donald Trump apunt¨® al h¨ªgado. Quien gane depender¨¢ de con cu¨¢l de esos dos ¨®rganos decidan votar los americanos.