Diccionario
La versi¨®n digital del DLE permitir¨¢ actualizar en tiempo real la profusi¨®n de neologismos, anglicismos y nuevas acepciones de palabras viejas
El diccionario por antonomasia, ese al que seguimos llamando de la Real Academia Espa?ola pero pronto conoceremos como DLE (de la lengua espa?ola), se ha hecho digital. Ya hab¨ªa una versi¨®n digital, desde luego, pero ahora ser¨¢ digital como primera opci¨®n, digital por inmersi¨®n y convicci¨®n, digital a cascoporro. Son buenas noticias.
La nueva forma de trabajo permitir¨¢ a los acad¨¦micos y ling¨¹istas actualizar en tiempo real la profusi¨®n incesante de neologismos, anglicismos y nuevas acepciones de palabras viejas, a menudo propuestas por una de las 24 academias de la lengua espa?ola repartidas por medio mundo. Eso en cuanto al tiempo.
Y luego est¨¢ el espacio, porque, a diferencia de lo que ocurre con los tradicionales dos tomos encuadernados en carton¨¦, en el soporte digital cabe todo. Esto no implica necesariamente que se recojan m¨¢s palabras, pero s¨ª que se ofrezcan m¨¢s explicaciones, acepciones, sin¨®nimos y ejemplos que ayuden a usarlas. Adem¨¢s, por supuesto, del distintivo de honor de la Red: los enlaces que convierten cualquier definici¨®n en una puerta de entrada al conocimiento en su conjunto.
Pero la iniciativa tambi¨¦n es importante por razones extraling¨¹¨ªsticas. Si el lector es usuario de la Wikipedia y sabe ingl¨¦s, habr¨¢ comprobado repetidamente el abismo que separa la versi¨®n espa?ola de la inglesa en esa enciclopedia libre. No ya por la cantidad de art¨ªculos, que tambi¨¦n, sino por su calidad. Y Wikipedia, por desgracia, no supone ning¨²n caso especial. Es un simple ejemplo de la brecha digital entre el ingl¨¦s y el espa?ol, que a su vez no es m¨¢s que un ¨¢ngulo de un problema muy grave de ¨ªndole m¨¢s general: la debilidad digital europea frente al coloso del otro lado del Atl¨¢ntico.
Suelo decir que si una chavala interesada en estudiar una carrera de Ciencias me pidiera un consejo, le dir¨ªa que, antes que la tabla peri¨®dica y el c¨¢lculo diferencial, antes que las ecuaciones de Newton y la estructura de la doble h¨¦lice del ADN, antes incluso que la geometr¨ªa y el ¨¢lgebra, aprendiera ingl¨¦s. Su vida ser¨¢ mucho m¨¢s f¨¢cil, y no solo porque el ingl¨¦s sea la lingua franca de la ciencia contempor¨¢nea, como antes lo fueron el alem¨¢n o el lat¨ªn, sino tambi¨¦n porque podr¨¢ acceder a unas fuentes cient¨ªficas de mucha m¨¢s calidad en esa lengua.
Pero ahora no hablamos de practicar la ciencia profesional, sino de todo lo dem¨¢s, empezando por la misma divulgaci¨®n cient¨ªfica, que no tiene por qu¨¦ ser mejor en ingl¨¦s que en espa?ol, salvo por nuestra desidia secular. Tomemos ejemplo del diccionario y, nunca mejor dicho, pong¨¢monos las pilas.
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