Sindicatos
Hoy en d¨ªa, la importancia de la posici¨®n pol¨ªtica de UGT o Comisiones Obreras es irrelevante
La libertad de expresi¨®n en Espa?a se encarn¨® en un hecho, que yo recuerdo festivo: hace 40 a?os que naci¨® este diario. En esa ¨¦poca, las cosas tend¨ªan a ser hist¨®ricas. El r¨¦gimen franquista daba de vez en cuando coletazos tr¨¢gicos (como Vitoria) o dejaba que en su seno crecieran los salvajes que realizaban venganzas ciegas, como sucedi¨® con los abogados de Atocha.
Las libertades sindicales se recuperaron tambi¨¦n envueltas en un ambiente festivo. Los muertos de Atocha sirvieron, por desgracia, para dar paso a aquello por lo que hab¨ªan luchado en vida. Comisiones Obreras y UGT, adem¨¢s de un sinf¨ªn de otras siglas, representaron, y todav¨ªa representan, la fuerza de la clase obrera y, en general, de todos los trabajadores cuando act¨²an juntos.
Quiz¨¢ es la lucha de clases la que ha muerto. Y quiz¨¢ por eso la presencia de los sindicatos es cada vez menor. Antes, no hace mucho, cada vez que hab¨ªa una cita electoral o una crisis pol¨ªtica, todo el mundo se preguntaba sobre cu¨¢l ser¨ªa la posici¨®n de los sindicatos. Hoy esa preocupaci¨®n existe solo de una manera muy limitada. La importancia de la posici¨®n pol¨ªtica de los sindicatos es irrelevante. Estos d¨ªas, con la enorme crisis que ha sacudido al PSOE, nadie se ha preguntado qu¨¦ pasaba con UGT, que fue su sindicato hermano, unas veces mayor y otras menor. Nadie en la pol¨ªtica puede olvidar la bronca que se mont¨® entre UGT y el PSOE con motivo de la decisi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez de entrar en la OTAN. A nadie le ha importado un ¨¢pice lo que pensaran ?lvarez o Toxo sobre el voto en contra de Rajoy o la abstenci¨®n.
En Madrid hay cientos de miles de afiliados a las dos grandes centrales sindicales. Y no ha habido ning¨²n acto pol¨ªtico en relaci¨®n con el PSOE. Muerta Izquierda Unida, el partido socialista es ya la ¨²nica referencia de estos sindicatos.
Y la cosa tiene sus bemoles, porque a las grandes centrales les va a tocar lidiar con problemas de una envergadura enorme, como la reforma laboral, y los m¨²ltiples recortes que el Gobierno de la derecha va a realizar en nombre de Bruselas.
Espa?a no est¨¢ peor que otros pa¨ªses de su entorno. Eso puede dar mucha satisfacci¨®n a la derecha, instalada en una situaci¨®n de perpetua impunidad. Pero es una satisfacci¨®n que lleva dentro un enorme riesgo: o los sindicatos son part¨ªcipes de la discusi¨®n y del modelo de sociedad del futuro en Europa, o podemos encontrarnos con una olla a presi¨®n que nadie va a poder apagar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.