Esther Duflo y la ciencia contra la pobreza
Economista y profesora en el MIT, de 43 a?os, Esther Duflo ha creado un laboratorio, con un m¨¦todo muy parecido al que emplea en los ensayos cl¨ªnicos, para dise?ar estrategias nuevas en la lucha contra un problema global.
DE PEQUE?A PENSABA que la vida de los m¨¢s pobres era ¡°el ¨²nico tema interesante sobre el que pensar¡±. Esta francesa ha logrado cambiar las pol¨ªticas para combatir la pobreza. Su m¨¦todo de investigaci¨®n se parece al que utiliza la medicina para averiguar si un medicamento funciona.
¡°Estamos cambiando el mundo. Lo estamos haciendo ya¡±. Esther Duflo pronuncia estas palabras justo antes de lanzarse a cruzar una calle huyendo de una lluvia torrencial.
Cuesta seguirle el ritmo a esta profesora de econom¨ªa. Tiene 43 a?os y acumula premios, incluido el Princesa de Asturias en Ciencias Sociales, en su despacho del MIT (Massachusetts Institute of Technology). Desde aqu¨ª lidera una revoluci¨®n en la lucha contra la pobreza con un enfoque original y radical, dos t¨¦rminos de los que ella reh¨²ye. ¡°Es verdad que al principio nos consideraban unos locos que criticaban a otras personas por lo que hac¨ªan: lo mismo de siempre¡±, admite.
A diferencia de muchos economistas, Duflo no tiene ideas preconcebidas de c¨®mo mejorar la vida de los m¨¢s pobres, pero s¨ª tiene muy clara la forma de averiguarlo: utilizando pruebas aleatorias controladas, muy parecidas a los ensayos cl¨ªnicos. ¡°La medicina selecciona aleatoriamente a personas para que se tomen el f¨¢rmaco y forma dos grupos. Si al final se encuentra alguna diferencia entre ellos se sabr¨¢ que se debe al medicamento. Lo que hacemos con las pol¨ªticas sociales es muy parecido. Imagina que quieres probar cu¨¢l es el impacto de introducir tabletas en los colegios. Lo que tienes que hacer es seleccionar aleatoriamente un grupo de escuelas en las que los ni?os recibir¨¢n las tabletas y otro grupo en el que no. Si comparas la evoluci¨®n de ambos grupos, sabr¨¢s cu¨¢l es el efecto del programa¡±.
Esther Duflo cre¨® en 2003 junto a dos profesores m¨¢s el laboratorio de la pobreza (J-PAL). Hoy son una red de 136 economistas.
Para impulsar este tipo de experimentos cre¨® en 2003 junto a dos profesores m¨¢s el laboratorio de la pobreza (J-PAL). Hoy son una red de 136 economistas dedicada a investigar y evaluar programas a base de pruebas aleatorias. As¨ª es como descubrieron que con un kilo de lentejas gratis para las familias la tasa de vacunaci¨®n se multiplicaba por seis. O que dar una vaca a los que sufren pobreza extrema y ense?arles a cuidarla (en vez de com¨¦rsela) mejoraba notablemente su situaci¨®n econ¨®mica al cabo de los tres a?os. ¡°Los experimentos tardan lo que tarde en aplicarse un programa. En algunos casos hemos estado siguiendo a gente durante 10 a?os.¡±
Antes de embarcarse en un ensayo es imprescindible viajar al terreno y conocer los problemas de primera mano. ¡°Me encantan estos viajes, son una recompensa. No creo que fuera posible hacer un buen trabajo sin pasar tiempo en los pa¨ªses en desarrollo. No soy la ¨²nica economista de mi campo que lo hace¡±.
La joya de la corona de estos economistas es un experimento para reducir el absentismo escolar. ¡°Lo m¨¢s efectivo y m¨¢s barato para que m¨¢s ni?os vayan a la escuela es darles una pastilla que les quite los par¨¢sitos intestinales¡±, asegura Duflo con rotundidad. Unos 600 millones de ni?os en edad escolar est¨¢n infectados con alg¨²n tipo de lombriz seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. Sin el tratamiento adecuado, estos par¨¢sitos limitan la absorci¨®n de micronutrientes. Los ni?os simplemente est¨¢n muy cansados para poder ir al colegio. Curarlos puede reducir el absentismo en un 25% e incrementar sus ingresos en el futuro. La idea convenci¨® al Gobierno de India: 140 millones de ni?os fueron tratados en las escuelas el pasado 10 de febrero. ¡°Esto es un logro nuestro, es un avance enorme¡±.
El ¨¦xito supone solo una peque?a batalla ganada contra la pobreza. ¡°No hay soluciones milagrosas. No llegaremos nunca a un punto en el que una ¨²nica teor¨ªa resuelva los problemas del mundo. Lo que s¨ª podemos hacer es empezar a comprender algunas piezas del puzle¡±.
La principal cr¨ªtica que recibe su investigaci¨®n es que demuestra que algo funciona en un contexto muy concreto, pero nada m¨¢s. ¡°Es un argumento coherente al que podemos empezar a responder. Los microcr¨¦ditos, por ejemplo. Se han realizado siete evaluaciones aleatorias en siete lugares muy diferentes y en ninguna de ellas se ha encontrado ning¨²n impacto. Podemos entonces estar razonablemente seguros de que los microcr¨¦ditos no son muy efectivos para reducir la pobreza porque lo hemos visto ya siete veces¡±.
El sector financiero se tom¨® muy mal en su d¨ªa estas conclusiones, pero luego algunas entidades empezaron a introducir cambios para adaptarse mejor a las necesidades de los m¨¢s pobres. El pragmatismo de Duflo se abre paso en los despachos de los Gobiernos (asesora a una veintena) y las ONG que reclaman pol¨ªticas basadas en pruebas. ¡°Cada vez hay m¨¢s gente interesada en los experimentos. Llevamos m¨¢s de 750 por todo el mundo. Es verdad que hay muchas cuestiones que generan inter¨¦s sobre las que no tenemos respuestas todav¨ªa. Dentro de 20 a?os sabremos mucho m¨¢s¡±.
Es m¨¢s que probable que para entonces el Nobel de Econom¨ªa luzca tambi¨¦n en su despacho. Hasta en eso esta t¨ªmida profesora liderar¨ªa otra revoluci¨®n: ser¨ªa la segunda mujer en conseguirlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.