La arbitrariedad de los dioses
NADAL, sin dejar de interesar a los aficionados al tenis, provoca ya la atenci¨®n de los leales al sufrimiento. No hab¨ªamos visto un partido de este deporte entero hasta que el mallorqu¨ªn comenz¨® a terminarlos con estas expresiones de congoja. El dolor, que para los hedonistas es una patolog¨ªa, para los temperamentos religiosos constituye una forma de alcanzar el ¨¦xtasis. Una forma manual, se entiende, pues al ¨¦xtasis se puede llegar de manera gratuita, aunque esta variante es una loter¨ªa: te toca o no y no hay manera de conocer el criterio por el que los dioses regalan a unos lo que otros han de ganarse a golpe de cilicio. La relaci¨®n de Nadal con el dolor contiene resonancias budistas, y cristianas, claro, pero nosotros preferimos ligarla a las tradiciones orientales.
Quiz¨¢ el tenis exija una inclinaci¨®n especial hacia la m¨ªstica. .
Quiz¨¢ el tenis exija una inclinaci¨®n especial hacia la m¨ªstica. Recuerdo haber le¨ªdo en la biograf¨ªa de Agassi que en alguna ocasi¨®n jug¨® despu¨¦s de haber ingerido ocho ibuprofenos: tal era el tama?o de su pesadumbre muscular. Y el propio Nadal confiesa al principio de la suya que los deportes de alta competici¨®n son malos para la salud. Para la salud f¨ªsica, se entiende, pero qu¨¦ hay de la ps¨ªquica. Agassi, que odiaba el tenis, alcanz¨® a trav¨¦s de su pr¨¢ctica un equilibrio existencial envidiable. En cuanto a Nadal, pocas personas, dentro o fuera del deporte, parecen m¨¢s estables que ¨¦l. Pagar¨ªamos por escuchar una conferencia suya sobre los beneficios del dolor. Esta foto no corresponde, por cierto, al final de un torneo perdido, sino al de uno ganado. ?Puede aspirarse a m¨¢s en materia de ascesis?
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