Acoso escolar
La educaci¨®n es una tarea que deben compartir padres y profesores
La brutal agresi¨®n en el patio de un colegio a una ni?a de ocho a?os que acab¨® en el hospital con m¨²ltiples lesiones ha hecho aflorar un grave problema presente en los centros educativos. La violencia, f¨ªsica y ps¨ªquica, en el seno de los colegios es una realidad, e intentar ignorarla, ocultarla o minimizarla no es la soluci¨®n. Solo asumiendo que los menores son objeto de vejaciones y palizas por parte de sus propios compa?eros ser¨¢ posible poner freno a un fen¨®meno que deber¨ªa escandalizar a todos, empezando por padres y profesores.
Es inadmisible que en casos como el denunciado estos d¨ªas en Palma de Mallorca no fueran los responsables del colegio quienes dieran la voz de alerta. Al fin y al cabo, era en sus instalaciones donde la ni?a fue arrojada al suelo y pateada repetidamente por un grupo de alumnos de entre 12 y 14 a?os (inimputables penalmente) a cuenta de una ri?a por un bal¨®n de f¨²tbol al t¨¦rmino del recreo.
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Este suceso se une a las escalofriantes cifras facilitadas por la Fiscal¨ªa de Bizkaia, que el a?o pasado recibi¨® 47 denuncias de acoso en el entorno escolar. Algunas tan flagrantes como la de una estudiante de bachillerato que necesit¨® escolta policial ante las constantes intimidaciones y amenazas, incluso de muerte, que recib¨ªa a trav¨¦s de mensajes clavados en su pupitre por parte de un compa?ero. Para descubrir al agresor fue necesario instalar c¨¢maras ocultas en el aula. Hay otros instrumentos tecnol¨®gicos al alcance de todos, como la aplicaci¨®n Alertcops, que permiten denunciar conductas delictivas. En a?o y medio de funcionamiento, este sistema ha impedido 63 casos de acoso escolar.
Detectar comportamientos que pueden derivar en acoso es una obligaci¨®n de la que la comunidad escolar no puede abdicar. Su deber no es ocultarlos o intentar que no trasciendan, sino todo lo contrario: ponerlos en conocimiento de las familias, la polic¨ªa y la Fiscal¨ªa.
Tampoco los padres pueden desentenderse y endosarles a los profesores toda la responsabilidad. Las competencias son ineludiblemente colegiadas. Es un principio b¨¢sico que la educaci¨®n ha de ser una tarea compartida y el proceso de aprendizaje y de socializaci¨®n de los ni?os se debe conjugar en dos ¨¢mbitos irrenunciables: el hogar y la escuela. De poco sirve aplicar una f¨¦rrea disciplina en un entorno si en el otro domina una completa dejadez. Instrumentos como los consejos escolares son esenciales para que padres y profesores act¨²en coordinadamente y transmitan a los ni?os valores c¨ªvicos de tolerancia y respeto.
Tan necesario como reforzar esa cultura de la educaci¨®n compartida es adoptar medidas preventivas y dise?ar protocolos de actuaci¨®n en los colegios, un plan de formaci¨®n espec¨ªfica al profesorado y una gu¨ªa para padres y alumnos. Es preciso tambi¨¦n aplicar el Plan para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus Entornos, ratificado por los Ministerios de Educaci¨®n e Interior en 2007. Conocer la dimensi¨®n del problema, a trav¨¦s del prometido registro estatal de acoso, es la mejor manera de atajarlo. Pero adem¨¢s de voluntad pol¨ªtica, hace falta dotarlo de medios para que funcione eficazmente.
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