Los revolucionarios de la biotecnolog¨ªa
LA GEN?TICA HUMANA esconde cartas diab¨®licas que condenan el destino de los reci¨¦n nacidos desde su concepci¨®n. La lista de maldiciones es larga e imposible de resumir: dolencias cong¨¦nitas que se presentan en los paritorios, los primeros d¨ªas de vida, o mucho despu¨¦s. El resultado de una loter¨ªa gen¨¦tica negra en la que casi todos adquirimos un boleto al nacer: alteraciones silenciosas del ADN presentes en la pareja, invisibles al no causar en ellos mal alguno, pero que arrastrar¨¢n sus futuros hijos de por vida en el caso de que las reciban tanto del padre como de la madre. ¡°El 85% de las personas tienen mutaciones recesivas, y no lo saben¡±, dice Carlos Sim¨®n (Bu?ol, 1961), especialista en medicina reproductiva, reputado investigador cl¨ªnico de la Universidad de Valencia y la Universidad de Stanford, y fundador de Igenomix, una compa?¨ªa de biotecnolog¨ªa convertida en multinacional. Sim¨®n se ha propuesto conjurar estas maldiciones de la biolog¨ªa usando las cartas de la gen¨®mica. Aspira a evitar las trampas que tienden los genes mutados en los nacidos mediante reproducci¨®n asistida. ¡°Obtener un ni?o sano en casa. Es lo que desean todas las parejas que quieren y no pueden concebir¡±, resume.
Hay un momento clave en la vida de este viajero incansable y aficionado al running. Durante uno de los ¨²ltimos a?os de estudiante de la carrera de Medicina, el catedr¨¢tico Antonio Ba?olas le llam¨® para que le ayudara a asistir a su primer parto. Recuerda que no paraba de sudar ¨Ca¨²n conserva la mascarilla y los guantes que us¨®¨C, pero qued¨® impresionado por la pericia del m¨¦dico para sacar al beb¨¦. Desde ese momento, decidi¨® dedicarse a la ginecolog¨ªa. Mucho despu¨¦s, tras convertirse en un cient¨ªfico h¨ªbrido, con experiencia en la cl¨ªnica y como investigador en el laboratorio, sigue vigente una pregunta con la misma respuesta. ¡°En este mundo, repleto de problemas trascendentes, ?existe algo m¨¢s importante que la salud de nuestros hijos?¡±. Sim¨®n es coautor de un estudio gen¨¦tico exploratorio en 2.000 parejas heterosexuales, cuyos resultados arrojan que en un 5% de los casos ¨¦l y ella llevaban a cuestas las mismas mutaciones silenciosas. Si hubieran decidido tener un hijo, existir¨ªa una posibilidad de cada cuatro de contraer la maldici¨®n.
¡°El debate de los transg¨¦nicos es puramente ideol¨®gico. No hay un solo dato cient¨ªfico que demuestre que son peligrosos¡±, dice Daniel Ram¨®n.
¡°Al contrario de lo que la gente piensa, la naturaleza no es sabia. Si as¨ª fuera, no existir¨ªan estas mutaciones¡±. La idea aterroriza: un ni?o sufriendo atrozmente durante 20 a?os hasta quedarse ciego antes de morir sin remedio. ¡°Habr¨¢ acabado con la salud y la ilusi¨®n de sus padres, adem¨¢s de haberlos arruinado¡±, dice Sim¨®n. ¡°El gasto medio del tratamiento de un ni?o con fibrosis c¨ªstica es de hasta cuatro millones de euros¡±. En 1994, cre¨® un grupo de investigaci¨®n dentro del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) con el reto de luchar para que los hijos concebidos mediante reproducci¨®n asistida no heredaran las enfermedades gen¨¦ticas de sus padres. No se pod¨ªa perder el tren de la gen¨®mica, que no ha parado de acelerar desde que en 2000 el presidente estadounidense Bill Clinton apadrinase la presentaci¨®n del genoma humano por parte de un consorcio mundial de cient¨ªficos.
As¨ª surgi¨® Igenomix, compa?¨ªa valenciana con laboratorios en Nueva York, Miami, Los ?ngeles, Montreal, Ciudad de M¨¦xico, S?o Paulo, Nueva Delhi y Dub¨¢i. Recientemente ha trascendido que la firma Charme Capital lidera la compra de un paquete mayoritario de Igenomix para su mayor expansi¨®n internacional y conservando el n¨²cleo de investigaci¨®n en Espa?a. ¡°El a?o pasado ayudamos a m¨¢s de 35.000 parejas a cumplir su sue?o¡±, explica Sim¨®n. Con t¨¦cnicas que escrutan los genes y los cromosomas de los embriones sin da?arlos para implantar solo aquellos que dar¨¢n lugar a una descendencia libre de enfermedades; o que analizan el ¨²tero en mujeres con m¨¢s dificultad para concebir para determinar cu¨¢l es el mejor momento para transferirlos. ¡°La mayor discriminaci¨®n gen¨¦tica que pueda cometer una sociedad que t¨¦cnicamente cuenta con los medios adecuados es no evitar el nacimiento de ni?os con defectos gen¨¦ticos y cromos¨®micos que los matan al nacer, en la adolescencia o madurez¡±. Como investigador de la Universidad de Stanford, Sim¨®n ha mantenido encuentros y charlas con jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos, de amplio espectro ideol¨®gico. ¡°En 20 a?os no he encontrado a nadie que justifique o defienda el nacimiento de un ni?o enfermo con un mal incurable que acabar¨¢ mat¨¢ndolo¡±.
El padre de este cient¨ªfico falleci¨® cuando ¨¦l ten¨ªa tres a?os y su madre le explic¨® que tendr¨ªa que ganarse la vida para costear los estudios. Lo logr¨® a base de becas y de trabajos ocasionales de verano. A?os despu¨¦s, rubric¨® con Igenomix la historia de una compa?¨ªa espa?ola biotecnol¨®gica de ¨¦xito, con un crecimiento del 50% y una facturaci¨®n anual de 30 millones de euros. ¡°No resulta f¨¢cil crear ciencia en Espa?a, y menos en un campo donde se colisiona con la ¨¦tica y religi¨®n de algunos¡±, concluye Sim¨®n.
La biotecnolog¨ªa siempre ha sido el portaaviones de la ciencia espa?ola. Un buque insignia ensamblado bajo la influencia de la obra del Nobel Severo Ochoa y el legado con su nombre: el Centro de Biolog¨ªa Molecular (CBM). Jos¨¦ Antonio L¨®pez, director del departamento de Cultura Cient¨ªfica e investigador en este centro dependiente de la Universidad Aut¨®noma y el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), sintetiza: ¡°El talento espa?ol ni sobra ni falta. Hay suficiente como para arrancar y garantizar el desarrollo de empresas del sector en Espa?a. Lo que necesitan es apoyo financiero¡±. El paisaje es a¨²n m¨¢s confuso cuando en Internet circulan titulares como La biotecnolog¨ªa espa?ola ya factura tanto como el turismo, citando el informe para 2015 de la Asociaci¨®n Espa?ola de Empresas Biotecnol¨®gicas (Asebio) seg¨²n el cual las compa?¨ªas que afirman estar relacionadas con la biotecnolog¨ªa aportan el 10,35% del PIB. Cuando envi¨¦ la noticia al correo de algunos referentes en la materia se quedaron estupefactos. ¡°Es una bonita exageraci¨®n¡±, ¡°Me resulta dif¨ªcil de aceptar¡±. Lo cierto es que el informe original no cita el turismo, y especifica que las empresas que solo hacen biotecnolog¨ªa aportan un 0,73% del PIB. La cifra que constata Asebio para 2014 es de casi 7.500 millones de euros anuales. ?Es todav¨ªa una buena noticia?
¡°no resulta f¨¢cil crear ciencia en espa?a, y menos en un campo donde se colisiona con la ¨¦tica y la religi¨®n de algunos¡±.
¡°Las empresas puramente biotecnol¨®gicas son muy peque?as y en general aportan poco¡±, contesta Jos¨¦ Luis Garc¨ªa L¨®pez, del Centro de Investigaciones Biol¨®gicas (CIB) del CSIC. ¡°No se est¨¢ haciendo nada especial desde el Gobierno para apoyar a este sector, pero tampoco se est¨¢ haciendo nada en contra, lo cual es bueno. En algunos pa¨ªses, estas empresas son tab¨². El sector tira por sus propios m¨¦ritos e impulsos de su gente y porque tiene mucho futuro¡±.
Paulino G¨®mez-Puertas, del Grupo de Modelado Molecular del CBM, es de los que siguen este tipo de impulsos. Tuvo una experiencia emocional muy fuerte cuando asisti¨® en 2007 a un congreso en Zaragoza al que acudieron los miembros de la Asociaci¨®n Espa?ola del S¨ªndrome de Cornelia de Lange junto con sus hijos. Esta dolencia cong¨¦nita causa malformaciones en los huesos de los brazos, manos y dedos, retraso mental y problemas de comportamiento parecidos al autismo. ¡°All¨ª pude mirarles a los ojos. A ellos y a sus padres. Y all¨ª decid¨ª que si yo ten¨ªa el conocimiento suficiente para echar una mano, no pod¨ªa dejar de hacerlo¡±. Un a?o despu¨¦s, G¨®mez-Puertas fund¨® Genoma4U, una peque?a firma para ofrecer la secuencia del exoma, que ocupa solo un 1% del genoma y es la parte m¨¢s importante para la medicina: contiene probablemente el 85% de las mutaciones causantes de las enfermedades gen¨¦ticas. Basta un poco de saliva y entre ocho y doce semanas para obtener un informe completo (21.522 genes) de marcadores gen¨¦ticos del colesterol, obesidad, diabetes o riesgo de un infarto¡ ¡°En ocasiones estamos hablando de pasar incluso de varios a?os a unas pocas semanas. La incertidumbre y la angustia que se evitan son enormes¡±, dice G¨®mez-Puertas. Genoma4U ya ha analizado cientos de exomas en colaboraci¨®n con m¨¦dicos especializados y hospitales. La desaparici¨®n en 2011 del Ministerio de Ciencia y la falta de apoyo a empresas tecnol¨®gicas espa?olas estuvieron a punto de hundir el barco. ¡°Hoy en d¨ªa, no haber cerrado es un ¨¦xito¡±. Este bi¨®logo asegura no saber si un cient¨ªfico puede convertirse en buen empresario. ¡°Invierto los peque?os beneficios en la ¨²ltima tecnolog¨ªa de secuenciaci¨®n para dar mejor servicio a los enfermos. Pero no me arrepiento de funcionar de esta forma. Tampoco sabr¨ªa hacerlo de otro modo¡±.
Carlos Buesa (Zaragoza, 1961) ha logrado combinar con ¨¦xito el binomio de cient¨ªfico y empresario. Fund¨® Oryzon hace 16 a?os. Ahora es la primera spin-off?universitaria espa?ola que ha llegado a cotizar en Bolsa, con una valoraci¨®n burs¨¢til de hasta 100 millones de euros. Su estrella es una mol¨¦cula contra la leucemia aguda. La compa?¨ªa estuvo a punto de no llegar a nacer al fracasar una ronda de inversiones por culpa de la burbuja tecnol¨®gica. ¡°Recogimos velas, y para empezar, tuvimos que hacer dos rondas de friends and family, que es una manera elegante de decir en ingl¨¦s que pegamos un buen sablazo a nuestros amigos y familiares¡±.
Tras lograr 300.000 euros y la inyecci¨®n de una compa?¨ªa de capital riesgo francesa, Oryzon empez¨® creando una variedad de arroz resistente al viento, identificando nutrientes en las leches infantiles que facilitan el sue?o a los beb¨¦s y comercializando un test para detectar el c¨¢ncer de endometrio en las mujeres. Pero en 2008, Buesa y los suyos decidieron desarrollar sus propios f¨¢rmacos ¨Cel equivalente en biotecnolog¨ªa a escalar el monte Everest. La palabra m¨¢gica era la epigen¨¦tica. A principios de este siglo, con la obtenci¨®n del genoma humano, se cre¨ªa que los genes lo determinaban todo.
Pero el avance de las t¨¦cnicas de secuenciaci¨®n y los nuevos conocimientos sobre la intimidad de la c¨¦lula humana cambiaron el paradigma. Los cient¨ªficos ahora creen que en el d¨ªa a d¨ªa se produce una orquestaci¨®n que activa o desactiva regiones enteras de los cromosomas, una sinfon¨ªa orquestada de apagados y encendidos vital para mantener la salud. ?Qui¨¦n o qu¨¦ enciende los genes y qui¨¦n los apaga? ?C¨®mo demonios sucede? La direcci¨®n de orquesta parece externa al propio ADN. Si la regulaci¨®n falla, aparece la enfermedad. El modelo podr¨ªa explicar males como el p¨¢rkinson cuando, en parejas de gemelos exactos con id¨¦ntico ADN, aparece en uno 20 a?os antes que en el otro. Algunas formas de c¨¢ncer, y enfermedades como el alzh¨¦imer o la esclerosis m¨²ltiple, podr¨ªan deberse a una desregulaci¨®n gen¨¦tica. Los investigadores tienen una nueva diana para disparar: mol¨¦culas epigen¨¦ticas que arreglen estos desajustes orquestales. ¡°Como vemos en la pel¨ªcula Terminator, el futuro no estaba escrito¡±, dice Buesa. Pero 2008 fue la antesala de la peor crisis econ¨®mica mundial desde el batacazo de las Bolsas en 1929. Hubo que apretarse el cintur¨®n al m¨¢ximo y concentrar todos los recursos en el primer f¨¢rmaco epigen¨¦tico como salvavidas, licenciado a la multinacional Roche en 2014. ¡°Logramos salvar la compa?¨ªa y salimos de la crisis extenuados y con m¨¢s canas¡±, dice Buesa. ¡°Pero tambi¨¦n m¨¢s sabios, m¨¢s humildes y con proyecci¨®n internacional¡±.
Oryzon tiene hoy en la parrilla de salida un par de mol¨¦culas experimentales ideadas bajo esta fascinante filosof¨ªa del poder de la regulaci¨®n. Futuros f¨¢rmacos que obstruyan los procesos por los que aparecen enfermedades neurodegenerativas como el p¨¢rkinson o el mal de Alzheimer, a partir de prometedores estudios con ratones, que est¨¢n a punto de salir a la luz. El salto desde los tiempos acad¨¦micos en la Universidad de Barcelona comenz¨® a gestarse mucho antes. Entre 1995 y 1997, Buesa realizaba estudios tras doctorarse en la Universidad de Gante, en B¨¦lgica, donde conoci¨® a Tamara Maes, estudiante de Biolog¨ªa de posdoctorado. Se enamoraron. ¡°No ¨¦ramos catedr¨¢ticos, ni primeros espadas, sino cient¨ªficos j¨®venes con ideas¡±. Y aquel ambiente era impensable en la Espa?a del ladrillo. Flotaba la convicci¨®n de que el conocimiento pod¨ªa traducirse en beneficios, mol¨¦culas capaces de transformar y mejorar la vida de la gente, esperando a ser descubiertas. Los taxistas conoc¨ªan incluso a los profesores y las empresas universitarias. Al regresar a Espa?a, ¨¦l tuvo un puesto fijo en la Universidad y a ella se le acab¨® la beca de trabajo en el CSIC. ¡°Entonces decidimos tirarnos a la piscina¡±, dice Buesa. Maes es ahora la directora cient¨ªfica de Oryzon. Y los dos piensan que algo est¨¢ cambiando. ¡°No nos vamos a la cama en un pa¨ªs de servicios y camareros y nos levantamos al d¨ªa siguiente rodeados de premios Nobel¡±.
Jos¨¦ Luis Adrio es el director cient¨ªfico de la firma biotecnol¨®gica Neol Biosolutions, con sede en Granada. Tres patentes y una de las mejores colecciones europeas de m¨¢s de 9.000 clases de microorganismos (bacterias, hongos, levaduras y microalgas) son las credenciales de esta compa?¨ªa. Estos microorganismos convierten residuos de glicerina, paja y madera en aceites ¨²tiles para biocombustibles, biolubricantes y cosm¨¦tica. Adrio pas¨® por el MIT (el Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts) tras su doctorado. ¡°Lo que me llam¨® la atenci¨®n all¨ª fue el enorme movimiento empresarial. Toda la zona de Cambridge y Boston es un polo donde se ubican centenares de empresas biotecnol¨®gicas, en gran parte formadas por personal que ha estudiado en el MIT, Harvard y otras universidades¡±. Pero lograr un aval bancario sigue siendo ¡°una misi¨®n casi imposible, debido al desconocimiento que hay sobre el sector¡±.
¡°no nos vamos a la cama en un pa¨ªs de servicios y nos levantamos al d¨ªa siguiente rodeados de premios nobel, pero algo est¨¢ cambiando¡±.
Las patentes ayudan en ese camino hacia la visibilidad. ?Se puede lograr m¨¢s producci¨®n de cultivos con menos pesticidas? Parece una ecuaci¨®n imposible, pero existe una salida: estimular las defensas naturales de las plantas frente a plagas y par¨¢sitos. Es la estrategia de Plant Response Biotech, que surge gracias a una patente de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid basada en la idea de los catedr¨¢ticos Antonio Molina y Pablo Rodr¨ªguez, sus cofundadores. En el c¨¢ncer ya se aplican con ¨¦xito f¨¢rmacos que estimulan las defensas de los pacientes para que ataquen determinados tumores. En las plantas podr¨ªa suceder algo parecido con los par¨¢sitos. ¡°Creemos que las plantas tienen las respuestas a los retos que han de afrontar¡±, asegura Eduardo Quemada, director general al frente de esta firma. Entre los inversores de Plant Response figura Monsanto, el poderoso coloso de las semillas transg¨¦nicas que tanta ira suscita entre los grupos conservacionistas y ecologistas, con una inyecci¨®n reciente de 5,7 millones de euros. El mundo, sin embargo, exige cada vez m¨¢s comida, lo que lleva a intensificar la producci¨®n agr¨ªcola. ¡°La combinaci¨®n de ambas agriculturas es necesaria. Lo importante es que haya alternativas que sean seguras y sanas¡±.
El arroz dorado es una variedad que contiene dos genes prestados de una bacteria y la planta de ma¨ªz que hace que el grano sea m¨¢s rico en betacaroteno, el precursor de la vitamina A. Se calcula que 140 millones de ni?os y unos 7 millones de mujeres embarazadas sufren deficiencias de esta vitamina. El arroz dorado acarrea m¨¢s de un cuarto de siglo de investigaci¨®n. Su aprobaci¨®n est¨¢ pendiente a la espera de los resultados experimentales en las pruebas de campo, y organizaciones como Greenpeace, contraria a los transg¨¦nicos, se opone con dureza argumentando que se trata de un caballo de Troya para destruir las variedades tradicionales del arroz. La respuesta de un comit¨¦ formado por 109 premios Nobel ha sido dur¨ªsima. En un comunicado, acusaron recientemente a Greenpeace de cr¨ªmenes contra la humanidad por oponerse a la introducci¨®n de esta variedad. ¡°Suscribo esa carta¡±, asegura sin tapujos el bi¨®logo Daniel Ram¨®n. ¡°El debate de los transg¨¦nicos es puramente ideol¨®gico. No hay ni un solo dato cient¨ªfico que demuestre que son peligrosos para la salud¡±.
Ram¨®n es el director general de Biopolis, una de las compa?¨ªas espa?olas de biotecnolog¨ªa m¨¢s potentes, con m¨¢s de 90 patentes, y una facturaci¨®n anual de cuatro millones de euros. Su gestaci¨®n ¨Cla conversi¨®n del conocimiento cient¨ªfico de las universidades y centros p¨²blicos de investigaci¨®n en alimentos que mejoran la salud de las personas¨C tiene mucho que ver con el empe?o, lucha contra la burocracia y, sobre todo, con una ciencia que se apoya en la biograf¨ªa de dos organismos diminutos: un gusano de menos de un mil¨ªmetro y una bacteria que vive en nuestro intestino. En el primer caso, hablamos del animal m¨¢s conocido del mundo. El gusano tiene exactamente 959 c¨¦lulas, de las cuales 300 son neuronas y 81 musculares, un cerebro rudimentario, exhibe comportamiento y memoria. Vive entre dos y tres semanas. Y tiene 19.735 genes. Los humanos compartimos el 65% de su ADN. Por ello, este min¨²sculo nem¨¢todo es una cobaya casi perfecta, f¨¢cil de cultivar. ¡°En Biopolis sabemos c¨®mo darle de comer¡±, bromea Ram¨®n. En los laboratorios de la compa?¨ªa se cr¨ªan gusanos diab¨¦ticos, o excesivamente gordos; se les proporciona zumos de frutas; se les molesta someti¨¦ndoles a estr¨¦s, e incluso se les dobla el tiempo de vida. Estos min¨²sculos seres son una mina para los investigadores que, como Ram¨®n, est¨¢n convencidos de los efectos protectores de los alimentos funcionales, dise?ados para este prop¨®sito. El otro puntal de Biopolis es una bacteria bautizada como Bifidobacterium longum, el resultado de un rastreo exitoso llevado a cabo por el equipo de la investigadora Yolanda Sanz en 2007 en su laboratorio del Instituto de Agroqu¨ªmica y Tecnolog¨ªa de Alimentos del CSIC. La bacteria fue descubierta en las heces de un beb¨¦ sano de tres meses que se criaba a pecho. Sanz sospechaba que la enfermedad celiaca, que provoca problemas intestinales a las personas que no pueden digerir el gluten, podr¨ªa estar relacionada con un desequilibrio en la flora intestinal bacteriana. El equipo de Sanz realiz¨® un ensayo cl¨ªnico en un grupo de ni?os celiacos de entre 3 y 17 a?os, los cuales siguieron una dieta sin gluten a lo largo de varios meses en dos hospitales espa?oles para tratar de recuperarse de sus problemas intestinales. Los peque?os a los que se suministr¨® la bacteria en forma de c¨¢psulas junto con la comida mejoraron y ganaron m¨¢s peso y estatura. Ram¨®n hab¨ªa trabajado como investigador en ese mismo Instituto y manten¨ªa estrechas relaciones con los cient¨ªficos del equipo de Sanz. Fueron ellos quienes le ofrecieron la licencia de la patente de la bacteria. El salto del tubo de ensayo a una firma biotecnol¨®gica abrir¨ªa el camino al primer alimento funcional desarrollado por la compa?¨ªa: una leche en polvo que alivia los problemas de los celiacos.
pulsa en la fotoLaboratorios de Oryzon. Manuel Gris, t¨¦cnico de laboratorio, lee datos de pruebas.Carlos Spottorno
La l¨ªnea entre salud y enfermedad depende de la buena convivencia entre comunidades de vecinos bacterianos de la flora intestinal: el microbioma. ¡°La obesidad, la colitis ulcerosa, la enfermedad celiaca o incluso el autismo podr¨ªan deberse a cambios del microbioma¡±, prosigue Ram¨®n. ¡°Por eso creamos hace ocho a?os una empresa de secuenciaci¨®n gen¨®mica masiva, Lifesequencing. Nos gastamos todo lo que hab¨ªamos ganado, ya que la gen¨®mica microbiana iba a ser estrat¨¦gica. Ahora somos un referente mundial en el an¨¢lisis del microbioma. Hoy tenemos el 80% de nuestros clientes fuera de Espa?a¡±.
¡°no se trata de vivir del fondo p¨²blico, hay que salir fuera y buscar clientes que tienen problemas que solventar¡±.
La historia de Biopolis y sus empresas hermanas como Lifesequencing se remonta a 1996, cuando Ram¨®n se hizo cargo de la coordinaci¨®n del ¨¢rea de ciencia y tecnolog¨ªa de alimentos del CSIC. Entonces observ¨® que la producci¨®n cient¨ªfica era excelente, pero apenas se traduc¨ªa en patentes. ¡°El sistema de transferencia era poco eficaz, muy burocratizado¡±. Si se quer¨ªa avanzar, era necesario producir microorganismos a una mayor escala, en cubas fermentadoras. Pero para eso se necesitaba personal y fondos. Es decir, dinero: el muro infranqueable de siempre. Veinte a?os despu¨¦s, este bi¨®logo sugiere una manera de superarlo: ¡°No vivir del fondo p¨²blico. Hay que salir fuera y buscar clientes. No se trata de escribir un art¨ªculo. El cliente tiene un problema y hay que solventarlo en tiempo y coste¡±.
Enrique de la Rosa y Flora de Pablo, bioqu¨ªmico y m¨¦dica, llevan muchos a?os en el Centro de Investigaciones Biol¨®gicas del CSIC tratando de comprender c¨®mo y por qu¨¦ mueren las c¨¦lulas. Descubrieron que la proinsulina (precursora de la insulina) disminu¨ªa el n¨²mero de muertes celulares. Y pensaron que quiz¨¢ podr¨ªa ralentizar el avance de una enfermedad incurable, la retinosis pigmentaria, que destru¨ªa la retina en j¨®venes y los dejaba ciegos. ¡°El desaf¨ªo era demostrar que se podr¨ªa retrasar la muerte de las neuronas de la retina con la proinsulina¡±, explica De Pablo. En 2006, aplicaron con ¨¦xito la sustancia a un rat¨®n que iba a quedarse ciego en un mes, proporcion¨¢ndole visi¨®n extra durante dos y hasta tres meses m¨¢s. ¡°Aunque es dif¨ªcil extrapolar, un retraso as¨ª de la ceguera en un rat¨®n podr¨ªa significar hasta 15 a?os de retraso de la ceguera en personas¡±, dice De la Rosa. En 2007, fundaron ProRetina Therapeutics con el objetivo de dar el siguiente paso, avanzar los estudios precl¨ªnicos y cl¨ªnicos para desarrollar un tratamiento. Ahora, la compa?¨ªa pelea para encontrar financiaci¨®n para proseguir con el desarrollo ya ensayado en perros enfermos. Para De la Rosa, arrojar la toalla no es una opci¨®n. Cada vez que cunde el des¨¢nimo, piensa en todas esas personas a las que ha conocido en las asociaciones de afectados por retinosis. Ellos tienen puestas todas sus esperanzas en la ciencia. ¡°Podr¨ªa pensar: bien, he curado a un rat¨®n y publicado varios art¨ªculos. He cumplido mi labor, ya no es asunto m¨ªo. Pero ya no ser¨ªa capaz de volverles a mirar a la cara¡±.
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