El Tap¨®n del Dari¨¦n
La tupida jungla al sur de Panam¨¢ es el tramo m¨¢s temido por los migrantes asi¨¢ticos y africanos en su ruta hacia Estados Unidos. Para quienes buscan una vida mejor, esta franja letal es como el Mediterr¨¢neo, pero sin pateras ni titulares
Si algo merece el calificativo de ¡°tropical¡± es la selva del Dari¨¦n, al sur de Panam¨¢. La humedad, los mosquitos y el calor hacen que moverse dentro de la cerrada vegetaci¨®n de la zona se vuelva una tarea sobrehumana. A trav¨¦s de la tupida jungla se extiende una de las rutas migratorias m¨¢s peligrosas del mundo. Un Mediterr¨¢neo sin pateras ni titulares, pero en el que convergen tambi¨¦n la oportunidad y la muerte.
Donde Am¨¦rica Central se une en un estrecho abrazo con Am¨¦rica del Sur est¨¢ ubicado el tramo m¨¢s letal y temido por aquellos que siguen la ruta hacia Estados Unidos. Cruzan desde Colombia a esta zona del territorio paname?o y llegan desde pa¨ªses cercanos o distantes, como Cuba, Hait¨ª, Costa de Marfil, Ghana, Somalia, Banglad¨¦s, Nepal, Pakist¨¢n o Sri Lanka.
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Este trozo de tierra ha quedado en el recuerdo de muchos como el momento m¨¢s dif¨ªcil en su larga marcha hacia un sue?o. Sin embargo, para los inmigrantes extracontinentales, provenientes de Asia y ?frica, superarlo resulta un esfuerzo mayor. Son quienes han cruzado el Atl¨¢ntico a merced de las redes de tr¨¢fico de personas, escondidos en barcos cargueros que parten en muchos casos de una Europa incapaz de hacer frente a su propia crisis migratoria.
Sin hablar una palabra en espa?ol, ni conocer mayores detalles culturales de esta zona del planeta, los reci¨¦n llegados chocan con una regi¨®n donde lo real oscila entre lo maravilloso y lo siniestro. En la mayor¨ªa de los casos no llevan documentos de identidad y algunos pocos saben palabras como ¡°agua¡± y ¡°comida¡±.
Quienes logran cruzar la mara?a de vegetaci¨®n y peligro y alcanzan territorio paname?o, sienten la alegr¨ªa del que llega al final del destino, aunque todav¨ªa les falte atravesar el resto de Centroam¨¦rica y varias zonas de M¨¦xico, algunas de ellas semides¨¦rticas. Pero vencer el Dari¨¦n viene a ser como coronarse en la m¨¢s dif¨ªcil de las disciplinas ol¨ªmpicas¡ aquella en la que los atletas se juegan la vida.
No hay medias tintas en esta franja de rudo terreno. Un coyote puede ser el gu¨ªa experimentado que conduzca al grupo de viajeros hacia la pr¨®xima frontera o un criminal que lo entregue a extorsionadores, violadores y ladrones. A trav¨¦s de la selva a los migrantes se les ve en grupos, algunos con ni?os peque?os cargados sobre los hombros, trastabillando por el fango y por las ramas que cruzan las improvisadas rutas. Sus historias apenas se narran en los medios extranjeros y los organismos internacionales han sido parcos en se?alar la crisis humanitaria que tiene lugar en esta angosta cintura de tierra que realza las curvas de Am¨¦rica.
Se trata tambi¨¦n de un trayecto marcado por la simulaci¨®n. Muchos haitianos que recorren la espesura se hacen pasar por africanos. Los ciudadanos del pa¨ªs m¨¢s golpeado por los desastres naturales y la pobreza en esta parte del mundo son considerados como parias, con poco atractivo incluso para los traficantes de personas.
En ning¨²n otro lugar del continente como en el Dari¨¦n resultan m¨¢s evidentes las deficiencias de la diplomacia latinoamericana para coordinar pol¨ªticas comunes. Mientras Nicaragua mantiene cerradas sus fronteras al paso de migrantes, Costa Rica busca contener el flujo de extranjeros que la inunda y el presidente de Panam¨¢ anuncia que a quienes est¨¦n entrando por la zona selv¨¢tica que separa a su pa¨ªs de Colombia ¡°se les va a dar la asistencia humanitaria para que sigan su ruta¡±.
El drama encarna el fiasco de la integraci¨®n regional, postergada por la corta mira de los pol¨ªticos
El Tap¨®n encarna el fiasco de la integraci¨®n regional, postergada por la corta mira de los pol¨ªticos y los sucesivos intentos de crear clubes selectos de pa¨ªses, unidos m¨¢s por las conveniencias ideol¨®gicas que por las urgencias de sus ciudadanos. El fracaso mayor corre a cargo de la Secretar¨ªa de la Integraci¨®n Social Centroamericana (SISCA), incompetente para poner en marcha un efectivo plan de contingencia ante tal situaci¨®n.
De poco ha servido que recientemente James Cavallaro, presidente de la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), hiciera un llamado a que los Estados de Am¨¦rica act¨²en ¡°de forma inmediata para que habiliten canales que les permitan a estas personas migrar de forma legal y segura¡±. En los palacios de Gobierno, todos parecen m¨¢s enfocados en apagar sus propios fuegos que en impulsar esfuerzos conjuntos. Ese ego¨ªsmo diplom¨¢tico no escap¨® a las cr¨ªticas de Cavallaro, quien tambi¨¦n asegur¨® que ¡°el hecho de que los migrantes recurran a canales irregulares y a traficantes de migrantes se explica por la falta e insuficiencia de canales legales y seguros para migrar¡±, una situaci¨®n que eleva su vulnerabilidad ante los abusos y la extorsi¨®n por parte de organizaciones criminales, traficantes de migrantes o polic¨ªas corruptos.
El panorama se agrava cada d¨ªa con una Europa colapsada por la llegada masiva de migrantes y un ¡°destino Am¨¦rica¡± que se dispara como una opci¨®n para quienes huyen de los conflictos armados, la pobreza o la desesperanza. Como un r¨ªo que comenz¨® con un hilo de agua, el caudal de quienes discurren por el istmo centroamericano crece y crece, aumentado tambi¨¦n por miles de cubanos que temen una cancelaci¨®n de los beneficios migratorios de los que gozan en Estados Unidos.
El drama transcurre lejos de los lentes de los fot¨®grafos. Si las im¨¢genes de las barcazas cargadas de refugiados procedentes de Myanmar y Banglad¨¦s saltaron a las primeras planas de los peri¨®dicos a mediados del a?o pasado mientras intentaban llegar a Indonesia, Malasia y Tailandia, el Dari¨¦n se traga sus escenas m¨¢s terribles. Apenas deja rastro en los medios de prensa internacionales.
A quienes alardean de vivir en un mundo hiperconectado, con cada cent¨ªmetro explorado y con el ojo de los sat¨¦lites que lo recorren metro a metro, les vendr¨ªa bien dar un salto por esta selva. Uno de los ¨²ltimos reductos naturales que atemoriza a los hombres hace frenar a las expediciones m¨¢s osadas y parece re¨ªrse de aventureros al estilo de Indiana Jones.
Un descenso a sus abismos de humedad y picaduras de insectos podr¨ªa matizar la lectura de noticias sobre sondas espaciales que llegan a planetas distantes y recogen im¨¢genes de otras galaxias. La regi¨®n sigue siendo tan agreste como en los tiempos de la conquista espa?ola.
Miles de cubanos se suman al caudal de haitianos, africanos y asi¨¢ticos que atraviesan el istmo
La carretera Panamericana, que discurre desde Alaska hasta Argentina, se interrumpe aqu¨ª. Una situaci¨®n que ha ayudado a preservar la diversidad natural de la zona pero que sin duda aumenta la letalidad de este tramo para los migrantes.
En septiembre de este a?o una familia de tres miembros falleci¨® ahogada en el r¨ªo Turquesa. Los pescadores de la zona avisaron del cuerpo de un ni?o de menos de cuatro a?os que flotaba en las aguas. Luego hallaron tambi¨¦n a sus padres. Todos ten¨ªan ¡°rasgos extracontinentales¡±, seg¨²n el servicio de fronteras paname?o.
Son apenas unas v¨ªctimas de las tantas que se ha cobrado el Tap¨®n del Dari¨¦n. Esa selva, que, de tan tupida, no deja escapar ni los gritos.
Yoani S¨¢nchez es periodista cubana y directora del diario digital 14ymedio.
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