Apuntes de un paseo por Isola Porta Nuova: Mil¨¢n modelo Barcelona.
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(*) Por Stefano Portelli
Sigo encontrando trozos de Barcelona en otras ciudades. Durante d¨¦cadas, enviados del Ayuntamiento y de los partidos que lo gobiernan recorrieron el mundo llevando el exitoso ¡°modelo¡± a otras ciudades, grandes y peque?as. Los imagino con sus maletines en R¨ªo, N¨¢poles, Valpara¨ªso: las ¨¦lites locales (siempre de izquierdas) miraban a Barcelona como un modelo de gesti¨®n que les permit¨ªa a la vez ahondar sus ra¨ªces en el electorado cr¨ªtico y fortalecer su relaci¨®n con el empresariado, garantiz¨¢ndose un ¨¦xito electoral casi seguro. Es la obra maestra de Joan Clos: mantener juntos los opuestos, como cuando propon¨ªa que en el Forum de las Culturas de 2004 confluyeran Davos y Porto Alegre. Palabras ambiguas como ¡®participaci¨®n¡¯ (?ciudadana? ?p¨²blico-privada?) funcionan como los mitos o los cuentos que mantienen unidos los pueblos: cada uno proyecta en ellas lo que quiere ver.
En N¨¢poles, por ejemplo, el Forum de las Culturas, ideado por Pasqual Maragall y ejecutado por Joan Clos, fue recuperado en 2013 por el alcalde De Magistris, que muchos movimientos de oposici¨®n consideran ¡°su¡± alcalde. S¨®lo se opusieron los que tem¨ªan que el Forum 2013 fuera una coartada para la especulaci¨®n inmobiliaria en la ex ¨¢rea industrial de Bagnoli, como el de Barcelona 2004 lo fue para Poblenou. Igualmente, quien sabe c¨®mo las Olimpiadas de 1992 facilitaron alianzas entre viejas y nuevas ¨¦lites en Catalunya, encuentra preocupante que hoy De Magistris impulse la candidatura de N¨¢poles a los Juegos de 2024, justamente cuando Roma retira la suya para 2020. M¨¢s hacia el sur, hay otros trozos de Barcelona en Salerno, peque?a capital de provincia donde el alcalde Vincenzo de Luca implement¨® el ¡°modelo¡± para la recalificaci¨®n del litoral y del puerto, con un edificio igual al Hotel Vela y la implicaci¨®n del arquitecto catal¨¢n Ricardo Bofill. Explica el ge¨®grafo Daniele Bagnoli que estas operaciones urban¨ªsticas ayudaron De Luca a convertirse en gobernador de la regi¨®n de Campania, luego a conquistar un papel importante en la escena pol¨ªtica nacional.
M¨¢s evidentes a¨²n son los trozos de Barcelona que se encuentran en Mil¨¢n. No s¨¦ a trav¨¦s de cuales canales las ideas del ¡°modelo¡± llegaron hasta aqu¨ª; pero pasear por el ¡°recalificado¡± barrio de Isola nos devuelve una fuerte sensaci¨®n de d¨¦ja vu: parece que estamos en Poblenou. Isola era el primer barrio perif¨¦rico de Mil¨¢n, habitado esencialmente por obreros. Sus l¨ªmites definidos y su relativo aislamiento (isola quiere decir ¡°isla¡±) hab¨ªan producido una idendidad reconocible, una distinci¨®n clara entre quien estaba dentro y quien fuera, a pesar de las diferencias internas. Como en muchos barrios de caracter¨ªsticas parecidas, esta identidad colectiva se expresaba no s¨®lo en el m¨²tuo apoyo y solidaridad entre habitantes, sino tambi¨¦n en el alto grado de mobilizaci¨®n social y pol¨ªtica: Isola fue un lugar clave del movimiento obrero, que en Mil¨¢n y en Tur¨ªn prosper¨® gracias a la aportaci¨®n de los obreros migrantes del Sur asentados en este tipo de barrios (v¨¦ase esta ricerca-intervento sobre Isola de 1970).
A la lucha sigue la represalia. La destrucci¨®n de Isola ya se hab¨ªa planificado en los cincuenta, pero su ejecuci¨®n lleg¨® con el nuevo milenio, gracias a la inyecci¨®n masiva de capitales p¨²blicos y privados, algunos de los cuales de Qatar. Hoy en medio del antiguo barrio obrero encontramos una especie de Diagonal Mar transplantada: en vez de los hoteles hay el inquietante bosque vertical, rascacielos ¡°innovador¡± del arquitecto Stefano Boeri donde viven futbolistas y otros millonarios; poco m¨¢s all¨¢ est¨¢ la imponente torre Unicredit, el edificio m¨¢s alto de Italia (un banco que culmina con un pin¨¢culo que retoma la Madonnina, la virgencita arriba de la Catedral); alrededor, otros ¡°edificios singulares¡± como el de Google Italia, propiedad de la multinacional tejana Hines, la misma que oper¨® masivamente en Poblenou a principio de los 2000. Como explica Nicol¨° Doveri, en la nueva plaza dura (piazza Gae Aulenti) hay vigilantes privados que controlan y corrigen los comportamientos de la gente: una se?al de la privatizaci¨®n encubierta de una ¨¢rea que formalmente figura como plaza p¨²blica, pero que m¨¢s bien habr¨ªa que considerar un centro comercial. El v¨ªnculo de la recalificaci¨®n del barrio con la controvertida Expo 2015 tambi¨¦n recuerda muy de cerca el papel del Forum en la ¡°recalificaci¨®n¡± del litoral barcelon¨¦s.
A la vez, estos proyectos destruyen la cultura y las iniciativas realmente inovadoras. La transformaci¨®n de Isola llev¨® a la demolici¨®n de la Stecca degli artigiani, el edificio de la antigua f¨¢brica TIBB que hab¨ªa dado trabajo a medio barrio. A partir de los 2000 en la f¨¢brica se instalaron artistas y creadores, reunidos en el proyecto Isola Art Project, formalmente aceptado por las administraciones. Esta coexistencia de los artistas con el pasado industrial tambi¨¦n recuerda al Poblenou ¨C las viejas f¨¢bricas de La Escocesa y, sobre todo, el complejo fabril de Can Ricart. Sin embargo, cuando los intereses inmobiliarios crecen, el apoyo institucional r¨¢pidamente declina, y en 2007 la Stecca fue desalojada - el mismo a?o en que cesaron las ¨²ltimas actividades en Can Ricart.
Cuando se intent¨® convertir Poblenou en distrito tecnol¨®gico, el pobre barrio recibi¨® el nombre de ¡°22@¡±: inocularle una arroba parec¨ªa dar a la antigua zona industrial un aire de modernidad (?qu¨¦ pena!). Isola tambi¨¦n ha sido rebautizada como ¡°Porta Nuova¡±. M¨¢s que elogiar la modernidad, estos nombres parecen arrodillarse ante ella, pero s¨®lo para aprovecharse de su pasada gloria. La concepci¨®n de estos proyectos est¨¢ ligada a una idea de progreso que ten¨ªa sentido quiz¨¢s a finales del Ochocientos, pero que hoy est¨¢ destinada al fracaso: con raz¨®n fracasaron todos los eventos que fing¨ªan celebrarla, desde el F¨°rum 2004 al F¨°rum 2013 y a la Expo 2015. Imaginar a¨²n el progreso como una m¨¢quina que destruye el pasado y construye sobre sus ruinas es un anacronismo - no sabemos ni siquiera d¨®nde tirar los escombros de todo lo que se destruye, y cada vez es m¨¢s claro lo r¨¢pido que se desgasta lo nuevo. Hoy lo m¨¢s moderno es lo que consigue inventar nuevos usos para viejas estructuras, insuflar vida en espacios muertos, encontrar soluciones sorprendentes para objetos obsoletos, como se hac¨ªa en la Stecca y en Can Ricart.
Lo que no hay que reciclar son las viejas ideas. Por ejemplo, las del ¡°modelo Barcelona¡±, que en cambio parecen resurgir como setas despu¨¦s de la lluvia, revivir con cada ciclo pol¨ªtico, incluso muy lejos del sitio donde nacieron sus esporas.
(*) Stefano Portelli es antrop¨®logo cultural, estudia el impacto social de las transformaciones urbanas en los barrios perif¨¦ricos o marginales. Su principal terreno de investigaci¨®n es el barrio de Bon Pastor de Barcelona, sobre el cual public¨® la monograf¨ªa La ciudad horizontal (Bellaterra, 2015). Otras investigaciones, breves y largas, lo llevaron a pa¨ªses como Marruecos, Nepal y Nicaragua, pero su foco principal es el sur de Europa. Trabaja con Manuel Delgado, Michael Herzfeld y Giovanni Attili, es co-fundador del grupo de trabajo Perif¨¨ries Urbanes del Instituto Catal¨¢n de Antropologia, y miembro del OACU.
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