Stefano Cortecci, el poeta de las gemas
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ACE ALGO m¨¢s de una d¨¦cada, Pino Rabolini, fundador de Pomellato, la firma de joyer¨ªa italiana, y Stefano Cortecci, su maestro gem¨®logo, decidieron comprar gran cantidad de topacios, citrinos, granates, amatistas, aguamarinas o moonstones (piedras de luna) que a¨²n hoy atesoran en una inmensa caja fuerte situada en el s¨®tano de su cuartel general. Gemas m¨¢s que suficientes para realizar tanto sus colecciones habituales (con anillos a partir de mil euros) como ediciones limitadas. Se trata de piedras que antes se conoc¨ªan como semipreciosas y que en los ¨²ltimos a?os compiten en relevancia con diamantes, rub¨ªes, zafiros o esmeraldas. Pomellato, que el pr¨®ximo a?o cumple medio siglo de historia, se ha hecho famosa por apostar por estas gemas y tallarlas en formatos poco comunes dentro de la joyer¨ªa tradicional, como el corte cuadrado. En 2013, la firma fue adquirida por el conglomerado de empresas de lujo Kering, propietario, entre otras, de marcas joyeras como Boucheron y de moda como Yves Saint Laurent. De su mano, Pomellato ha pasado de 45 a 62 tiendas en todo el mundo.
Su cuartel general se ubica en un palazzo?del centro milan¨¦s. ¡°La marca ha recibido la influencia de la moda italiana¡±, reconoce Cortecci, nacido en Pisa hace 40 a?os. Tambi¨¦n en el s¨®tano se encuentra el taller donde trabaja junto con los artesanos de Pomellato, muy cerca de la inmensa caja fuerte. Es all¨ª donde se retuerce el oro, se crean los moldes y se trabajan las piezas. Ah¨ª pasa gran parte del tiempo el maestro gem¨®logo, mano a mano con el director creativo, Vincenzo Cataldo, y un nutrido grupo de artesanos que combinan tecnolog¨ªa y artesan¨ªa para elaborar piezas que, aun modernizadas, siguen manteniendo el sabor de las de los sesenta, cuando naci¨® la firma.
¡°Aunque usamos b¨¢sicamente gemas, tambi¨¦n empleamos piedras preciosas, pero peque?as, en pav¨¦, para combinar con la otras¡±, explica Cortecci. Sean de la categor¨ªa que sean, el maestro gem¨®logo las defiende como ¡°¨²nicas, tengan o no inclusiones [peque?as manchas]¡±. Y ense?a orgulloso un anillo en el que a una turmalina le han a?adido diminutos rub¨ªes.
Cortecci es un enamorado de la naturaleza. Estudi¨® geolog¨ªa y se especializ¨® en gemolog¨ªa, una decisi¨®n que no gust¨® a su familia. ¡°Como hijo de profesores universitarios de geoqu¨ªmica y geolog¨ªa, deb¨ªa permanecer en el ¨¢mbito universitario¡±, recuerda. Empez¨® su carrera comprando diamantes, trabaj¨® despu¨¦s en grandes laboratorios de Italia y Asia, hasta que hace 11 a?os fue fichado por Pomellato.
Es un enamorado de las gemas y piedras preciosas, que seg¨²n ¨¦l hay que respetar: ¡°No se puede tallar de cualquier manera. Si cojo una moonstone, cuyo azul caracter¨ªstico solo est¨¢ en uno de los laterales, habr¨¢ que mantener esa zona. La naturaleza te indica por d¨®nde cortar, resulta algo muy bello¡±. A Cortecci le preocupa que el origen de la materia prima con la que trabaja est¨¦ rigurosamente -documentado y permita asegurar al comprador que no proviene del mercado ilegal, que no se trata de ¡°diamantes ni oro de sangre¡±.
Asegura que en su profesi¨®n se debe ser ¡°artista y conocer las finanzas¡±. Pero reivindica que para seleccionar piedras la poes¨ªa resulta fundamental, porque ¡°uno elige en base a una emoci¨®n, a la pasi¨®n¡±. Y ense?a un cuarzo que asocia a la vida, ¡°con una pared vertical, otra m¨¢s pulida y una a la que poder agarrarse para escalar. Un poco como un gimnasio del alma¡±.
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