Colaterales

Por fin se acab¨® la m¨¢s tediosa comedia de la democracia nacional. Abruma la falta de ingenio, de inteligencia en los actores principales. Sin embargo, la sesi¨®n de investidura trajo algunas sorpresas y result¨®, al menos para m¨ª, m¨¢s entretenida que el entero a?o disipado.

Primera de todas, la rastrera intervenci¨®n de ese t¨ªtere que celebra su nombre, Rufi¨¢n. No puedo entender que unas gentes que hasta hace diez a?os eran aproximadamente europeas se hayan convertido en un concurso de imitadores de Trump. Los Rufi¨¢n, Tard¨¤, Homs y sus parejos valencianos, baleares y navarros (?pasmoso, el Matutes!) dieron un espect¨¢culo digno del teatro de Manolita Chen. Como es l¨®gico, Iglesias se emocion¨® mucho con ellos y les daba palmaditas en la espalda. Poco a poco la secci¨®n m¨¢s reaccionaria del pa¨ªs, envuelta en banderas rojas o regionales, se va dando a conocer.

La segunda fue la org¨ªa sentimental del PSOE. Pero ?no pueden actuar como adultos? ?Se imaginan a un grupo de m¨¦dicos llorando en p¨²blico porque no han resuelto el problema del reparto de camas en el hospital? ?O acaso creen que se dirim¨ªa un problema superior? Es cierto: hay un problema mayor. El partido es una olla de grillos. Est¨¢n los de S¨¢nchez, que acabar¨¢n uni¨¦ndose a Iglesias, si les deja. Los de Catalu?a ya se van a fundir en Colau, que es lo que se merecen. Los del Pa¨ªs Vasco parecen chicos de la gratuita del PNV. Y finalmente quedan algunos socialistas que podr¨ªan pertenecer a un partido europeo. El primer trabajo del futuro secretario va a ser eliminar la grasa.

Dir¨¢n ustedes, ?y el PP? Comprender¨¢n que con esa oposici¨®n lo suyo es un paseo despu¨¦s de misa. Habano, el Marca, sombrerazo, ?c¨®mo est¨¢ usted, se?ora baronesa?, gratitud al alt¨ªsimo.