El espa?ol que dijo ¡®no¡¯ a Silicon Valley

BigML no es una compa?¨ªa tan conocida como Google, Amazon o Microsoft. No llega a los 100 empleados, mientras las otras tres superan con holgura los 50.000. Tampoco tiene sede en Silicon Valley, sino en Corvallis, Oreg¨®n. Pero la compa?¨ªa que dirige el espa?ol Francisco J. Mart¨ªn compite de t¨² a t¨² con estos mastodontes en un sector, el del aprendizaje autom¨¢tico (o machine learning), que est¨¢ en pleno auge y que se considera esencial en el futuro de la tecnolog¨ªa. Mart¨ªn crea inteligencia artificial capaz de aprender, de adaptarse y de anticiparse a los hechos. Sus algoritmos predicen el ¨¦xito de una app o el riesgo de padecer diabetes. Le avalan m¨¢s de 30.000 usuarios -que utilizan su empresa para elaborar predicciones propias- y 600 universidades. En sus visiones del futuro no est¨¢n los androides con sentimientos: "Un robot nunca podr¨¢ disfrutar de la vida".

No se nos asignar¨¢ un abogado de oficio, sino un robot de oficio

El aprendizaje autom¨¢tico es un campo de las ciencias de computaci¨®n que permite a las m¨¢quinas asimilar algo para lo que no est¨¢n programadas. Esta disciplina tiene casi 40 a?os de existencia, pero Mart¨ªn (junto a Tom Dietterich, uno de los padres del machine learning) es un pionero mundial en su desarrollo con un punto de vista comercial.

La tecnolog¨ªa que ofrece BigML permite a sus usuarios elaborar predicciones tan diversas como el ¨¦xito de un proyecto en la plataforma de crowdfunding Kickstarter, las valoraciones de un libro en Kindle (en funci¨®n de su precio, las palabras que contiene su descripci¨®n o el n¨²mero de p¨¢ginas), la posici¨®n ideal de una persona en f¨²tbol (bas¨¢ndose en su peso, altura, edad o lugar de residencia), o el riesgo de padecer un infarto. Lo que hace Mart¨ªn va mucho m¨¢s all¨¢ del big data: "El big data es una ciencia vac¨ªa", reivindica desde el Legal Management Forum, un encuentro de innovaci¨®n en Madrid en el que particip¨® a mediados de octubre.

"El big data se ha quedado en una definici¨®n et¨¦rea que diferentes grupos usan a su antojo", explica Mart¨ªn, que recuerda que la prestigiosa consultora tecnol¨®gica Gartner ya ha definido el t¨¦rmino big data como "vac¨ªo de significado" y lo ha sacado de sus curvas de proyecci¨®n para tecnolog¨ªas emergentes. Mart¨ªn aconseja a universidades y empresas alejarse del concepto de datos masivos en favor del aprendizaje autom¨¢tico, e incluir en sus equipos a matem¨¢ticos, ingenieros y estad¨ªsticos en lugar de a los llamados cient¨ªficos de datos. Y es que el aprendizaje autom¨¢tico da la gesti¨®n de datos por supuesta y proporciona la capacidad de obtener resultados con m¨¢s o menos informaci¨®n, con m¨¢s o menos variables y con la habilidad de aprender de los propios resultados.

Mart¨ªn cree que con el aprendizaje autom¨¢tico la inteligencia artificial evolucionar¨¢ hasta niveles insospechados. "Vamos a ver cosas que no podemos ni imaginar. Por ejemplo, creo que en un futuro ya no se nos asignar¨¢ un abogado de oficio. Se nos asignar¨¢ un robot de oficio", afirma este sevillano de nacimiento, que sin embargo s¨ª ve inviable un futuro: "Lo que nunca podremos ver es a un robot disfrutar de la vida, pasarlo bien con los amigos, formar una familia. Podr¨¢n jugar y replicar esas sensaciones. Pero un robot nunca llegar¨¢ a tener sentimientos reales".

El consejero delegado de BigML estudi¨® Ingenier¨ªa Inform¨¢tica en la Polit¨¦cnica de Valencia. Tras un doctorado en Barcelona fund¨® las dos primeras spin-offs del CSIC, donde investigaba sobre inteligencia artificial. Luego sigui¨® form¨¢ndose en Estados Unidos y all¨ª cre¨® BigML, en Corvallis, la quinta ciudad del pa¨ªs en investigaci¨®n tecnol¨®gica. Las grandes compa?¨ªas de Silicon Valley han intentado comprar su empresa, pero Mart¨ªn decidi¨® seguir compitiendo con ellas para mantener su autonom¨ªa y el control del precio de su producto, que le permite "democratizar" la tecnolog¨ªa a la que le ha dedicado su carrera. Apple compr¨® m¨¢s de una decena de sus patentes para despu¨¦s aplicarlas en su exitosa plataforma musical, iTunes.

Los robots podr¨¢n hacer cosas inimaginables. Pero nunca podr¨¢n tener sentimientos reales

La empresa de Mart¨ªn tiene un importante porcentaje de su plantilla copado por talento espa?ol emigrado. Hace un a?o abri¨® su subsidiaria europea en Valencia, tras un proceso que considera dif¨ªcil y demasiado burocr¨¢tico en comparaci¨®n con el sistema estadounidense. Mart¨ªn cree que la investigaci¨®n espa?ola tambi¨¦n tendr¨ªa que aprender de la de su pa¨ªs de residencia: "En Estados Unidos hay un buen modelo de colaboraci¨®n entre lo p¨²blico y lo privado. Las investigaciones de punto de partida las llevan universidades y otras instituciones, auspiciadas por distintas administraciones y ministerios como, por ejemplo, el de Defensa. Luego las empresas financian proyectos concretos de gran inter¨¦s".

"A la gente le atemoriza que los robots nos quiten el trabajo por la sociedad en la que vivimos", opina el empresario espa?ol, que cree que no es necesariamente malo que las m¨¢quinas nos quiten tareas y trabajos tediosos. "Hay muchas formas de vivir la vida. As¨ª tendremos m¨¢s tiempo para disfrutar y para explorar", resume Mart¨ªn, que vuelve a dibujar un futuro: "Vivimos en un solo planeta. Gracias a los robots tendremos tiempo para explorar el resto".