Afrocomplejos
"Yo soy cubano y punto. ?En alg¨²n lado se lee nombrar a los blancos ariocubanos o cosa por el estilo? Pues entonces no acepto que me apliquen la coletilla acomplejada y discriminatoria de "afro". Los racistas cubanos se tendr¨¢n que aguantar, porque cubanos somos todos los que nacimos en Cuba o fueron adoptados por ella, as¨ª que yo soy cubano, orgulloso del aporte africano a mis ra¨ªces, pero cubano, que las clasificaciones son cosas de racistas y de sus v¨ªctimas acomplejadas".
Hace dos a?os, a principios del mes de agosto, poste¨¦ la reflexi¨®n anterior en mi muro de Facebook. Evidentemente, se desat¨® un debate sobre el t¨¦rmino afro y sus interpretaciones, por lo que retomo el tema ahora e intentar¨¦ desarrollarlo aqu¨ª dentro de lo posible.
La raz¨®n fundamental de estas reflexiones es que estoy cansado de ver el uso en los medios de comunicaci¨®n del t¨¦rmino afro manipulado y, en muchos casos, sem¨¢nticamente pervertido. Tambi¨¦n de su uso para intentar encubrir el evidente complejo de inferioridad que sufren muchos negros y negras, sobre todo cuando se trata de contextualizaciones sobre cuestiones culturales y de su propia identidad.
El racismo no es una simple tejedura de prejuicios aberrantes, ni una confabulaci¨®n ideol¨®gica desechable. Tampoco es una realidad oportunista surgida hace poco, y mucho menos una enfermedad. Se trata de una estructura de origen hist¨®rico que desempe?a funciones beneficiosas para un grupo, que por medio ¨¦l construye y mantiene el poder hegem¨®nico sobre el resto de la sociedad. Ese grupo usa el racismo como instrumento a trav¨¦s de las instituciones y organiza, por medio del imaginario social, una tela de pr¨¢cticas de exclusi¨®n. De ese modo, preserva y ampl¨ªa los privilegios sociales, el poder pol¨ªtico y la supremac¨ªa total adquiridos hist¨®ricamente y transmitidos de generaci¨®n en generaci¨®n.
En una sociedad ya multirracial y mestiza, servir¨ªa para preservar el monopolio de los recursos para el segmento racial dominante. Ser¨ªa un sistema total que se articula desde el principio mediante tres instancias operativas entrelazadas, pero distintas: 1) las estructuras pol¨ªticas, econ¨®micas y jur¨ªdicas de mando de la sociedad; 2) el imaginario social total, que controla el orden simb¨®lico; y 3) los c¨®digos de comportamiento que rigen la vida interpersonal de los individuos que forman parte de esta comunidad.
Comparto plenamente esta definici¨®n del racismo del cubano intelectual y estudioso de la negritud Carlos Moore. Son bien conocidas y estudiadas las razones del racismo contra los negros, tambi¨¦n los intentos de combatirlo utilizando distintos m¨¦todos, desde pacifistas y religiosos, hasta militantes y revolucionarios. Tambi¨¦n hay mucha teor¨ªa sobre el tema y suficientes estudios y disertaciones. Los grandes dirigentes de las luchas de las naciones africanas contra la opresi¨®n colonial europea apostaron casi sin excepci¨®n por el concepto de Panafricanidad, o sea, la uni¨®n t¨¢ctica y estrat¨¦gica de sus fuerzas en las luchas por la independencia. Pero como dijo Am¨ªlcar Cabral: "un pueblo que se libera del dominio extranjero no ser¨¢ culturalmente libre a no ser que sin complejos y sin subestimar la importancia de las contribuciones positivas de la cultura del opresor y de otras culturas, retome la suya propia". Esto implicaba el cultivo de cada cultura africana con sus particularidades incluidas, independientemente de la uni¨®n estrat¨¦gica.
El t¨¦rmino afro se comenz¨® a utilizar en los Estados Unidos durante las luchas por los derechos civiles a mediados del siglo XX. Diferentes agrupaciones y partidos pol¨ªticos que se vieron reflejados pol¨ªticamente en las luchas de liberaci¨®n del continente africano, en su propia causa contra el racismo y el apartheid existente en gran parte del territorio de la potencia hegem¨®nica, buscaron puntos de comparaci¨®n y apoyo en las ra¨ªces africanas de los discriminados para reafirmar la identidad que el sistema sociopol¨ªtico les negaba. En el Caribe, sobre todo en sus islas inglesas, ya se hab¨ªa establecido el movimiento mesi¨¢nico y panafricanista de los rastafaris, con su particular interpretaci¨®n religiosa del libro sagrado del Cristianismo, su misticismo y su propia interpretaci¨®n de la historia del hombre negro. ?frica era un referente para todos estos movimientos pol¨ªticos y religiosos, pero desde una visi¨®n bastante ideal e irreal de su verdadera realidad, porque ?frica no es un pa¨ªs, sino un continente con 55 Estados (actualmente) y miles de etnias, por lo que simplificar su identidad de la manera en la que muchos hicieron y hacen no aporta nada real a la lucha contra el racismo contra los negros. Los miembros del movimiento intelectual de las islas caribe?as de habla inglesa a mediados del siglo pasado se autodenominaban como NEGROS, a contrapelo de la corriente afro defendida y promocionada por las ¨¦lites intelectuales y acad¨¦micas negras de Estados Unidos.
No me gusta el termino afro porque presupone que todos los negros del mundo somos africanos (ignorando nuestras propias culturas), porque me parece un encajonamiento mental que hace que muchos negros que ni nacieron ni viven en ?frica simplemente lo acepten para evitar cuestionarse su verdadera identidad (afrocomplejo) en el pa¨ªs donde viven o nacieron. Porque en estos tiempos de lenguaje pol¨ªticamente correcto se ha manipulado el t¨¦rmino y se usa en lugar del real: NEGRO, que es el que deber¨ªamos enarbolar con orgullo. La andadura de la Humanidad comenz¨® en ?frica, que tiene una rica historia manipulada y oculta para la mayor¨ªa de la gente en Europa, desconocida incluso para much¨ªsimos de los mismos africanos. La infamia de la esclavitud cre¨® una di¨¢spora de negros, sobre todo en las Am¨¦ricas. Ellos ten¨ªan lazos culturales con ?frica, pero fueron creando su propia cultura en los diferentes pa¨ªses donde se asentaron, en casi todos los casos sin el menor contacto real con ?frica. Culturas mezcladas, transculturizadas, a pesar del mantenimiento de aspectos de las culturas originales africanas, por lo que alguien como yo, nacido en Cuba, soy el producto de esa mezcla que incluye tambi¨¦n aspectos de la cultura del antiguo colonizador tan importantes como el lenguaje.
En el tema del racismo contra los negros hay bastante victimismo en parte de quienes lo sufren ac¨¢ en Europa. El racismo es una estructura de dominaci¨®n pol¨ªtica-econ¨®mica, por lo tanto hay que ir a la ra¨ªz del problema y acabar de aceptar que no se trata de una cuesti¨®n de individuos sino de sistemas sociopol¨ªticos. Nadie nace racista si no es educado en ello, as¨ª que encerrarse en guetos mentales y pseudoculturales afros no resolver¨¢ el problema. La propia ?frica postcolonial actual est¨¢ gobernada en casi todos sus pa¨ªses por ¨¦lites corruptas y pol¨ªticamente represoras, alentadoras de conflictos ¨¦tnicos y tribales para mantener su dominaci¨®n, por lo que la solidaridad panafricanista real es solo un cascar¨®n vac¨ªo que desmiente toda la base te¨®rica del concepto afro, tan de moda. Soy de la opini¨®n de que cada negro tiene que luchar por la igualdad y el reconocimiento de sus derechos en el lugar del mundo donde naci¨®, sea el pa¨ªs que sea; que tiene que estar orgulloso de su propia cultura, que tiene que salir del gueto mental y no buscar las respuestas a su propia identidad en ?frica. El color de la piel no significa nada, hay millones de blancos que son tan africanos como los negros. La victoria es cierta, todo el poder para el pueblo.
Benjam¨ªn de As¨ªs S¨¢nchez P¨¦rez es inform¨¢tico cubano residente en Suiza, amante de los viajes y desde hace ocho a?os escribe el blog Ben, un cubano en Europa.
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