El populismo toma el Ala Oeste
La victoria de Trump tendr¨¢ consecuencias desastrosas para la UE y para M¨¦xico
El populismo toma el Ala Oeste. No han sido los rusos, ni los chinos, ni los norcoreanos, ni los yihadistas sino los mismos estadounidenses los que han asestado un golpe funesto a los intereses de su pa¨ªs. Votando por un candidato como Trump con la falsa esperanza de lograr una Am¨¦rica mejor, m¨¢s prospera y m¨¢s segura, los estadounidenses habr¨ªan sembrado el camino para un EE UU m¨¢s dividido internamente, con menos oportunidades econ¨®micas y m¨¢s inseguros frente al resto del mundo.
Se ha usado y abusado de la analog¨ªa con los a?os treinta del siglo pasado. Pero lo que se est¨¢ configurando ante nosotros tiene demasiados paralelismos como para ignorarlo alegremente: a una crisis econ¨®mica de una profundidad excepcional a?adimos ahora el asedio de la insurgencia populista, que tras tomar algunas peque?as plazas (Budapest, Varsovia) se hizo con un trofeo de caza mayor (Londres) y ahora se encamina a tomar la capital. Proteccionismo, chovinismo, nacionalismo, xenofobia, un c¨®ctel letal de infaustos recuerdos.?
Para Europa, tambi¨¦n para M¨¦xico, que ser¨¢ la primera v¨ªctima de Trump, el desastre tiene proporciones ¨¦picas. Y no s¨®lo porque el primer beneficiario de esta elecci¨®n es Putin, que puede ver alentadas sus tentaciones irredentistas en el espacio exsovi¨¦tico, sino porque el proyecto europeo puede no sobrevivir a la conjunci¨®n del Brexit en Londres y Trump en Washington. Y para China, que hasta ahora se ha contenido geopol¨ªticamente conform¨¢ndose con los beneficios econ¨®micos de una globalizaci¨®n abierta, un giro al proteccionismo por parte de Trump puede proporcionar la excusa perfecta para, a su vez, emprender una deriva nacionalista hacia dentro y hacia fuera que haga estallar las tensiones larvadas con sus vecinos.
Trump ha convertido la mentira, la difamaci¨®n y el odio en una eficaz arma pol¨ªtica, sentando un peligros¨ªsimo y penoso precedente para todos los dem¨®cratas del mundo, que hoy est¨¢n de luto por una democracia, la estadounidense, capturada por el frente populista. Repasen la Constituci¨®n estadounidense y no encontrar¨¢n en ella la palabra democracia: si algo tem¨ªan los padres fundadores era a las pasiones irracionales de la opini¨®n p¨²blica. Aquella ¡°ciudad en la colina¡± cuya resplandeciente luz inspirar¨ªa y guiar¨ªa al resto del mundo, tal y como la describiera el pastor protestante John Winthrop a los peregrinos que arribaban a las costas americanas en el Arbella, se ha convertido hoy en un lugar oscuro que genera miedo e incertidumbre. El mundo cambiar¨¢ profundamente y la imagen de EE UU nunca volver¨¢ a ser la misma.
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