El secreto de Rothko
COMO LA MUJER de la fotograf¨ªa, tambi¨¦n yo dudar¨ªa con cu¨¢l de las dos obras quedarme. En el caso, claro, de que tuviera en casa una pared con las dimensiones precisas para colgarla. ?Pero cu¨¢l elegir siendo que, sin comprender ninguna de los dos, ambas logran hipnotizarte por igual? Recuerdo haber visto un rothko en el despacho de un ejecutivo de la serie Mad Men en el que hab¨ªa que entrar sin zapatos. El rothko estaba all¨ª como una demostraci¨®n de poder, pero no solo de poder econ¨®mico. Trat¨¢ndose del despacho de una agencia de publicidad, se supon¨ªa que significaba algo m¨¢s. No s¨¦, buen gusto, af¨¢n de vanguardia, quiz¨¢ una idea de lo que deber¨ªan transmitir todos los anuncios. De poseer una pared y dinero, no solo me comprar¨ªa esos cuadros, sino cualquier producto comercial que los evocara. Me viene a la memoria la ¨²ltima escena de la serie, donde, deslumbrado por un sol de tonalidades estupefacientes, a Don Draper se le ocurre el anuncio hist¨®rico de Coca-Cola. Me pregunto si los efectos en su mirada de ese sol le trajo a la memoria el cuadro de Rothko que hab¨ªa en el despacho de su jefe y que yo, como espectador, esperaba que apareciera en cada cap¨ªtulo. Estas pinturas del artista let¨®n producen en el interior del cerebro unos estallidos de luz semejantes a los del sol intenso de la infancia.
Observen las flores que nacen de uno de los hombros de la espectadora para descender luego por su espalda. ?Acaso no da la impresi¨®n de que han surgido por influencia del cuadro de la derecha? Tal es el secreto de Rothko, lo que consigue que crezca bajo su autoridad.
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