Respeto para Isabel Pantoja
Con independencia de que sea un personaje de la llamada 'prensa rosa', en su faceta de cantante tiene todo el derecho a ser tratada con respeto. Ella y los lectores del peri¨®dico.
El viernes, 11 de noviembre, este peri¨®dico public¨® en la secci¨®n de Cultura de la edici¨®n digital (el s¨¢bado 12, en la impresa) un art¨ªculo, -Isabel Pantoja: vuelve el teatro de los sollozos y gestos rotos- sobre la reaparici¨®n de la cantante Isabel Pantoja, que present¨® su nuevo disco en el Teatro Real de Aranjuez. Se trataba del primer concierto de Pantoja tras abandonar la c¨¢rcel de Alcal¨¢ de Guadaira, donde ha permanecido recluida casi dos a?os, por un delito de evasi¨®n de capitales. La expectaci¨®n era enorme, y grande tambi¨¦n la desilusi¨®n e irritaci¨®n de algunos de los lectores que leyeron la cr¨®nica publicada en Cultura. De ¡°escarnio continuo¡±, la califica uno de ellos.
El mismo viernes recib¨ª los primeros mensajes de protesta. Entre ellos el de un lector que consigna todos sus datos en el correo que me env¨ªa, pero que me pide anonimato. ¡°Le¨ª a primera hora el art¨ªculo que firma Fernando Navarro, en relaci¨®n a la vuelta a los escenarios de Isabel Pantoja y qued¨¦ bastante perplejo", escribe. "Apenas comentaba nada del acontecimiento, solo puras descalificaciones de mal gusto tanto del p¨²blico asistente como de la artista. ?Qu¨¦ tipo de cr¨ªtica art¨ªstica era aquello? Luego comprob¨¦ en la tarde que hab¨ªa modificado el art¨ªculo, pero creo que se tendr¨ªa que ser algo m¨¢s serio en este peri¨®dico y evitar ese tipo de comentarios, puras opiniones que rozan el odio al personaje y lo que el autor considera ¡®la Espa?a de pandereta¡¯. ?Cant¨® bien? ?Cant¨® mal? ?C¨®mo fue la presentaci¨®n? Eso parece no interesar al se?or Navarro. A los lectores quiz¨¢s si les interesa. Yo tuve que consultar otro medio para informarme¡±.
Otro lector, Jos¨¦ Antonio Mu?oz, se pregunta en su correo qu¨¦ sentido tiene dedicar un espacio a la cantante, sobre todo, ¡°para ponerla de vuelta y media¡±. Despu¨¦s de reproducir algunos de los comentarios que el firmante del art¨ªculo dedica a Pantoja, este lector se?ala: ¡°Yo preferir¨ªa que no escribieran sobre ella porque creo que no es propio de un diario serio y de referencia. Para eso est¨¢ el Hola o el Lecturas. Pero si han de escribir que sea en la secci¨®n Gente y con algo del respeto que este diario debe brindar a sus lectores y a los personajes que retratan. Se puede ser igual de cr¨ªtico sin resultar falt¨®n pero, claro, eso pocos periodistas lo consiguen¡±.
Miguel Navarro me escribe desde Reino Unido el siguiente mensaje:
¡°Contrasta este art¨ªculo con la cobertura respetuosa que se hace de la muerte de Leonard Cohen. Y yo he notado durante muchos a?os esta costumbre de EL PA?S. Tiende a subir a las nubes a artistas y grupos extranjeros y a un pu?adito selecto de artistas espa?oles. Pero la cobertura de la inmensa mayor¨ªa de artistas populares espa?oles es utilizada para hacer burla de ellos y de sus seguidores. Este es siempre, siempre, el caso con Camilo Sesto, Julio Iglesias, Raphael, la mencionada Isabel Pantoja y tantos otros artistas que son seguidos, amados y disfrutados por much¨ªsima gente en Espa?a y en todo el mundo".
Y a?ade: "Muere Juan Gabriel y M¨¦xico lo entierra con honores casi de Estado. A su gran amiga y gran cantante Isabel Pantoja EL PA?S la maltrata. Parece que EL PA?S se la tiene jurada a cierto tipo de expresi¨®n artista espa?ola. Nunca tuvo nada bueno que decir de las grandes coplistas -Imperio Argentina, Marif¨¦ de Triana, etc¨¦tera- y cantantes de canci¨®n tradicional espa?ola que se marchitaron, y muchas murieron en el olvido. Otros pa¨ªses, como Reino Unido, donde vivo, o M¨¦xico, tienen a gala respetar y mimar a sus artistas, grandes y peque?os. Desear¨ªa que EL PA?S supiera hacer lo mismo¡±.
Fernando Navarro, autor del art¨ªculo sobre la actuaci¨®n de Isabel Pantoja, lamenta, en el correo de respuesta que me ha enviado, haber sido causa de estas reacciones. ¡°Lamento que alguien pudiese sentirse ofendido o dolido por mi art¨ªculo sobre el regreso de Isabel Pantoja. Nunca fue mi intenci¨®n. Respeto much¨ªsimo la carrera art¨ªstica de Isabel Pantoja e igualmente la opini¨®n de cualquier lector u oyente que le guste o la admire, pero no comparto el valor que se le otorga en el tejido cultural de nuestro pa¨ªs. Como cr¨ªtico musical, no estoy en posesi¨®n de ninguna verdad, tan solo de la m¨ªa basada en lo que escucho y veo y creo que tengo la obligaci¨®n con el lector de ser fiel a esa opini¨®n, guste o no guste. Eso no depende de m¨ª. Lo contrario ser¨ªa falsear la cr¨®nica del concierto, la opini¨®n. Lo que escuch¨¦ y vi en el regreso de la Pantoja no me gust¨® tanto como creo que les pod¨ªa haber gustado o gust¨® a otros. No me gust¨® el acompa?amiento excesivo de la orquesta, ni el modo de ejecutar las canciones y, con todo, escribo que estaba ¡®plet¨®rica¡¯, ¡®imponente¡¯ y que tiene un ¡®tono impactante por momentos¡¯ como ¡®cantado con las tripas¡¯. En t¨¦rminos generales, no me gust¨®, pero quise recoger las frases que se lanzaron a la int¨¦rprete como ambiente que ilustrase el concierto y la intensidad del mismo por un p¨²blico entregado. Las connotaciones sociales de la Pantoja las veo indisolubles del personaje p¨²blico que ella misma se ha creado participando activamente desde hace d¨¦cadas en la prensa del coraz¨®n. De hecho, el art¨ªculo iba en la secci¨®n de Gente, aunque en la web se public¨® en Cultura, y por eso, desde la jefatura del peri¨®dico, se me pidi¨® no obviar todas estas connotaciones: su salida de la c¨¢rcel, la preparaci¨®n de este concierto como un regreso medi¨¢tico medido, sus primeras palabras (que solo fueron cantadas y que se recogen en la primera canci¨®n seleccionada, tal y como recojo en el art¨ªculo)... Lamento las molestias ocasionadas a sus seguidores. Y lamento que haya causado indignaci¨®n entre algunos lectores¡±.
Creo que el primer error del art¨ªculo es de concepto. No acaba de estar claro si lo que se pretende es hacer una cr¨ªtica musical de la reaparici¨®n de Isabel Pantoja, o aprovechar dicha reaparici¨®n para hacer una cr¨®nica sobre la cantante con destino a la secci¨®n Gente, en la que se public¨® en la edici¨®n de papel.
Fernando Navarro es un cr¨ªtico musical del diario, por lo que hubiera sido de inter¨¦s leer un art¨ªculo suyo sobre la actuaci¨®n de la Pantoja. Centrarse en la m¨²sica no le habr¨ªa impedido, desde luego, recoger el ambiente del teatro donde actu¨®, ni las expresiones que lanzaron los fervorosos admiradores de la artista. Al encargarle un texto h¨ªbrido, en el que ten¨ªa que abordar, como ¨¦l mismo se?ala, tambi¨¦n lo relativo a ¡°las connotaciones sociales" del personaje, temo que ha acabado por sacrificar los aspectos musicales para centrarse en las cuestiones personales sin dosificarlas adecuadamente. Se excede, en mi opini¨®n, en los juicios sobre el aspecto f¨ªsico de la cantante ¨Clleg¨® a aludirse al ¡®botox¡¯ en un titular que se cambi¨®, felizmente-, y en algunas menciones a su paso por la c¨¢rcel. ¡°Atr¨¢s quedaron otros gritos, los de ¡®choriza¡¯, que escuch¨® al ingresar en prisi¨®n por blanqueo de capitales¡±, dice Navarro en el texto. O, ¡°se la vio con la jeta tremenda de ¡®vais a saber c¨®mo las gasto¡¯¡±.
Con independencia de que Isabel Pantoja sea un personaje de la llamada prensa rosa, o de los programas del mismo tipo que proliferan en la televisi¨®n, y con independencia de que haya comerciado o no con su vida privada, en su faceta de cantante tiene todo el derecho a ser tratada con respeto. Ella y los lectores del peri¨®dico.
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