'Trumpismo' parlamentario
El sarcasmo de la candidatura de Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz a presidir la Comisi¨®n de Exteriores
En el intrincado mundo de la alta pol¨ªtica y las estrategias parlamentarias, algunas cosas resultan bastante f¨¢ciles de comprender. Una de ellas es que no pones a un mat¨®n al¨¦rgico a las leyes? internacionales al frente de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores del Congreso. Sin embargo, eso es exactamente lo que podr¨ªa haber ocurrido esta semana, gracias a la colaboraci¨®n m¨¢s o menos vergonzante entre el Partido Popular, el Partido Socialista y Ciudadanos.
El exministro del Interior, Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, fue reprobado en su momento por los diputados debido al esc¨¢ndalo del espionaje de Estado a sus contrincantes pol¨ªticos. Siendo grave, este asunto es un pecadillo de juventud en comparaci¨®n con el rosario de abusos, irregularidades y omisiones de su departamento a lo largo de cinco a?os de la peor pol¨ªtica migratoria que ha conocido este pa¨ªs. La lista incluye la muerte de quince inmigrantes en el puerto ceut¨ª del Tarajal (con medalla incluida a los guardias civiles implicados), la deplorable gesti¨®n de los centros de detenci¨®n de extranjeros, los controles racistas, la desprotecci¨®n de menores no acompa?ados y la devoluci¨®n autom¨¢tica de potenciales solicitantes de asilo en las fronteras espa?olas, por citar solo algunas perlas. Por encima de todas ellas est¨¢ la responsabilidad directa en la crisis de refugiados, donde el Sr. Fern¨¢ndez-D¨ªaz y su equipo han sido determinantes en la respuesta cobarde y aislacionista -cuando no ilegal- de Espa?a a la mayor emergencia humanitaria en suelo europeo desde los a?os 40.
Conviene no perder de vista el sarcasmo de este asunto. Mientras medio planeta se echa las manos a la cabeza ante la elecci¨®n de un xen¨®fobo populista como l¨ªder de los Estados Unidos, a buena parte de nuestros representantes les ha parecido muy buena idea que en una legislatura esencialmente parlamentaria la estrategia exterior de Espa?a est¨¦ liderada por una versi¨®n castiza del presidente electo. Porque, a diferencia de lo que hemos escuchado estos d¨ªas, la presidencia de una comisi¨®n es mucho m¨¢s que un aumento de sueldo y un coche oficial. Los presidentes pueden influir en los asuntos que se discuten y en c¨®mo se hace, marcar de cerca la posici¨®n del gobierno e impulsar o ralentizar la agenda legislativa en cuatro a?os donde Espa?a y Europa van a enfrentarse a m¨¢s de una encrucijada vital.
El papel del PSOE y Ciudadanos en este asunto es poco edificante, por decirlo de forma suave. Tras el ritual cruce de reproches entre los grupos de la oposici¨®n y las referencias a un opaco acuerdo de reparto de las comisiones, lo ¨²nico que ha quedado claro es que ambos partidos solo decidieron plantarse cuando la presi¨®n externa fue intolerable.
Definitivamente, vamos a necesitar algo m¨¢s. Esta an¨¦cdota lamentable ilustra el modo en que los partidos europeos de la izquierda, el centro y la derecha moderada est¨¢n cediendo posiciones lentamente hasta convertir en aceptable lo que hace solo unos a?os nos parec¨ªa una aberraci¨®n. Si queremos revertir la tendencia autodestructiva que ha dado lugar al Brexit, a Trump y a la mir¨ªada de movimientos de ultraderecha que determinan sin dominarlo el clima pol¨ªtico de sus respectivos pa¨ªses, debemos empezar por establecer con claridad las l¨ªneas rojas. Una de las m¨¢s urgentes es aceptar que la crisis de refugiados es una tragedia humanitaria que Europa puede gestionar razonablemente sobre la base de la responsabilidad compartida y el respeto a las normas internacionales por las que los propios europeos tanto trabajaron en el pasado. Si un individuo decide salt¨¢rselas a la torera, su lugar no est¨¢ en el sill¨®n de presidente de la Comisi¨®n de Asuntos Exteriores, sino en un banquillo.
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