La ¨²ltima parada de Fatim
La muerte de la exportera de Gambia pone los focos sobre la pobreza en este pa¨ªs
En su poema titulado El soplo de los ancestros, el poeta senegal¨¦s Birago Diop nos recuerda que ¡°Aquellos que han muerto no se han ido nunca / Est¨¢n en la sombra que se alumbra / Y en la sombra que se espesa / Los muertos no est¨¢n bajo la tierra / Est¨¢n en el ¨¢rbol que se estremece / Est¨¢n en la madera que gime / Est¨¢n en el agua que corre / Est¨¢n en el agua que duerme / Est¨¢n en la caba?a, est¨¢n en la multitud / Los muertos no est¨¢n muertos¡±.
Pues bien, esta estrofa me da pie, en este mes en que los cristianos cat¨®licos celebran a sus fieles difuntos y a todos sus santos, para tener un pensamiento ¡ªm¨¢s vale tarde que nunca¡ª para todos los migrantes que han perdido la vida por querer vivir. Muchos de los cuales fueron tragados por las dunas del desierto del Sahara o por las aguas del Mediterr¨¢neo. Ante el silencio de los medios de comunicaci¨®n hastiados por la repetici¨®n de los naufragios, de las ¨¦lites y de las autoridades africanas que abandonan cobardemente a sus ciudadanos.
Los gambianos representan el quinto contingente africano m¨¢s importante de migrantes
Seg¨²n Acnur, al menos 3.740 personas han perdido la vida o han desaparecido en lo que llevamos de a?o en el Mediterr¨¢neo. Gente an¨®nima, muchas de ellas, o algunas caras conocidas, como Fatim Jawara, portera de la selecci¨®n nacional femenina de f¨²tbol de Gambia. Viajaba en uno de estos ata¨²des flotantes que naufrag¨® entre Libia y Europa a finales del pasado mes de octubre. La joven deportista de 19 a?os fue la ¨²nica que pudo ser identificada de entre todas las v¨ªctimas del naufragio, seg¨²n inform¨® la Federaci¨®n gambiana de f¨²tbol. Hab¨ªa partido de Gambia en septiembre para cruzar el desierto del Sahara con destino Libia, desde donde subi¨® en la embarcaci¨®n como muchos otros inmigrantes africanos que intentan emigrar a Europa.
Su muerte es una p¨¦rdida para su familia, sus compa?eras y su pa¨ªs. Y aunque pueda parecer contradictorio, la muerte de Fatim puede equiparse con una de las paradas que hac¨ªa en los campos de f¨²tbol. Hasta ahora en el punto de mira por las ocurrencias de su presidente autoritario Yayah Jammeh, ahora los focos se han detenido sobre Gambia por la miseria en que vive el 60% de la poblaci¨®n. Y lo que es peor, la OIM asegura que los gambianos representan el quinto contingente africano m¨¢s importante de migrantes en llegar a Italia por mar. A pesar de que este peque?o pa¨ªs de ?frica Occidental solo tiene 1,8 millones de habitantes.
Claro, Jammeh, como siempre, dir¨¢ que ¨¦l ya avis¨® a las familias de los inmigrantes que ser¨ªan los responsables de la muerte de estos ¨²ltimos. Pero se olvida de que el verdadero responsable de esta cat¨¢strofe es ¨¦l. No solo esto, sino que casualmente fue en Banyul, la capital de Gambia, donde la Comisi¨®n africana de los derechos humanos y de los pueblos denunci¨® hace un a?o que "la degradaci¨®n de la situaci¨®n socioecon¨®mica, pol¨ªtica y la inseguridad en determinados pa¨ªses empujaba a los ciudadanos a emigrar poniendo en peligro sus vidas". Y de paso deplor¨® tambi¨¦n el silencio de los dirigentes africanos a los que pidi¨® que asumieran sus responsabilidades y dieran respuestas a la desesperaci¨®n de estas poblaciones.
Los focos se han detenido sobre Gambia por la miseria en que vive el 60% de la poblaci¨®n
Sin embargo, el dictador gambiano no se da por aludido, obviando que la muerte de sus conciudadanos que huyen de la miseria en el pa¨ªs no es m¨¢s que el signo patente del fracaso en el reparto de las riquezas, y por consiguiente un fracaso clamoroso de la clase dirigente que ¨¦l encabeza. Pero como dice el poema de Diop, aquellos que mueren siempre estar¨¢n all¨ª para recordarle sus obligaciones.
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