El pensamiento grupal o cuando no se admite la cr¨ªtica
Caer en la miop¨ªa es el peligro de pensar que eres el mejor
?Por qu¨¦ personas inteligentes a veces toman decisiones poco afortunadas en equipo? Hay comportamientos en grupo que nos ¡°restan¡± cociente intelectual, aunque no nos demos ni cuenta.
As¨ª sucede en las empresas, en las familias y en la pol¨ªtica. Y ahora que Trump est¨¢ formando gobierno conviene recordar la investigaci¨®n que realiz¨® Irving Janis, profesor de la Universidad de Yale (Connecticut). All¨¢ por los sesenta cuando Estados Unidos estaba enfrascada en la guerra de Vietnam, el presidente Johnson tom¨® decisiones poco acertadas. Janis analiz¨® los motivos y descubri¨® que durante el proceso de an¨¢lisis, todo el mundo estaba de acuerdo con la idea principal. Nadie propon¨ªa algo distinto. Cre¨ªan sin fisuras que hab¨ªa que permanecer en Vietnam. No hab¨ªa voces disonantes. Y no era porque no se atrevieran, sino porque nadie lo pensaba. Este fen¨®meno Janis lo bautiz¨® como ¡°pensamiento grupal¡±, que ocurre cuando un equipo est¨¢ muy cohesionado, tiene un fuerte enemigo com¨²n y adem¨¢s comparten un ideal com¨²n (Janis, por cierto, a ra¨ªz de esta investigaci¨®n fue considerada persona non-grata para m¨¢s de uno). A?os antes, Kennedy, lo consigui¨® evitar cuando introdujo civiles en la toma de decisiones de guerra, como se recoge en la pel¨ªcula Trece D¨ªas, pero parece que fue una pr¨¢ctica que no cre¨® precedentes.
La historia ha demostrado que cualquier gigante puede caer si se cree invulnerable
En los grupos de amigos, en algunas empresas y en la pol¨ªtica habita el pensamiento grupal. Por tendencia, solemos rodearnos de personas similares a nosotros y escogemos la informaci¨®n acorde a nuestros intereses de partida. Digamos que somos fieles a nuestros pensamientos y nos gusta hablar de f¨²tbol con los de nuestro mismo equipo o de pol¨ªtica con simpatizantes de nuestro partido preferido (quiz¨¢ por ese motivo no somos capaces de prever resultados electorales sorprendentes). Por supuesto, tenemos tambi¨¦n momentos de curiosidad sobre lo que hacen otros, pero en general, nos sentimos m¨¢s seguros en terrenos conocidos. Y como somos as¨ª, corremos el riesgo de hacer equipo con personas muy parecidas. De este modo, evitamos las opiniones opuestas y nos sentimos tan contentos pensando que estamos en lo cierto. Y ah¨ª reside el problema, por lo que estas din¨¢micas son peligrosas y nos pueden hacer caer en la miop¨ªa.
El pensamiento grupal o de grupo, como algunos lo llaman, tambi¨¦n afecta a los comit¨¦s de direcci¨®n de las grandes empresas l¨ªderes. As¨ª sucedi¨® con Nokia. En pleno ¨¦xito sus directivos estadounidenses advirtieron a la central de los peligros que acechaban. Los finlandeses no contemplaron ning¨²n riesgo, porque sencillamente Nokia era la n¨²mero uno. El lema que se respiraba por aquel entonces era ¡°somos los mejores y nadie puede con nosotros¡±. Esta frase, por cierto, es muy recurrida en el f¨²tbol y evito dar nombres, porque todos tenemos en mente cu¨¢les. Pues bien, la historia ha demostrado que cualquier gigante puede caer si se cree invulnerable.
Por tanto, si somos animales sociales y tenemos cierta tendencia a poder actuar como corderitos, tomemos conciencia de ello y pongamos remedios. Si estamos dirigiendo un grupo de personas, contemos con personas que opinen de manera diferente. Aunque nos fastidie o nos canse, incluyamos lo que tradicionalmente se ha denominado un abogado del diablo. Si nos va muy bien, escuchemos las cr¨ªticas amables que nos ayudan a crecer. Si somos unos fan¨¢ticos del f¨²tbol, escuchemos a personas de otros equipos sin necesidad de vender que somos los mejores. Y si se est¨¢ montando un gobierno, hay que recordar el riesgo de no contar con voces disonantes (esto afecta a cualquier pa¨ªs, incluyendo Espa?a, por supuesto). De alg¨²n modo, abramos continuamente una ronda interna de opiniones y debatamos sobre nuestras certezas, porque si algo es peligroso en una democracia, en un mercado competitivo o en las relaciones personales es creerse invencible y no abrir espacios para la duda. Y si t¨² no eres capaz de hacerlo, al menos rod¨¦ate de personas que lo hagan por ti. Solo de este modo evitar¨¢s el pensamiento grupal en equipo.
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