Donde no llega nadie m¨¢s
Un programa de asistencia busca establecer una red m¨ªnima de servicios b¨¢sicos en el Hait¨ª rural
Hay lugares de Hait¨ª en los que falta de todo. No hablamos de la capital, Puerto Pr¨ªncipe, y sus alrededores, donde falta acceso al agua, a la energ¨ªa, a servicios m¨¦dicos... Y donde terremotos geof¨ªsicos y pol¨ªticos y huracanes meteorol¨®gicos y de violencia o enfermedad condenan a la mayor¨ªa de sus habitantes a la vulnerabilidad o la miseria. Hay zonas rurales y alejadas del pa¨ªs donde, por no haber, no hay ni Estado. "No hay colegios, o no tienen profesores, no hay trabajadores ni material sanitario, muchas veces es casi imposible llegar hasta all¨ª", resume Andr¨¦e Fortin, que trabaja para Unicef en el programa Kore Fanmi. Por no haber no hab¨ªa ni censo. No se sab¨ªa qui¨¦nes viv¨ªan all¨ª ni qu¨¦ necesidades ten¨ªan.
Kore Fanmi significa apoyo a la familia, en criollo haitiano. Y la idea, que comenz¨® con varios proyectos piloto del Banco Mundial en 2012, es dar a las familias de estas zonas dejadas de la mano del Estado haitiano un apoyo b¨¢sico. El medio, una red de agentes polivalentes, que lo mismo puedan ayudar con temas administrativos (como registro de nacimientos) que dar consejo sanitario, laboral o agr¨ªcola. Porque hay ¨¢reas de Hait¨ª en las que un solo funcionario civil debe atender a una poblaci¨®n de 50.000 personas. En muchos casos, son lugares especialmente afectados por las cat¨¢strofes, enfermedades, el hambre... El 53,4% de los 10,7 millones de habitantes de la parte occidental de la isla de La Espa?ola, en el mar Caribe, no tiene asegurado el acceso a alimento suficiente.
Pero el relativo ¨¦xito que tuvieron aquellos primeros proyectos hizo que se considerara adoptarlo como un programa nacional que heredaron m¨¢s organizaciones, como la propia Unicef o la estadounidense Heart to Heart, que colaboran para el desarrollo de los programas. El centro neur¨¢lgico de esta idea son, obviamente, los agentes polivalentes. "En el pasado se han llevado servicios. Por ejemplo, se instalaban letrinas. Pero no funcionaba porque no hab¨ªa una cultura de usarlas", apunta Fortin. "El cambio cultural lleva tres veces m¨¢s tiempo que un cambio puntual de conducta, y solo se puede hacer en la propia comunidad". Es decir, desde abajo hacia arriba, como est¨¢ de moda defender hoy en el mundo de la cooperaci¨®n.
La labor de los agentes va desde informar sobre el zika y el c¨®lera a animar a que los ni?os vayan al colegio, explicar qu¨¦ derechos tienen o dar ideas para emprender
Y para trabajar ah¨ª abajo hacen falta buenos agentes. Que se intentan reclutar siempre entre las propias comunidades, por aquello de la confianza. En comunas del sudeste del pa¨ªs como Anse-¨¤-Pitres, Grand-Gosier o Thiotte, cerca de la frontera con Rep¨²blica Dominicana, el proyecto avanza y Heart to Heart ya tiene a m¨¢s de 100 trabajadores (cada uno atiende a entre 100 y 220 familias). Desde el principio se ha exigido como m¨ªnimo la educaci¨®n secundaria. "La mayor¨ªa ya trabajaban en las iniciativas del Banco Mundial", se?alan desde la ONG.
Su labor va desde informar sobre los s¨ªntomas del c¨®lera o el zika, o dar consejos de nutrici¨®n en zonas con las tasas de mortalidad infantil m¨¢s alta del pa¨ªs, hasta explicar qu¨¦ se puede hacer y a qui¨¦n hay que acudir cuando se produce una violaci¨®n. Pero tambi¨¦n m¨¢s all¨¢. Fran?oise Chandler, de Unicef, recuerda que una anciana malviv¨ªa con el dinero que le enviaba su hijo desde la capital. Cuando el agente fue a visitarla, se dio cuenta de que la mujer ten¨ªa un cocotero junto a su casa. Y le propuso invertir parte de la remesa de su hijo en empezar a hacer bombones de coco y bebidas. Al cabo de algunos meses, la mujer dej¨® de necesitar a su hijo.
Repartiendo informaci¨®n sanitaria, sobre derechos o la importancia de que los ni?os vayan al colegio pese a las dificultades, se empiezan a cambiar las cosas, mantiene Chandler. Y los peque?os ¨¦xitos, como el de la anciana o el que se obtuvo en otra comunidad cuando el agente descubri¨® que estaba lleno de ¨¢rboles de moringa (cuyo fruto es tan rico en vitaminas, calcio, potasio y prote¨ªnas que algunos lo llaman el "¨¢rbol milagroso" contra la desnutrici¨®n), extienden la confianza y refuerzan el c¨ªrculo virtuoso.
Cada agente, adem¨¢s, ha recibido una tableta que sirve para otro de los pilares del proyecto: la informaci¨®n. Les ha servido inicialmente para realizar una suerte de censo completo con los problemas de cada lugar, un primer paso a la hora de dise?ar cualquier programa y que era una importante carencia. Y les sirve para seguir actualizando esa informaci¨®n al tiempo que organizan sus actividades y las necesidades de cada familia. Por ¨²ltimo, tambi¨¦n permite comprobar v¨ªa GPS si el agente est¨¢ realizando efectivamente las visitas a las casas. "Si no hay un seguimiento a lo que se hace, las cosas acaban decayendo. Es uno de los grandes problemas de Hait¨ª", opina Fortin.
Los c¨¢lculos arrojan que este programa, que lleva atenci¨®n social adonde no la hay, cost¨® en su primer a?o unos 58 d¨®lares al a?o por familia atendida. Y eso con todo el trabajo inicial de adquirir la tecnolog¨ªa y hacer el censo, montar oficinas... A partir del segundo, sale a 36 d¨®lares por familia y a?o. Pero desde Unicef y Heart to Heart consideran que no puede ser perpetuamente una obra asistencial, y esperan que el Gobierno haitiano lo asuma como propio para garantizar su mantenimiento y expansi¨®n. "Funciona. Lo hemos comprobado, "resume Fortin. "Ahora hace falta que el ministerio lo adopte". Para apoyar a las familias. Kore Fanmi.
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