No s¨¦
Ella se durmi¨® antes, como extenuada por el parto, y ¨¦l permaneci¨® despierto media hora, un poco inquieto por la presencia del animal en el dormitorio
A mi amigo R. lo despert¨® en medio de la noche un alarido escalofriante de su mujer, a cuyo lado dorm¨ªa. ?Qu¨¦ ocurre?, pregunt¨®. He tenido una pesadilla, dijo ella, so?aba que par¨ªa un abejorro. ?Un abejorro?, pregunt¨® ¨¦l frot¨¢ndose los ojos. S¨ª, dijo ella, un abejorro negro, del tama?o de una aceituna, con pelos en el abdomen. Mi amigo, dada la agitaci¨®n de su esposa, encendi¨® la luz al objeto de que se tranquilizara. Entonces vieron un insecto de las caracter¨ªsticas que ella acababa de describir posado en el espejo del armario. R. tom¨® de la mesilla de noche una revista, la enroll¨® y ya se dirig¨ªa hacia el abejorro con intenci¨®n de acabar con ¨¦l, cuando su mujer le grit¨® que se detuviera. ?Qu¨¦ pasa ahora?, pregunt¨®. Ni se te ocurra tocarlo, dijo ella.
Tras unos instantes de tensi¨®n, ¨¦l regres¨® a la cama, ella le pidi¨® que apagara la luz y volvieron a adoptar la postura en la que dorm¨ªan habitualmente. Ella se durmi¨® antes, como extenuada por el parto, y ¨¦l permaneci¨® despierto media hora, un poco inquieto por la presencia del animal en el dormitorio. Por la ma?ana, cuando son¨® el despertador, el abejorro continuaba en el mismo sitio, pero cuando ella se levant¨®, la sigui¨® al ba?o. Dice mi amigo que al rato vio salir a los dos, el animal revoloteando alrededor de la cabeza de la mujer, como si estuviera amaestrado, y la mujer tarareando una canci¨®n con expresi¨®n de dicha. Ninguno mencion¨® lo ocurrido durante la noche y mi amigo, tras desayunar en compa?¨ªa de su esposa y del insecto, sali¨® turbado hacia el trabajo. El abejorro, al parecer, se ha incorporado plenamente a la vida de este matrimonio sin hijos y mi amigo pretende que vaya a cenar a su casa el s¨¢bado, para que lo conozca. Pero no s¨¦ qu¨¦ hacer.
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