Hombro con hombro
La autora, de 20 a?os y miembro del proyecto Voces de la Juventud, reflexiona sobre la necesidad de aunar fuerzas para luchar contra el patriarcado y la discriminaci¨®n
Cuando me siento a pensar en c¨®mo y cu¨¢ndo empec¨¦ a identificarme como feminista, la verdad es que me doy cuenta de que no hay un momento concreto. No hay uno aislado que, al menos, sea completamente representativo y capaz de abarcar el camino que me llev¨® a ser la defensora de la igualdad de g¨¦nero que considero que soy hoy. No puedo decir que algo espec¨ªfico cambiara en mi y me hiciera identificarme con el movimiento feminista y por lo que lucha. Simplemente, tuve la suerte de crecer en un ambiente en el que desde peque?a entend¨ª que la igualdad de g¨¦nero ten¨ªa sentido, no s¨®lo para m¨ª, sino para todos los que me rodean. Fue as¨ª c¨®mo me convert¨ª en una feminista, sin saber en aquel momento lo que significaba e implicaba.
Maria Jimena Jurado Giraldo
Mar¨ªa Jimena es una colombiana de 20 a?os que naci¨® y creci¨® en la ciudad de Cali. Actualmente vive en La Haya, Pa¨ªses Bajos, donde empez¨® sus estudios en Pol¨ªtica el pasado agosto en la universidad de Leiden. Mar¨ªa fue una becada por Unicef en su programa Voices of Youth durante 2016, y ahora est¨¢ deseando terminar su educaci¨®n para poder regresar a su pa¨ªs de origen y luchar por el pa¨ªs que sue?a.
Para Mar¨ªa, encontrarse con Unicef y su iniciativa de Voices of Youth fue todo un golpe de suerte. A principios de verano, consultaba su Instagram cuando vio que desde la cuenta de Unicef estaban promocionando un blogging internship para Voices of Youth. Cuando ley¨® la descripci¨®n de los candidatos, se sinti¨® identificada con lo que estaban buscando y decidi¨® presentarse, sin esperar realmente una respuesta. Cuando fue seleccionada no pod¨ªa creerlo y aprovech¨® esos meses para comunicar y compartir toda clase de art¨ªculos sobre temas de su inter¨¦s. Ahora que su per¨ªodo de pr¨¢cticas se ha acabado, Maria Jimena es parte del grupo estudiantil de Unicef en La Haya.
Desde peque?a, la fortaleza de mi madre me ense?¨® que una de las cosas m¨¢s importantes que ten¨ªa que aprender era a tener amor propio; ella me hizo entender que nunca nadie me iba a querer como yo lo pod¨ªa hacer, y que por ende me ten¨ªa que dar a m¨ª misma el amor que yo merec¨ªa. Por otro lado, la vitalidad de mi padre me ense?¨® a cultivar mis propias opiniones y convicciones. ?l me hizo entender que nunca deb¨ªa tener miedo de verbalizar lo que mi mente y coraz¨®n est¨¦n diciendo, porque nunca se sabe qui¨¦n podr¨¢ beneficiarse de lo que yo est¨¦ pensando. Por ¨²ltimo, mi hermana fue un modelo a seguir, por su valent¨ªa y resistencia, ella fue la persona que me mostr¨® que se pod¨ªa ser c¨¢lida y segura a la vez, y que todo depend¨ªa de c¨®mo yo quer¨ªa moldearme. Cada uno de ellos tuvo un impacto en mi vida y en mi manera de entender el mundo.
Sin cada uno de ellos en mi vida, sin su influencia tanto individual como colectiva, yo no ser¨ªa la persona que soy hoy, porque es gracias a ellos, a cada uno de ellos, que hoy puedo decir claramente qui¨¦n soy y con qu¨¦ me identifico. En diferentes formas, eso es lo que cada individuo necesita, una variedad de fuentes de inspiraci¨®n que nos reten a ser la mejor versi¨®n de nosotros mismos. Como seres humanos necesitamos personas que fomenten nuestro aprendizaje y que nos apoyen en todo momento, necesitamos saber que no estamos solos en nuestras batallas, y eso, personalmente, fue lo que mi familia me dio.
Sin embargo, soy muy consiente de que esta no es la realidad de la mayor¨ªa de personas. S¨¦ que no todas las ni?as del mundo han tenido lo que yo tuve. Algunas no han visto cumplido su derecho a la educaci¨®n, otras ni siquiera han tenido la oportunidad de expresarse y destacar. Sin embargo, el obst¨¢culo m¨¢s grande, es la falta de apoyo de las comunidades que nos rodean, ya que sin su apoyo a la hora de la verdad, no importa cu¨¢nto pelemos por nuestros derechos, no vamos a llegar muy lejos en nuestra batalla. Esto es exactamente por lo que las mujeres no podemos luchar contra este mal solas, necesitamos la ayuda de nuestros padres y la inspiraci¨®n de nuestros hermanos de la misma manera que necesitamos la ayuda de nuestras madres y la inspiraci¨®n de nuestras hermanas. Necesitamos una comunidad donde todos velemos por el bienestar de los otros. De lo contrario, nuestra batalla se convierte en algo m¨¢s que una lucha contra los fracasos del sistema y se convierte en una batalla dentro de nuestros hogares, nuestras escuelas, nuestros lugares de trabajo... Y eso es exactamente lo que estamos experimentando en este momento.
No obstante, he aprendido que los hombres no son los ¨²nicos que pueden participar en la opresi¨®n sist¨¦matica a la que las mujeres est¨¢n sometidas. He visto c¨®mo las mujeres podemos llegar a lastimarnos mutuamente, o c¨®mo existe una necesidad de poner a otras mujeres por debajo de nosotras mismas para poder sentirnos superiores y destacar. El problema es que a veces no nos damos cuenta que lo estamos haciendo, y es precisamente porque hemos sido educadas con esa mentalidad, lo hemos visto en todas partes y se nos ha mostrado como una caracter¨ªstica normal dentro de las relaciones femeninas.
Me acuerdo que desde muy peque?a not¨¦ eso, que mientras las mujeres competimos entre nosotras, en las relaciones masculinas exist¨ªa un tipo de hermandad, algo que hac¨ªa que los hombres compartieran un v¨ªnculo fuerte. Pensaba que mujeres podr¨ªamos tener esa misma hermandad, pero por alguna raz¨®n, nunca se daba de la misma manera. Siempre hab¨ªa un factor de competencia entre mis amistades femeninas: ?qui¨¦n era la m¨¢s bonita, la m¨¢s delgada, la m¨¢s deportista? Todo eso... ?para qu¨¦? ?Por qu¨¦ premio competimos? El patriarcado es el sistema en el que nacimos y fuimos criadas. No es algo particular de los hombres ya que las mujeres podemos participar y actuar de acuerdo con lo que la sociedad patriarcal nos ha ense?ado, de la misma manera que los hombres pueden participar en la lucha por la igualdad de g¨¦nero.
Tuve la suerte de crecer en un ambiente en el que desde peque?a entend¨ª que la igualdad de g¨¦nero ten¨ªa sentido
Lo que cada individuo necesita, una variedad de fuentes de inspiraci¨®n que nos reten a ser la mejor versi¨®n de nosotros mismos
Desde muy peque?a me di cuenta de que mientras las mujeres competimos entre nosotras, en las relaciones masculinas existe un tipo de hermandad
Esta influencia competitiva se experimenta en una variedad de grados. Incluso dentro del movimiento feminista a veces olvidamos que no hay solamente mujeres por las que luchar. Hay mujeres de raza, mujeres homosexuales, mujeres discapacitadas... y todas tienen diferentes batallas y cicatrices. Cuando luchamos por nuestros derechos, no debemos ser ego¨ªstas y luchar por aquellos que nos benefician exclusivamente, tenemos que proyectar un sentido de hermandad y entender que esa hermandad s¨®lo se logra cuando nos escuchamos entre nosotras, cuando nos interesamos en las luchas de los dem¨¢s, en lugar de asumir que conocemos las historias de todas.
En la actualidad, nuestro mundo est¨¢ experimentando una serie de cambios en los que no s¨®lo hay m¨¢s personas reclamando sus derechos, sino que, lamentablemente, el n¨²mero de los grupos opresores y hostiles, cuyos objetivos son la propagaci¨®n de la apat¨ªa, tambi¨¦n est¨¢ aumentando. Por lo tanto, estos principios de compasi¨®n y simpat¨ªa por los dem¨¢s deben prevaler m¨¢s de lo que se pensaba anteriormente. La integridad de las mujeres, pero tambi¨¦n la de los musulmanes, las personas negras, los latinos y los transexuales, entre otros, est¨¢ siendo amenazada, y no es ning¨²n secreto que estas personas sienten temor por su futuro. Sin embargo, como sugiri¨® uno de mis maestros, podemos convertir este tiempo oscuro e incierto en una reacci¨®n para consolidar y fortalecer las agendas del grupo feminista, de los inmigrantes y de las minor¨ªas, no solo en la pol¨ªtica, sino en nuestras conversaciones, en los medios y en la vida cotidiana. Tenemos que seguir luchando, pero si todos comenzamos a luchar en batallas aisladas no vamos a llegar tan lejos como si luchamos juntos, hombro con hombro.
Voces de la juventud
Lanzado por Unicef en 1995, Voices of Youth (voces de la juventud; VOY, en sus siglas en ingl¨¦s) es una vibrante comunidad de j¨®venes blogueros de todo el mundo, que ofrece inspiraci¨®n y visi¨®n original sobre una variedad de temas. Como parte de Voces de la Juventud, los j¨®venes pueden participar en debates bimensuales en l¨ªnea sobre los temas m¨¢s apremiantes que los afectan; aprender sobre las experiencias de otros de diferentes pa¨ªses, y mejorar sus habilidades digitales. Cada a?o, VOY ofrece un n¨²mero selecto de pasant¨ªas de blogs que ofrecen a j¨®venes de todo el mundo la oportunidad de fortalecer sus habilidades y aprender m¨¢s sobre temas sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos.
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