En el acantilado de cristal
LA EXPRESI?N ¡°techo de cristal¡± ha traspasado en pocos a?os el ¨¢mbito de los estudios de g¨¦nero y ya no resulta extra?a en el habla cotidiana. Refleja la barrera invisible, no estipulada, pero muy real, que limita a menudo el ascenso profesional de las mujeres y las mantiene apartadas de puestos que les corresponder¨ªan por sus cualidades y m¨¦ritos. Pero los c¨®digos de paso, incluso en los edificios inteligentes, suelen estar en manos de machos proclives a un favoritismo grupal masculino. La protecci¨®n de lo que llaman old boys network, la red de los de siempre.
Hab¨ªamos hablado, s¨ª, del techo de cristal, pero Ana Luisa, una compa?era de aventura period¨ªstica, me pone al tanto de una met¨¢fora femenina de riesgo. Est¨¢ el techo de cristal (en su origen, glass ceilling barriers). Y est¨¢ el acantilado de cristal (the glass cliff). Podr¨ªa ser un buen t¨ªtulo para una pel¨ªcula del mejor Almod¨®var, y parece de la estirpe po¨¦tica abismada de Rosal¨ªa de Castro, Emily Dickinson, Virginia Woolf, Nelly Sachs, Sylvia Plath o Alejandra Pizarnik. Pero, en este caso, las mujeres situadas en el acantilado de cristal son gestoras o ejecutivas en tiempos de crisis. Como expresi¨®n reciente, surgi¨® de un estudio sobre la deriva de cien compa?¨ªas brit¨¢nicas en situaci¨®n cr¨ªtica. Esta investigaci¨®n, realizada por Michelle K. Ryan y Alexander Haslam, de la Universidad de Exeter (Reino Unido), pon¨ªa de relieve que aumentaba la contrataci¨®n de mujeres para liderar las empresas cuando las cosas se torc¨ªan. El techo de cristal se romp¨ªa, s¨ª, excepcionalmente, pero no para llevarte al c¨®modo despacho que ocupaba el anterior jefe, sino para encaramarte al acantilado de cristal.
El recurso al liderazgo femenino cuando la situaci¨®n se complica mucho viene a demostrar la escandalosa discriminaci¨®n establecida en tiempos de normalidad.
La primera interpretaci¨®n podr¨ªa ser positiva, incluso triunfalista. En caso de naufragio, las mujeres, primero, s¨ª, pero para tomar el mando y salvar el barco. El recurso al liderazgo femenino cuando la situaci¨®n se complica mucho viene a demostrar la escandalosa discriminaci¨®n establecida en tiempos de normalidad. La normalidad es muy anormal. Y hasta qu¨¦ punto.
De todas las revoluciones mentales, aquellas que afectan al modo de concebir el mundo, la que representa el feminismo es la m¨¢s honda y positiva. Pone en cuesti¨®n todas las otras injusticias y desigualdades. Y libera al hombre tanto como a la mujer. Dice Rebecca Solnit en Los hombres me explican cosas (Capit¨¢n Swing Libros, 2016): ¡°Pensemos de cu¨¢nto tiempo y energ¨ªa dispondr¨ªamos para dedicarnos a otras cosas que importan si no estuvi¨¦semos tan ocupadas sobreviviendo¡±. El que expone Solnit es un ¡°nuevo feminismo¡±, radical y expresado con lexemas de simpat¨ªa, que no se desentiende de las luchas del siglo XX. Reivindica el valor de esas pioneras que consiguieron en pocos a?os sacudir todas las conciencias. En la sacudida, muchos solo se quedaron con el esc¨¢ndalo sin probar la manzana de las ideas.
Me interesa y me perturba lo que Solnit dice del tiempo. Lo que se podr¨ªa estar haciendo con el tiempo. Lo que se hace. A lo largo de la historia, el tiempo femenino es en gran parte un tiempo de obliteraci¨®n, de borrado, de ocultaci¨®n y de miedo. Un miedo que tiene cifras. En el libro se habla de una media de 66.000 feminicidios por a?o en el mundo y se cita una informaci¨®n del Journal of the American Medical Association: ¡°Estudios de la Direcci¨®n General de Sanidad revelan que la violencia dom¨¦stica es la principal causa de lesiones en las mujeres entre los 14 y los 44 a?os; esta causa es m¨¢s com¨²n que todas las muertes derivadas de accidentes automovil¨ªsticos, atracos y c¨¢ncer juntas¡±.
Hay avances que parec¨ªan irreversibles, pero cada d¨ªa vemos c¨®mo esas conquistas de la humanidad pueden ser empujadas de nuevo hacia el borde de un acantilado de cristal. Aquellos que se jactaban de ser pol¨ªticamente incorrectos, con la ignorancia de confundir lo incorrecto con la fantochada, pues ah¨ª tienen el imperio de lo Incorrecto. Y en primera l¨ªnea, c¨®mo no, vuelven los activistas del machismo con los sacos llenos de tiempo perdido. ¡°?Preferir¨ªas que tu hija tuviese c¨¢ncer o feminismo?¡±. ?Qui¨¦n dice eso? Stephen Bannon, el nuevo estratega de la presidencia en EE UU.
Hay que proteger el tiempo, cada segundo, cada pizca de vida, de estos depredadores. Lo necesitamos para el ¡°mantenimiento del mundo¡±. El del Arte de mantenimiento es el magn¨ªfico t¨ªtulo de un manifiesto de la artista feminista Mierle Laderman Ukeles. M¨¢s que nunca, tenemos que fregar la suciedad del museo de la historia, tender la ropa de los mensajes, tejer como abuelas ara?a los hilos de las vidas y reparar las palabras para o¨ªr las voces rotas.
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