Cuba sin Fidel, pero con Ra¨²l
La isla sobrepasa las condiciones id¨®neas que todo capitalista desea para invertir
Fidel Castro fue la ¨²ltima personalidad hist¨®rica del siglo XX en morir. No importa si se le favorece o condena, debemos reconocer que se trat¨® de un ser excepcional, con grandes atributos personales y profesionales, que no s¨®lo conoci¨® y sobrevivi¨® a grandes figuras del siglo XX, sino que fue protagonista de eventos pol¨ªticos que han configurado al mundo entero. Ser¨ªa ingenuo pensar que su liderato al frente de Cuba por 47 a?os fue un asunto del azar.
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Cuba lleva ya un tiempo experimentando una transici¨®n ideal. Parecer¨ªa que todo fue un plan orquestado por el propio Fidel para garantizar la supervivencia de su legado y el de la Revoluci¨®n, y no hay duda de que su figura continuar¨¢ siendo omnipresente y lo ser¨¢ por siempre.
Se enga?an quienes auguran un cambio radical y s¨²bito del r¨¦gimen cubano con la muerte de su l¨ªder. Todo cambio radical y s¨²bito trae consigo la inestabilidad que fomenta la emigraci¨®n y un ambiente poco propicio para invertir, por lo que a Estados Unidos le ha aterrado siempre dicho escenario. Puesto que la revoluci¨®n cubana es antes nacionalista que marxista, y cuenta con un apoyo importante de la poblaci¨®n, es improbable que ocurra un cambio al estilo sovi¨¦tico. Por una parte, existe un consenso de que la Revoluci¨®n, a pesar de sus defectos, ha alcanzado logros que la mayor¨ªa de los cubanos desea preservar; y por otra, ante la amenaza del reclamo de propiedades e indemnizaciones por parte del exilio, el pueblo cubano, sin lugar a dudas, se aferrar¨¢ a la Revoluci¨®n.
Con m¨¢s de medio siglo de vida revolucionaria, la mayor¨ªa de los cubanos no conocen otra forma de vida. La memoria de Fidel continuar¨¢ viviendo en la mente y los corazones de los cubanos, y no habr¨¢ quien se atreva a retar su legado. Una Cuba sin ,pero con Ra¨²l, representa la continuidad y la estabilidad. Ra¨²l ha anunciado que se retirar¨¢ de la presidencia de Cuba en 2018, lo que significa que dar¨¢ m¨¢s impulso a¨²n a sus reformas dirigidas a preparar a Cuba para acoplarse a una econom¨ªa de mercado mundial, sin que ello implique rendir los logros de la Revoluci¨®n que la poblaci¨®n defiende. Y significa tambi¨¦n que ya tiene que estar encaminado un proceso para transferirle el poder a un sucesor que sea portaestandarte de esta visi¨®n y garantice una transici¨®n estable.
La mayor¨ªa de los cubanos quiere preservar los logros de la Revoluci¨®n
Ra¨²l no es Fidel. El estilo de gobernar de Ra¨²l es muy distinto al de su hermano. Ra¨²l es un administrador probado y, contrario a Fidel, es un verdadero marxista a quien afect¨® mucho el derrumbamiento de su ideolog¨ªa.
Como estudioso de las transformaciones econ¨®micas de China y Vietnam, Ra¨²l sabe que Cuba no est¨¢ preparada para una apertura econ¨®mica total y s¨²bita. Derrotar la corrupci¨®n, la ineficiencia y la falta de competitividad de la econom¨ªa cubana continuar¨¢n siendo prioridades de su administraci¨®n. Si Cuba liberalizara su econom¨ªa sin atender antes estos asuntos vitales, corre el riesgo de perder a intereses extranjeros el control econ¨®mico y pol¨ªtico del pa¨ªs, lo cual ser¨ªa el fin de los logros de la Revoluci¨®n. Ra¨²l no pretende cometer los mismos errores de China y el bloque sovi¨¦tico y est¨¢ decidido a mantener el control total como ¨²nica manera de mantener viva la Revoluci¨®n.
Cuba sobrepasa las condiciones id¨®neas que todo capitalista desea para invertir: baja criminalidad; recursos humanos baratos, ilimitados, educados, saludables y de gran profesionalismo; salud y educaci¨®n universal; estabilidad pol¨ªtica; y un sector tur¨ªstico boyante. Mientras contin¨²en las reformas, la muerte de Fidel no traer¨¢ cambios dram¨¢ticos.
Existe hoy mayor incertidumbre en Estados Unidos con un presidente electo como Donald Trump, que en una Cuba sin Fidel. Mucho se conjetura sobre cu¨¢l ser¨¢ definitivamente la pol¨ªtica de Trump hacia Cuba. A pesar de sus declaraciones, a Estados Unidos le interesa un ambiente propicio a la inversi¨®n. Luego de d¨¦cadas de espera, el capital norteamericano no desea aventuras pol¨ªticas con un futuro incierto. Debemos distinguir entre las palabras dichas por Trump a las gradas del exilio cubano en Miami y el inter¨¦s genuino del capital norteamericano, que bajo ning¨²n concepto aceptar¨¢ quedar bloqueado por ese exilio. Barack Obama se esforz¨® por hacer el desbloqueo cubano irreversible, y aunque Trump lo haga m¨¢s lento y tortuoso, al final los intereses de la clase empresarial norteamericana, a la que pertenece Trump, triunfar¨¢n.
Efra¨ªn V¨¢zquez Vera es catedr¨¢tico de la Universidad de Puerto Rico.
efvave@gmail.com / @efvave
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