La crisis del espacio p¨²blico en los tiempos de Grindr y Tinder
La nueva experiencia virtual de aplicaciones para ligar plantea el encuentro entre ciudadanos como un porno-capitalismo en las metr¨®polis.
La relaci¨®n entre sexualidad y uso del espacio urbano siempre ha sido una constante en la configuraci¨®n de las formas sociopol¨ªticas de las ciudades y su modo de entender ¡°lo p¨²blico¡±. En la ciudad griega, por ejemplo, exist¨ªa toda una teor¨ªa sexo-pol¨ªtica del espacio que giraba en torno a la virtud de la templanza. Como comentaba el historiador de la sexualidad Michel Foucault, aquellos que eran capaces de gobernarse a s¨ª mismos gestionando de forma adecuada sus propias pasiones sexuales demostraban ser dignos de gobernar a los dem¨¢s.
A diferencia de la ciudad antigua el paradigma de funcionamiento de la metr¨®poli moderna ya no es la sexo-pol¨ªtica, sino lo que algunos te¨®ricos como Beatriz Preciado denominan el porno-capitalismo. Dentro de este nuevo paradigma, la virtud principal ya no es la templanza, sino el voyeurismo; y su protagonista no es el sabio, sino el flaneur. Una figura caracterizada por Baudelaire como aquel personaje decimon¨®nico que deambulaba sin rumbo fijo por unas calles comerciales en las que tanto los objetos expuestos en los escaparates como las personas que los miraban hab¨ªan sido reducidos a mercanc¨ªas espec¨ªficamente dise?adas para la excitaci¨®n de nuestros deseos.
Mientras que la ideolog¨ªa de la ciudad buscaba siempre una articulaci¨®n arm¨®nica del espacio urbano como t¨¦cnica de gobierno de la cosa (res) com¨²n (p¨²blica), la metr¨®poli conlleva una ca¨®tica yuxtaposici¨®n de objetos dentro de un espacio urbano homog¨¦neo e is¨®tropo, acorde con una ideolog¨ªa supuestamente democr¨¢tica basada en el libre ejercicio de los deseos de unos individuos soberanos que no conocen gobernantes ni gobernados.
Actualmente, el empleo masivo de las Tecnolog¨ªas de la Informaci¨®n y la Comunicaci¨®n ha promovido un desarrollo exponencial de esta l¨®gica metropolitana de la yuxtaposici¨®n espacial que, en palabras del pensador franc¨¦s Paul Virilio, ha llevado la experiencia del flaneur hasta las ¡°tres caracter¨ªsticas b¨¢sicas de lo divino: Ubicuidad, Instantaneidad e Inmediaci¨®n¡±. En su dimensi¨®n sexual, el modo de funcionamiento geo-referenciado de aplicaciones como Gindr, Tinder o Happn ha transformado la experiencia de simple espectador-consumidor propia del flaneur en un ¡°prosumo¡± donde el individuo-mercanc¨ªa se presenta a s¨ª mismo en una comunidad virtual siempre disponible de forma inmediata, y sin mediaci¨®n alguna del espacio urbano como escenario obligado para la exhibici¨®n, la representaci¨®n o el encuentro.
Mientras que tanto la sexo-pol¨ªtica de la ciudad cl¨¢sica como el porno-capitalismo de la metr¨®poli decimon¨®nica garantizaban el encuentro con personas de diferentes orientaciones por la obligaci¨®n de compartir un mismo espacio y tiempo en la ciudad, el incremento de discontinuidad espacio-temporal que conllevan las aplicaciones de ligoteo en virtud de su empleo de la geolocalizaci¨®n abocan a una extenuaci¨®n de la l¨®gica de lo p¨²blico tal y como la hemos entendido hasta ahora.
El tejido social que se genera a trav¨¦s de estas nuevas aplicaciones no obedece, como podr¨ªa pensarse en un primer momento, a una verdadera integraci¨®n de las diferencias en un espacio p¨²blico com-partido y no regulado bajo la dicotom¨ªa normal-anormal, sino a una violenta segmentaci¨®n social a trav¨¦s de la hiper-personalizaci¨®n de los gustos y las apetencias, lo que promueve la formaci¨®n de guetos socio-virtuales imperceptibles desde el espacio urbano material.
Si en un primer momento Grindr dio servicio a la comunidad homosexual, y Tinder a la heterosexual, al poco tiempo han comenzado a aparecer otras aplicaciones similares que buscan un mayor grado de segmentaci¨®n y especializaci¨®n: 3inder consigue conectar a personas que desean formar tr¨ªos, WAPA intenta conectar a las lesbianas dado que la hiper-especializaci¨®n de Grindr lo convierte en una red exclusivamente masculina, Ashley Madison se especializa en aquellas personas con pareja que quieren iniciar una aventura, o Jaha se dirige ¨²nicamente a establecer relaciones entre personas que les gusta el deporte.
Si bien podr¨ªa parecer que ciertas aplicaciones como happn est¨¢n todav¨ªa bajo el paradigma porno-capitalista de la metr¨®poli decimon¨®nica al poner en contacto a personas que se han cruzado efectivamente en el espacio f¨ªsico, la simple posibilidad de un an¨¢lisis estad¨ªstico de los encuentros producidos a trav¨¦s del tiempo es suficiente para generar nuevos itinerarios o patrones de movimiento de sus usuarios por la ciudad, de modo que lo que antes era una aut¨¦ntica ¡°deriva¡± azarosa al encuentro de la sorpresa se ha convertido en una l¨®gica conductista, homogeneizante y monot¨®pica del espacio urbano.
Lo que yace bajo esta nueva experiencia virtual del espacio p¨²blico no es simplemente la crisis de la planificaci¨®n del espacio urbano como t¨¦cnica de normalizaci¨®n y gobernanza de la poblaci¨®n, sino la crisis de los dos paradigmas principales del espacio p¨²blico existentes hasta la fecha: la pol¨ªtica y el mercado.
* Guzm¨¢n de Yarza Blache y Jorge Le¨®n Casero son arquitectos y profesores de la Escuela T¨¦cnica Superior de Arquitectura de la Universidad San Jorge, de Zaragoza.
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