?Y si asfaltamos Madrid con minas antipersonas?
El miedo no ser¨ªa diferente al que sienten los extranjeros indocumentados cuando les piden 'los papeles'
Para los habitantes de los no lugares, vivir cada d¨ªa significa sobreponerse al miedo. En las reglas que organizan nuestra sociedad, inmigrar est¨¢ mal visto. Emigrar no tiene tan mala prensa. Extra?o, pues todo es movimiento.
Somos migrantes todos. Unas veces vamos, otras venimos. Unas veces somos los que se van, otras somos los que llegan.
La pol¨ªtica migratoria europea, y por tanto la espa?ola, no lo entiende as¨ª. El sistema de control se articula en un tri¨¢ngulo de tres v¨¦rtices: el de la detenci¨®n, el CIE y la expulsi¨®n del pa¨ªs.
En cada uno de esos momentos se levanta una frontera de exclusi¨®n entre el yo y el otro. Cada vez que la persona alcanza ese v¨¦rtice, cae en un no lugar.
Las detenciones policiales pueden tener lugar durante la comisi¨®n de un delito o bajo la sospecha de uno. Pero no siendo esa una v¨ªa suficiente para localizar a las estimadas 400.000 personas en situaci¨®n irregular en Espa?a, la polic¨ªa realiza evidentes identificaciones arbitrarias en plena calle.
La Ley de Seguridad Ciudadana derog¨® una Ley Org¨¢nica del a?o 92 que habilitaba a los agentes de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad a realizar identificaciones gen¨¦ricas en la v¨ªa p¨²blica. A partir de marzo de 2015 se pone por escrito que es precisa la existencia de indicios de la comisi¨®n de una infracci¨®n y que los agentes deber¨¢n ¡°respetar escrupulosamente los principios de proporcionalidad, igualdad de trato y no discriminaci¨®n¡±. ?Y se hace? Mucha gente lo pone en duda.
En el verano de 2016, una periodista de porCausa presenci¨® una serie de identificaciones a la salida del metro de Alonso Mart¨ªnez en Madrid. Se fij¨® que, el tiempo que observ¨® a los polic¨ªas, no pidieron la documentaci¨®n a ninguna persona de aparente raza cauc¨¢sica. Al preguntar a los agentes por qu¨¦ ped¨ªan la documentaci¨®n solo a personas de rasgos latinos o negros, aquellos contestaron que se trataba de un dispositivo antiterrorista.
En la era post 11-S y 11-M, el control queda amparado por el terror.
En el a?o 2009, el ministro del Interior neg¨® que existieran las redadas racistas con objeto de expulsar a extranjeros indocumentados. No era necesario que ley alguna lo expresara expl¨ªcitamente. La propia Constituci¨®n recoge el derecho a la igualdad y no discriminaci¨®n independientemente del lugar de procedencia. Las identificaciones tambi¨¦n socavan otro derecho fundamental: el de la libertad de circulaci¨®n y movimiento.
Aunque el exministro Rubalcaba dijera que no exist¨ªan, el Sindicato Unificado de Polic¨ªa anunci¨® en 2009 su preocupaci¨®n por las identificaciones sin indicio de comisi¨®n de delito. No puede negarse algo que todos vemos a diario.
La existencia de redadas racistas policiales ha sido denunciada por diferentes organizaciones. En 2011, por Amnist¨ªa Internacional en el informe ¡°Parad el racismo, no a las personas¡± [PDF]. En 2014, por las Brigadas Vecinales de Observaci¨®n de Derechos Humanos en ¡°Persecuci¨®n y acoso policial. La persistencia de los controles de identidad por perfil ¨¦tnico¡± [PDF]. En el mismo a?o, por la Campa?a Estatal por el Cierre de los CIE en ¡°Paremos los vuelos¡± [PDF]. Y no solo con informes, tambi¨¦n con quejas al Ministerio del Interior, a la Fiscal¨ªa Superior de la Comunidad de Madrid y a la Defensor¨ªa del Pueblo.
Y a¨²n hay m¨¢s, no se vayan todav¨ªa. El Relator Especial de la ONU sobre las formas contempor¨¢neas de racismo, discriminaci¨®n racial y xenofobia visit¨® Espa?a en enero de 2013 y expres¨® su consternaci¨®n por la informaci¨®n que hab¨ªa recibido. Identificaciones ¡°basadas en perfiles ¨¦tnicos y raciales¡± dijo, ¡°realizados en lugares p¨²blicos y barrios donde hay una alta concentraci¨®n de extranjeros con la finalidad de detener a aquellos que se encuentran en situaci¨®n irregular¡±.
Al a?o siguiente, Espa?a contest¨® en su informe al Comit¨¦ para la Eliminaci¨®n de todas las formas de Discriminaci¨®n Racial (CEDR) lo siguiente: la Comisar¨ªa General de Extranjer¨ªa y Fronteras dict¨® una circular en enero de 2010 que hab¨ªa suscitado ¡°cierta confusi¨®n susceptible de derivar en interpretaciones err¨®neas¡±. Por ello, en mayo de 2012, la Polic¨ªa rectific¨® con una nueva circular sobre identificaci¨®n de ciudadanos, la cual se?alaba que el desarrollo de los planes y dispositivos operativos selectivos ¡°debe evitar toda pr¨¢ctica que pudiera conllevar una restricci¨®n indebida de los derechos y libertades de los inmigrantes, prohibi¨¦ndose en este sentido el establecimiento de cupos de identificaci¨®n o detenci¨®n de extranjeros a cualquier unidad del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, evit¨¢ndose igualmente actuaciones masivas o indiscriminadas basadas ¨²nicamente en criterios ¨¦tnicos¡±.
Es decir: existir, exist¨ªan.
Seg¨²n las mencionadas Brigadas Vecinales, la presi¨®n de la ONU, las campa?as y las denuncias solo han conseguido que se hayan ¡°variado ligeramente¡± la forma de realizar los controles ¡°de forma que resulten menos visibles y descarados¡±.
O sea que: haberlas, haylas.
Estas identificaciones son la puerta de entrada a los CIE del 36 por ciento de las personas que pasan por ellos, seg¨²n el Servicio Jesuita de Migrantes (SJM) en su Informe de 2015. Una vez dentro ven c¨®mo sus derechos humanos son vulnerados. Se encuentran privadas de libertad en un r¨¦gimen m¨¢s pr¨®ximo a una prisi¨®n que a un establecimiento no penitenciario destinado a la custodia preventiva y cautelar, tal y como establece el Reglamento de Funcionamiento de los CIE.
Esta entrada es parte del proyecto realizado con la Ayuda Fundaci¨®n BBVA a Investigadores y Creadores Culturales 2016. La Fundaci¨®n BBVA no se responsabiliza de las opiniones, comentarios y contenidos incluidos en el proyecto y/o los resultados derivados del mismo, los cuales son total y absoluta responsabilidad de sus autores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- Crisis refugiados Europa
- Crisis migratoria
- Crisis humanitaria
- Refugiados
- Problemas demogr¨¢ficos
- Inmigraci¨®n irregular
- Pol¨ªtica migratoria
- V¨ªctimas guerra
- Cat¨¢strofes
- Fronteras
- Migraci¨®n
- Pol¨ªtica exterior
- Desastres
- Polic¨ªa
- Sucesos
- Uni¨®n Europea
- Demograf¨ªa
- Fuerzas seguridad
- Organizaciones internacionales
- Europa
- Conflictos
- Relaciones exteriores
- Justicia
- Sociedad
- Polic¨ªa Nacional
- 3500 millones
- Planeta Futuro
- Blogs