Montoro aspira a combatir el d¨¦ficit... y la obesidad
El nuevo impuesto sobre las bebidas azucaradas y carbonatadas vela por la salud de los contribuyentes

El mundo contempor¨¢neo vive atrapado en una extra?a y ominosa paradoja: hambrunas y obesidad. Los organismos de? Naciones Unidas dedicados a la alimentaci¨®n y la salud (FAO y OMS) estiman que m¨¢s de 850 millones de personas sufren hambre cr¨®nica y que otros 500 padecen obesidad. La situaci¨®n es inquietante. Seg¨²n c¨¢lculos de la revista cient¨ªfica The Lancet, en el a?o 2025 una quinta parte de la poblaci¨®n mundial ser¨¢ obesa si la tasa de personas con sobrepeso sigue aumentando al ritmo actual.
Una sociedad de rollizos no implica que est¨¦ bien nutrida. Al contrario. M¨¦xico es se?alado como uno de los pa¨ªses con mayor porcentaje de personas con sobrepeso, fruto de la (mala) dieta y los (nocivos) h¨¢bitos alimentarios. Considerada como una epidemia que hay que erradicar, la pol¨ªtica ha puesto sus ojos en la inexorable tendencia de los humanos a la gordura. Reino Unido, uno de los pa¨ªses de la UE con mayor tasa de ciudadanos orondos, ha emprendido una cruzada para que adelgacen. El primer paso ha sido sugerir una reducci¨®n del tama?o de los postres en pasteler¨ªas y restaurantes (a menos cantidad, menos calor¨ªas) y el segundo, aplicar un nuevo impuesto a las bebidas azucaradas, una tasa especialmente destinada a frenar la obesidad infantil.
Para combatir no el sobrepeso de los contribuyentes sino el d¨¦ficit, la idea ha sido r¨¢pidamente copiada por el ministro de Hacienda, Crist¨®bal Montoro, que aspira a recaudar 200 millones de euros con el nuevo gravamen a las bebidas azucaradas y carbonatadas, una cantidad tres veces inferior a la prevista en Reino Unido (?ser¨¢ porque los brit¨¢nicos son m¨¢s golosos?). Este impuesto no se aplicar¨¢ de manera inmediata, ya que el Gobierno debe tramitar un proyecto de ley, que a su vez deber¨¢ ser debatido en el Parlamento y negociado con los distintos grupos para sacarlo adelante.
Montoro justifica el tributo que se avecina por ¡°motivos de salud¡± y recalca que su objetivo es desanimar el consumo de determinados refrescos e incentivar las bebidas bajas en calor¨ªas. Con esta medida, el ministro se une (quiz¨¢ sin pretenderlo) a esa nueva tendencia que considera la soda como algo pasado de moda. En pa¨ªses como Estados Unidos el consumo de refrescos gaseosos ha ca¨ªdo a niveles de hace 30 a?os, mientras van ganando cuota de mercado las llamadas bebidas energ¨¦ticas y el agua embotellada. Como ha sentenciado JP Morgan, el de los l¨ªquidos carbonatados es un negocio en crisis.
Cambiar a una dieta con menos grasas y endulzantes es, probablemente, el primer mandamiento para plantar batalla a la obesidad. Pero tambi¨¦n se requiere un compromiso firme de la industria alimentaria que haga compatibles los intereses comerciales con las reglamentaciones pol¨ªtico-sanitarias. Aunque todav¨ªa son muchos los que siguen viendo en la nuez de cola coca, ese jarabe azucarado inventado en el pueblo valenciano Aielo de Malferit, la ¡°chispa de la vida¡±.
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