Pobreza y desarrollo infantil: m¨¢s all¨¢ de los primeros 1000 d¨ªas de vida
Por, Sebasti¨¢n J. Lipina, director de la Unidad de Neurobiolog¨ªa Aplicada (CEMIC-CONICET), Argentina.
Este aporte de Sebasti¨¢n Lipina resulta esclarecedor e inspirador para aquellos que estudian la pobreza, as¨ª como para los que trabajan cotidianamente tratando de limitar o de erradicar sus efectos, particularmente, sobre la infancia. Son los ni?os, las ni?as y los j¨®venes los que sufren con mayor intensidad las consecuencias de la pobreza y de la injusticia social. Cient¨ªficos, representantes de organismos internacionales y medios de prensa han enfatizado con insistencia que los primeros 1000 d¨ªas de vida constituyen una oportunidad ¨²nica e irrepetible para revertir los efectos que generan las situaciones de privaci¨®n material, nutricional y social en el desarrollo cognitivo, emocional y educativo de la infancia. Un alerta importante, aunque, como demuestra Lipina, insuficiente para guiar las acciones e intervenciones institucionales y pol¨ªticas que pueden contribuir a revertir los efectos de la pobreza en los primeros a?os de vida. En efecto, esta interpretaci¨®n, que no se fundamenta en evidencias cient¨ªficas, establece un marco de interpretaci¨®n y de acci¨®n extremadamente determinista, al poner en supuesta condici¨®n de irreversibilidad a los ni?os, ni?as y j¨®venes que no han sido oportunamente atendidos en sus primeros tres a?os de vida. Si los primeros 1000 d¨ªas son fundamentales y ¨²nicos, una vez que los hemos perdido, nada podremos hacer para revertir los efectos que la pobreza ha generado en miles de seres humanos cuya vida ha sido desperdiciada por la injusticia, la incompetencia de nuestros gobiernos y la falta de tiempo. Lipina desmonta los fundamentos de este determinismo profundamente regresivo y conservador en t¨¦rminos pol¨ªticos. Un an¨¢lisis imprescindible para entender la pobreza e intervenir en la lucha por la igualdad con los aportes de la neurociencia y de las ciencias del desarrollo humano.
Pablo Gentili, coordinador de Contrapuntos
El ¨¦nfasis que en la actualidad se le da a los primeros 1000 d¨ªas de vida como determinantes para el desarrollo humano durante el resto de la vida, se construy¨® fundamentalmente en base a tres fuentes de evidencia emp¨ªrica generadas en el contexto de las ciencias de la salud. Por una parte, disponemos de un estudio realizado en cuatro aldeas rurales en El Oriente (Guatemala) entre los a?os 1969 y 1977 que involucr¨® a m¨¢s de dos mil ni?os y sus madres que estaban en riesgo alimentario por vivir en condiciones de pobreza. Los resultados demostraron que un suplemento nutricional con altos contenidos proteicos y energ¨¦ticos impact¨® m¨¢s en los ni?os que lo recibieron durante su segundo y tercer a?o de vida, en comparaci¨®n con los ni?os que lo hab¨ªan recibido en etapas posteriores a su desarrollo. El impacto se verific¨® tanto en medidas de crecimiento f¨ªsico, como en otros indicadores de salud, educaci¨®n, cognici¨®n e incluso de productividad econ¨®mica muchos a?os m¨¢s tarde, cuando los ni?os ya fueron adultos. Otra de las fuentes proviene de un an¨¢lisis publicado en el a?o 2010 y realizado en 54 pa¨ªses con ingreso bajo y medio, en el que se verific¨® una ca¨ªda de las puntuaciones en la talla de los ni?os entre su nacimiento y los 23 meses de vida, sin evidencia de deterioro adicional entre los 24 y los 59 meses siguientes. La tercera fuente proviene de diferentes estudios realizados durante varias d¨¦cadas, que evidencian con claridad la importancia de la prevenci¨®n de la salud materna durante el per¨ªodo prenatal para prevenir las fallas de crecimiento en sus hijos.
Si sum¨¢ramos a esta evidencia la generada por las ciencias del desarrollo contempor¨¢neas, que tambi¨¦n sostienen la importancia de la provisi¨®n nutricional adecuada desde la concepci¨®n y durante los primeros a?os de desarrollo luego del nacimiento, no hay dudas que los primeros 1000 d¨ªas de vida son una etapa muy importante en la que es necesario asegurar la alimentaci¨®n y el cuidado de las madres y sus hijos para proteger el desarrollo adecuado de sus potenciales y oportunidades. Tampoco existen dudas acerca de que las carencias pueden afectar a cualquier ni?o, sea pobre o rico. No obstante, las condiciones de desigualdad que caracterizan a muchos pa¨ªses del mundo en el momento actual, colocan en una situaci¨®n de mayor vulnerabilidad y riesgo a aquellos que padecen situaci¨®n de pobreza.
Al tiempo que esta evidencia fue siendo diseminada y comunicada en diferentes sociedades del mundo, se produjo otro fen¨®meno que dio origen a nociones acerca del desarrollo humano en condiciones de pobreza que sostienen que los primeros 1000 d¨ªas son un per¨ªodo cr¨ªtico durante el cual es necesario realizar los mayores esfuerzos para asegurar alimentaci¨®n y estimulaci¨®n para el aprendizaje de los ni?os, antes de que esta etapa finalice. Tal noci¨®n sostiene que luego de que esta supuesta ventana de oportunidad ¨²nica se cierra, ya no ser¨¢ posible generar cambios en aquello que no haya sido nutrido o estimulado en forma adecuada con anterioridad. Es decir, esta noci¨®n sostiene que lo no logrado o lo que haya quedado afectado por pobreza es irreversible, no puede modificarse, sugiriendo una concepci¨®n del desarrollo humano en la que hay eventos determinantes centrales sujetos a una din¨¢mica con pocos o ningunos grados de libertad para el cambio.
Tales conceptos pueden verificarse en la intervenci¨®n realizada por diferentes medios, organismos multilaterales e incluso comunidades acad¨¦micas y de divulgaci¨®n cient¨ªfica. Por ejemplo, en el a?o 2013, el encabezamiento de una nota publicada en el sitio web de Smithsonian, una de las organizaciones m¨¢s prestigiosas en ense?anza y divulgaci¨®n de la ciencia, afirmaba que: Crecer en la pobreza puede afectar el desarrollo cerebral del ni?o. Un gran cuerpo de investigaciones muestra que las circunstancias y el estr¨¦s cr¨®nico de la pobreza interrumpen el desarrollo del cerebro. El prestigioso peri¨®dico ingl¨¦s The Guardian, en el a?o 2014, publicaba una contribuci¨®n cuyo t¨ªtulo era: La mitad de los ni?os afganos sufre de da?os irreversibles por malnutrici¨®n. Y agregaba: La nutrici¨®n pobre en los primeros dos a?os tiene efectos permanentes sobre el crecimiento y el desarrollo. A principios del a?o 2016, era posible leer lo siguiente en la secci¨®n ¡°Nuestras Prioridades¡± del sitio web de Unicef-China: Los ni?os son m¨¢s vulnerables a la pobreza que cualquier otro grupo etario. Ellos experimentan la pobreza de manera diferente a los adultos y otros miembros del hogar, y sus necesidades var¨ªan seg¨²n diferentes edades. Invertir durante los per¨ªodos cr¨ªticos, particularmente en la infancia temprana, es crucial para combatir la pobreza infantil. Los procesos de desarrollo y maduraci¨®n son sensibles al tiempo, lo cual significa que los efectos de la pobreza infantil son profundos, de larga duraci¨®n e irreversibles. Por ejemplo, la malnutrici¨®n en los primeros a?os impide el desarrollo esencial de las conexiones cerebrales para el aprendizaje, afectando a la educaci¨®n y m¨¢s tarde en la vida, el potencial de ingreso.
En el a?o 2015, investigadores de nueve centros universitarios norteamericanos publicaron un art¨ªculo en la revista cient¨ªfica Nature Neuroscience en el que mostraron nuevas evidencias sobre las influencias de las pobreza infantil en la estructura cerebral y el desempe?o cognitivo. All¨ª afirmaban que no era posible interpretar los resultados en un sentido de determinaci¨®n irreversible. No obstante, la misma semana la revista Nature (de la misma compa?¨ªa editorial) public¨® una nota period¨ªstica titulada La pobreza encoge los cerebros desde el nacimiento.
Hace algunas semanas, el blog Primeros Pasos del Banco Interamericano de Desarrollo, BID, aportaba un conjunto de consideraciones semejantes sobre el desarrollo infantil temprano: Es en los primeros 3 a?os de vida que el cerebro humano crece m¨¢s que en ninguna otra etapa, alcanzando el 80% del tama?o adulto, y es por esto que el aprendizaje se realiza con mayor facilidad que en ning¨²n otro momento. Durante este per¨ªodo, corto pero ¨²nico, los ni?os necesitan atenci¨®n, est¨ªmulos e interacciones adecuadas que les permitan desarrollar su mayor potencial a nivel cognitivo y no cognitivo. Algunos d¨¦ficits en los est¨ªmulos adecuados durante la primera infancia se pueden compensar m¨¢s adelante, pero el costo es tan alto que los da?os son frecuentemente, irreversibles.
Estos, y otras tantos ejemplos que podr¨ªamos agregar, hacen referencia a los primeros 1000 d¨ªas de vida como un per¨ªodo cr¨ªtico o una ventana de oportunidades ¨²nica para el aprendizaje infantil. Del mismo modo, alertan sobre la irreversibilidad de los efectos de la pobreza sobre el desarrollo cognitivo de los ni?os y las ni?as, cuando se desaprovecha esta oportunidad ¨²nica y temporalmente limitada. Sin embargo, semejantes afirmaciones no se corresponden con la evidencia emp¨ªrica generada durante las ¨²ltimas d¨¦cadas por las ciencias del desarrollo humano y de la educaci¨®n. Esta distancia entre un conjunto de nociones err¨®neas sobre los efectos de la pobreza y la evidencia emp¨ªrica que nos aporta la investigaci¨®n cient¨ªfica sobre el tema, exige reflexionar sobre dos cuestiones de gran importancia. La primera, se refiere a qu¨¦ es lo que la evidencia cient¨ªfica disponible permite afirmar acerca de las influencias que ejerce la pobreza sobre el desarrollo emocional, cognitivo y social de ni?os, ni?as y adolescentes. La segunda, a c¨®mo y por qu¨¦ se generan, diseminan y sostienen concepciones err¨®neas.
El impacto de la pobreza sobre el desarrollo infantil
Con respecto a la primera cuesti¨®n, la evidencia disponible en psicolog¨ªa y neurociencia del desarrollo permite afirmar que, desde la concepci¨®n y durante toda la vida, el sistema nervioso ¨Cque contiene al cerebro - se organiza y se modifica en base a la interacci¨®n din¨¢mica entre los genes y el ambiente en el que cada individuo desarrolla su existencia. A su vez, estos procesos de desarrollo son modulados por una gran diversidad de mecanismos moleculares, celulares, conductuales, sociales y culturales. Durante tal desarrollo, existen momentos de m¨¢xima organizaci¨®n de diferentes funciones cerebrales que se denominan per¨ªodos cr¨ªticos, que no son necesariamente fijos respecto al momento en que ocurren ni a las redes neurales que involucran. Es cierto que, si durante tales per¨ªodos cr¨ªticos se produce una alteraci¨®n, tanto positiva como negativa, ¨¦sta tender¨¢ a ser incorporada de una manera permanente a la funci¨®n, limitando las oportunidades para reorganizarse. Muchos de estos per¨ªodos tienen lugar en momentos tempranos del desarrollo, en particular durante la fase perinatal y en los primeros meses de vida. Pero en el caso de la organizaci¨®n de procesos m¨¢s complejos como los cognitivos, los emocionales, y las competencias de aprendizaje, tal organizaci¨®n depende de la integraci¨®n progresiva de diferentes redes neurales, que procesan m¨¢s de una modalidad de informaci¨®n y que se desarrollan en diferentes momentos durante al menos las dos primeras d¨¦cadas de vida.
Un ejemplo paradigm¨¢tico que ha alimentado a la interpretaci¨®n err¨®nea de los primeros 1000 d¨ªas de vida como ¨²nica ventana de oportunidad para el desarrollo cerebral y el aprendizaje, es el de la formaci¨®n y eliminaci¨®n de contactos entre neuronas o sinapsis. El tiempo de creaci¨®n y eliminaci¨®n de sinapsis en ¨¢reas cerebrales vinculadas con el procesamiento sensorial y motor se estima que culmina alrededor de los dos a?os de vida; mientras que en las ¨¢reas frontales ello ocurre no menos de una d¨¦cada y media despu¨¦s del nacimiento. Es decir, no hay un solo per¨ªodo de formaci¨®n de contactos entre neuronas. Y de ninguna manera es posible sostener que el momento en que se alcanza el n¨²mero estable de sinapsis en cada ¨¢rea cerebral, implica un cierre de oportunidades para el desarrollo cognitivo y el aprendizaje. Tal como lo demuestra la evidencia de las ciencias de la educaci¨®n y del desarrollo psicol¨®gico desde hace d¨¦cadas, es posible generar aprendizajes eficientes en diferentes etapas del desarrollo, mucho m¨¢s all¨¢ de los primeros tres a?os de vida, incluso en poblaciones infantiles que han padecido privaciones materiales y simb¨®licas. Esto significa que existen varias ventanas de oportunidad para diferentes aspectos del desarrollo emocional, cognitivo y el aprendizaje.
Por otra parte, que el cerebro alcance en sus primeros a?os el 80% de su tama?o adulto, no significa que su funcionamiento tambi¨¦n lo haga. Los aspectos estructurales, como por ejemplo el tama?o, y los funcionales est¨¢n asociados pero su relaci¨®n no es necesariamente causal. En s¨ªntesis, basar el desarrollo cerebral y cognitivo en un ¨²nico aspecto - en este caso el per¨ªodo de generaci¨®n y poda sin¨¢ptica o el tama?o cerebral - es un error que no toma en cuenta la noci¨®n consensuada de las ciencias del desarrollo: ¨¦ste involucra m¨²ltiples componentes a distintos niveles de organizaci¨®n, que est¨¢n en interacci¨®n continua y que son sensibles a diferentes influencias individuales y ambientales en el tiempo, de manera que su organizaci¨®n no responde a un patr¨®n ¨²nico y de evoluci¨®n uniforme. De hecho, identificar a trav¨¦s de experimentos un per¨ªodo cr¨ªtico para el desarrollo emocional y cognitivo, o para el aprendizaje, es una empresa dif¨ªcil para la investigaci¨®n neurocient¨ªfica porque requiere de estudios que permitan controlar variables moleculares, celulares, cognitivas, conductuales y ambientales, y su evoluci¨®n conjunta en el tiempo. En el caso de los momentos de organizaci¨®n de funciones emocionales, cognitivas y de aprendizaje, la neurociencia contempor¨¢nea las denomina ¡°per¨ªodos sensibles¡±, en lugar de ¡°cr¨ªticos¡±. Los per¨ªodos sensibles tambi¨¦n definen momentos importantes de organizaci¨®n estructural y funcional neural, aunque con dos diferencias importantes respecto a los per¨ªodos cr¨ªticos. Por una parte, el tiempo de su duraci¨®n es mayor y m¨¢s dif¨ªcil de establecer; y por otra, las influencias positivas o negativas que modifiquen la organizaci¨®n de estas funciones, podr¨ªan modificarse aunque con mayor esfuerzo que en el caso del desarrollo en contextos adecuados, sin privaciones materiales y simb¨®licas. Es decir que no habr¨ªa una tendencia a la irreversibilidad y en consecuencia continuar¨ªan abiertas las oportunidades de reorganizaci¨®n pl¨¢stica y de aprendizaje, aunque con grados menores de libertad y con requerimientos de mayor esfuerzo. De hecho, diferentes intervenciones orientadas a optimizar y maximizar las oportunidades de desarrollo y aprendizaje de ni?os y adolescentes que viven en condiciones de pobreza, demuestran desde hace d¨¦cadas que es posible hacerlo utilizando distintas estrategias en laboratorios, hogares, escuelas y comunidades. Por supuesto, no todos los participantes de estas intervenciones logran obtener los mismos resultados, debido a que las diferencias individuales a nivel de la plasticidad neural, la susceptibilidad al ambiente, la respuesta a la co-ocurrencia de m¨²ltiples adversidades, la acumulaci¨®n de riesgos y el tiempo de exposici¨®n a las privaciones determinan diferentes respuestas y trayectorias. Precisamente, la ciencia contempor¨¢nea del desarrollo incluye dentro de sus objetivos centrales de investigaci¨®n la identificaci¨®n de los diferentes mecanismos a trav¨¦s de los cuales ocurren los impactos por pobreza y tambi¨¦n los cambios que ocurren como consecuencia de intervenciones orientadas a optimizar el desarrollo infantil.
En s¨ªntesis, la importancia de los primeros 1000 d¨ªas como momento ¨²nico para el desarrollo humano estar¨ªa justificada para algunos de los aspectos propuestos por las ciencias de la salud a trav¨¦s de los estudios nutricionales. Pero su generalizaci¨®n a otros aspectos del desarrollo emocional, cognitivo, social y del aprendizaje no consideran de forma adecuada la complejidad proveniente de la organizaci¨®n de la plasticidad neural durante las dos primeras d¨¦cadas de vida, ni las oportunidades de cambio por intervenci¨®n cognitiva, educativa y social. La noci¨®n de una determinaci¨®n temprana de tales aspectos del desarrollo en base a un grupo discreto de determinantes principales ¨C en este caso, las carencias nutricionales y la estimulaci¨®n para el aprendizaje en los primeros 1000 d¨ªas - no es posible de sostener, m¨¢s all¨¢ de su potencial atractivo para los abordajes econom¨¦tricos.
Entre el determinismo y la reversibilidad de los efectos de la pobreza en el desarrollo infantil
En el a?o 1999, el investigador en nutrici¨®n y desarrollo Ernesto Pollit, un referente de esta ¨¢rea de investigaci¨®n, lo expres¨® en estos t¨¦rminos:
La noci¨®n de per¨ªodos cr¨ªticos tal como se la utiliza en su forma sobrevalorada es cercana a esta idea de determinaci¨®n. En el contexto espec¨ªfico del estudio de los efectos de la desnutrici¨®n temprana, la idea de per¨ªodos cr¨ªticos y la evidencia de laboratorio llevaron a la hip¨®tesis de que la desnutrici¨®n de energ¨ªa y prote¨ªna durante los per¨ªodos de mayor aceleraci¨®n del crecimiento cerebral ten¨ªa un efecto irreversible. Esta hip¨®tesis llevaba impl¨ªcita la idea de que la desnutrici¨®n era un factor suficiente para producir retardo mental. La idea de determinantes principales y la conceptualizaci¨®n de per¨ªodos cr¨ªticos, as¨ª como datos experimentales con modelos animales, llevaban a la conclusi¨®n de que en los ni?os desnutridos la relaci¨®n entre la deficiencia de macronutrientes y las consecuencias funcionales era mediada por los cambios en la arquitectura cerebral. Gradualmente, varios investigadores comprendieron que la conceptualizaci¨®n de un efecto lineal no conduc¨ªa a una comprensi¨®n cabal de los efectos de la desnutrici¨®n entre ni?os que viven en condiciones de pobreza extrema. Se hizo evidente que la desnutrici¨®n tiene un origen multicausal y se reconoci¨® que el problema era demasiado complejo para reducirlo a la medici¨®n de un efecto principal.
M¨¢s adelante, en el mismo art¨ªculo, continuaba de la siguiente forma:
Las probabilidades de que se encuentren problemas de aprendizaje escolar entre ni?os que nacieron con un peso menor a 2.500 gramos var¨ªan en funci¨®n directa de su nivel econ¨®mico. A¨²n en comunidades en condiciones de pobreza absoluta, los factores socioecon¨®micos predicen la variabilidad del desarrollo mental de ni?os con una historia de malnutrici¨®n temprana. La pobreza es un problema central y es preciso comprender sus mecanismos de influencia. Respecto al estudio de Guatemala, un seguimiento realizado en los a?os 1988 y 1989 concluy¨® que incluso cuando la desnutrici¨®n ocurra tempranamente, ella no es una condici¨®n suficiente para fijar la trayectoria del desarrollo. La correcci¨®n de una desviaci¨®n del desarrollo est¨¢ determinada en parte por las circunstancias ambientales y por las experiencias individuales. El organismo tiene la capacidad de modificar la direcci¨®n de un desarrollo desviado.
En el ¨¢rea de la neurociencia nutricional contempor¨¢nea, estas nociones siguen siendo las que forman parte del consenso que sostiene que la idea de determinantes principales da una visi¨®n parcial o err¨®nea acerca del impacto que las carencias nutricionales tempranas generan en las trayectorias de desarrollo, habida cuenta de los efectos de diferentes tipos de intervenciones que involucran acciones orientadas a los diferentes aspectos del desarrollo infantil. En tal concepci¨®n, el desarrollo humano se modela como un proceso probabil¨ªstico multideterminado por factores biol¨®gicos, psicol¨®gicos y ambientales que moderan su trayectoria durante el ciclo vital. Y tales factores pueden mantener el efecto de adversidades ocurridas durante la infancia, as¨ª como tambi¨¦n inducir cambios en sentidos positivos. La influencia del contexto en el desarrollo infantil hace que las probabilidades de su trayectoria var¨ªen en funci¨®n de todos estos componentes y factores en diferentes etapas de la vida.
En s¨ªntesis, no es posible afirmar que los primeros dos o tres a?os de vida sean un per¨ªodo cr¨ªtico ni mucho menos ¨²nico para el aprendizaje, ni que las privaciones tempranas generan necesariamente impedimentos irreversibles o la detenci¨®n del desarrollo. Estas nociones inducen a representar al desarrollo como un fen¨®meno mucho m¨¢s fijo y menos din¨¢mico de lo que realmente la evidencia emp¨ªrica permite sostener, al no considerar adecuadamente los niveles de plasticidad y sensibilidad al cambio, en el contexto de una din¨¢mica compleja que involucra fen¨®menos no s¨®lo biol¨®gicos, sino tambi¨¦n sociales y culturales. La sobrevaloraci¨®n de las nociones err¨®neas de per¨ªodo cr¨ªtico e irreversibilidad amerita adem¨¢s un an¨¢lisis acerca de cu¨¢les son las representaciones que se proponen sostener acerca de la protecci¨®n de la infancia temprana en diferentes sociedades. En tanto se enfaticen t¨¦rminos como ¡°ingreso¡± y ¡°productividad¡± como expectativas del desarrollo normativo, sin tomar en cuenta que la forma de organizaci¨®n social y econ¨®mica de una comunidad puede o no favorecer la creaci¨®n de oportunidades de inclusi¨®n educativa y laboral m¨¢s all¨¢ de las carencias de los primeros a?os del desarrollo, entonces se podr¨ªa estar proponiendo desarrollar una sociedad orientada en forma primordial al consumo y al trabajo que podr¨ªa excluir a aquellos que no alcancen estos par¨¢metros de logro. Es decir, se acercar¨ªa a una propuesta m¨¢s cercana a la reproducci¨®n de desigualdad que a la de construcci¨®n de la equidad. En tal sentido, ser¨ªa importante que medios, organismos multilaterales e instituciones acad¨¦micas revisaran las afirmaciones que sostienen sobre el desarrollo humano, los per¨ªodos cr¨ªticos y los fen¨®menos de cambio emocional, cognitivo y social durante el ciclo vital. Reducir las oportunidades del desarrollo a una sobregeneralizaci¨®n de las nociones de per¨ªodo cr¨ªtico e irreversibilidad, podr¨ªa implicar la subestimaci¨®n del valor transformador de los contextos de desarrollo y de los intercambios simb¨®licos que proponen diferentes sistemas culturales para cuidar y generar oportunidades de aprendizaje e inclusi¨®n social de los ni?os y adolescentes.
Por ¨²ltimo, estas consideraciones cr¨ªticas no deber¨ªan ser interpretadas como un cuestionamiento a la motivaci¨®n y al esfuerzo de todos los sectores que est¨¢n involucrados con la primera infancia en el mundo actual. En todo caso, se trata de promover foros de discusi¨®n y de debate sobre las necesidades de los ni?os y adolescentes atendiendo a nociones basadas en la evidencia, de manera de mejorar la calidad de la informaci¨®n, las formas de comunicar los hallazgos y el dise?o de intervenciones pertinentes para diferentes sistemas culturales. Se trata de generar de forma honesta y productiva la responsabilidad que todos los actores sociales tenemos en la construcci¨®n de la igualdad.
Sebasti¨¢n J. Lipina. Psic¨®logo, Investigador de CONICET (Argentina), Director de la Unidad de Neurobiolog¨ªa Aplicada (UNA, CEMIC-CONICET), Profesor de la Universidad Nacional de San Martin (UNSAM). Autor del libro Pobre Cerebro (Siglo XXI Editores, Buenos Aires).
Para saber m¨¢s:
"Pobre cerebro", un libro que indaga en la influencia de la pobreza sobre el desarrollo cognitivo - Entrevista a Sebasti¨¢n Lipina, Agencia Telam, 12/07/2016.
Blog de la Unidad de Neurobiolog¨ªa Aplicada, CEMIC-CONICET.
"El estr¨¦s puede generar cambios en el cerebro". Entrevista a Sebasti¨¢n Lipina, La Naci¨®n, 24/06/2015.
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