Esa plaga

Cada vez que se me escapa el anglicismo spoiler me habr¨ªa gustado tragarme ese palabro que ha desplazado a ¡°destripar¡± de nuestro vocabulario. La mezcla de culturas puede ser una bendici¨®n pero resulta decepcionante la docilidad con que asumimos ciertas invasiones que nos empobrecen.

Algunos anglicismos ¡ªstop, l¨ªder, gol, champ¨², bar¡ª se integraron con tal naturalidad que ni siquiera reparamos en que son expresiones que, en su origen, no nos pertenecen. Pero otros triunfan, precisamente, por no ser nada espa?oles. Una campa?a llamada Viernes Negro no hubiera tenido la pegada del Black Friday, que significa lo mismo pero suena m¨¢s guay y menos equ¨ªvoco y agresivo. Y, al ser f¨¢cil de pronunciar, se puede dar el pego y sentirse uno un poco pol¨ªglota.

Detr¨¢s de la plaga de anglicismos, se adivinan unas cuantas debilidades: la falta de autoestima y personalidad, el desprecio de nuestra cultura, los brazos abiertos con que recibimos al Imperio y, en la abultada Espa?a que no domina el ingl¨¦s, el ansia casi enternecedora de camuflar el complejo hist¨®rico que sufrimos con los idiomas.

Es chocante c¨®mo el amor por los anglicismos convive con nuestro rechazo del cine en versi¨®n original. Preferimos emplear coach, bussines, full time o look antes que preparador, negocio, a tiempo completo o aspecto. Pero de ah¨ª a leer subt¨ªtulos y tener que soportar a un actor extranjero con su voz y entonaci¨®n durante toda una pel¨ªcula, va un trecho enorme.

Hay que admitir, no obstante, que algunos t¨¦rminos intrusos aciertan a suplir las carencias de nuestra lengua. Sin ir m¨¢s lejos, no encuentro en espa?ol nada m¨¢s afortunado que el anglicismo ¡°esnobismo¡± para describir lo que nos sucede con los anglicismos.