El diablo metido en una curva
LA TERCERA curva de la autopista que conecta las ciudades bolivianas de La Paz y El Alto es cerrada. La atraviesan unos 40.000 veh¨ªculos al d¨ªa. Est¨¢ rodeada de operarios con monos anaranjados que trabajan en la ampliaci¨®n de la v¨ªa. A primera vista ser¨ªa la candidata ideal para formar parte de la parrilla de la slow-TV (televisi¨®n lenta), un formato que prioriza escenas aparentemente aburridas: unas llamas que iluminan una chimenea, el rumor de un r¨ªo en una monta?a, un viaje en tren que parece no terminar nunca
En la curva, sin embargo, hay varios reclamos que despiertan la curiosidad durante unos segundos: un cartel donde Leo Messi anuncia una marca de tel¨¦fono; una pared vertical que quisieron ocultar cuando el Papa visit¨® Bolivia el a?o pasado porque dec¨ªan que all¨¢ se realizaban ritos sat¨¢nicos. En esa pared hab¨ªa una roca tallada con un rostro mefistof¨¦lico que se supone que representaba al T¨ªo, guardi¨¢n de las profundidades. Debido a su aspecto siniestro, el lugar fue bautizado como la Curva del Diablo, y poco a poco comenz¨® a congregar gente de todo tipo: transportistas, comerciantes, oficinistas.
El lugar fue bautizado como la Curva del Diablo, y poco a poco comenz¨® a congregar gente de todo tipo: transportistas, comerciantes, oficinistas.
Algunos de los que suelen atravesar la curva est¨¢n convencidos de que esa figura enigm¨¢tica con un orificio en la boca es la causa de los accidentes que se registran aqu¨ª de forma recurrente: de los nueve que hubo el primer semestre de 2013 o de otro que cercen¨® las extremidades superiores de tres pasajeros, por ejemplo. Y a veces ocurren cosas extra?as en las inmediaciones: en 2011 se hall¨® un cuerpo con signos de asfixia, y la ¨²ltima vez que recorr¨ª el sitio se qued¨® parado un minib¨²s de repente.
La roca tallada, que fue trasladada hace unas semanas a un enrejado ubicado en la recta que antecede a la famosa curva, es visitada los martes y viernes por hombres y mujeres que colocan velas de tonalidades oscuras para castigar a los que no pagan sus deudas, velas con formas dis¨ªmiles para provocar peleas, y az¨²car, alcohol, cigarros y hoja de coca para pedir por la buena salud y la buena fortuna. En los alrededores se han encontrado papeles quemados, restos multicolores de cera, flores frescas y marchitas, huevos podridos y hasta cad¨¢veres de animales. Y entre sus devotos dicen que hay gente de bien, pero tambi¨¦n p¨ªcaros y maleantes.
John Ledezma, un fil¨®sofo y amauta (sabio) del Altiplano que se protege del sol con un sombrero de ala, cree que este culto es id¨®latra y responde a una mala interpretaci¨®n de la cosmovisi¨®n andina. Ledezma dice que las im¨¢genes satelitales nos muestran que el territorio donde est¨¢ la curva tiene forma de culebra, y asegura que se trata de una waka, un punto energ¨¦tico que conecta a los humanos con algunos protectores de estos parajes, como la serpiente, el sapo ¡ªs¨ªmbolo de abundancia¡ª y unos seres justicieros llamados saxras.
Seg¨²n el amauta, esos seres son nuestra familia, nuestros mayores, y uno habla con ellos como si lo hiciera con cualquier persona, para pedirles alg¨²n favor a trav¨¦s de rituales donde se usan plantas con aromas fuertes o para agradecerles. ¡°Nosotros pensamos que la naturaleza tiene sentimientos¡±, explica, ¡°que los ¨¢rboles lloran y las piedras se enojan, que debemos vivir en armon¨ªa con ellos. Y no manejamos conceptos como el bien o el mal. Creemos simplemente en el equilibrio y el desequilibrio¡±.
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