Misterio
?Por qu¨¦ nos atacan con tanta fuerza pensamientos que intentamos desechar sin ¨¦xito?
¡°Me asalt¨® un pensamiento sombr¨ªo¡±. He ah¨ª una frase hecha en la que apenas reparar¨ªamos de leerla en un libro, pese a la brutalidad de su significado. Ser ¡°asaltado¡± por un pensamiento (sombr¨ªo o no) implica que el pensamiento procede del exterior. Est¨¢s tan tranquilo, no s¨¦, viendo la tele, sin meterte con nadie, cuando se cuela en tu cabeza la idea de que el bulto que te ha salido en el p¨¢rpado no es precisamente un orzuelo. ?Por qu¨¦ nos atacan con tanta fuerza pensamientos que intentamos desechar sin ¨¦xito? ?De d¨®nde vienen? ?Qu¨¦ clase de autonom¨ªa tienen? Pongamos que acabas de meterte en la cama, que has cerrado los ojos, que has hallado postura, y que cuando est¨¢s a punto de desconectar, te sobresalta la idea de que la llave del gas se ha quedado abierta. A lo mejor ni siquiera tienes gas. Pero la idea insiste e insiste hasta que no te queda otra que levantarte.
Imagina ahora que te encuentras en casa un s¨¢bado por la tarde, leyendo una novela, cuando se abre la puerta y aparece un intruso. Un tipo con barba, por ejemplo, que se dirige tranquilamente a la cocina para prepararse un caf¨¦. Te quedar¨ªas perplejo. Eso es lo que nos ocurre con las ideas intrusas, que nos dejan perplejos. ?Pero por qu¨¦, por qu¨¦?, nos preguntamos. ?Por qu¨¦ a estas horas? No hay respuesta. ?C¨®mo defenderse de ellas? A m¨ª me da buen resultado observarlas con naturalidad, como si pertenecieran a mi familia ideol¨®gica y tuvieran todo el derecho a pasearse por mi cabeza. Si no les presto mucha atenci¨®n, suelen largarse. Lo que no me ha ocurrido nunca es que me asalte una columna period¨ªstica intrusa. Todas y cada una de las columnas que publico he de escribirlas yo, sin ayuda de voces que procedan de afuera. Otro misterio.
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