Europa y Espa?a en Cuba
Cuba necesita un sistema productivo que no tiene; Bruselas y Madrid deben ser sus aliados
Muri¨® Fidel y recibi¨® los honores del pueblo cubano. Una vez m¨¢s, un peque?o pa¨ªs, una isla del Caribe, concentr¨® la atenci¨®n del mundo entero. ?Qu¨¦ tiene Cuba para estar en el tablero mundial tantas veces?
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Desde abril de 2014 la UE viene negociando con La Habana un Acuerdo de Di¨¢logo Pol¨ªtico y Cooperaci¨®n. El lanzamiento de esa iniciativa se produjo antes de que se anunciara p¨²blicamente el deshielo de las relaciones entre EE UU y Cuba. Este acuerdo consta de tres cap¨ªtulos, dedicados respectivamente al di¨¢logo pol¨ªtico, cooperaci¨®n y pol¨ªticas sectoriales, que incluyen cuestiones comerciales y acompa?amiento en el proceso de modernizaci¨®n de la econom¨ªa cubana. El acuerdo tambi¨¦n contempla un di¨¢logo sobre derechos humanos y democracia, si bien en estas ¨¢reas las partes han decidieron ir m¨¢s despacio para que las diferencias del criterio no anulen la posibilidad de avanzar en el resto de materias.
Como se?al¨® recientemente la Alta Representante Federica Mogherini, este acuerdo tiene car¨¢cter hist¨®rico porque abre la puerta a la confianza y la comprensi¨®n mutua entre Europa y Cuba. Aunque la UE y sus 28 Estados Miembros establecieron hace d¨¦cadas relaciones diplom¨¢ticas completas con Cuba, desde que en 1996 Europa adopt¨® la Posici¨®n Com¨²n a instancias del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, la relaci¨®n con la isla hab¨ªa quedado severamente erosionada. La Posici¨®n Com¨²n pretend¨ªa condicionar la relaci¨®n europea con Cuba al cambio de sistema pol¨ªtico en la isla, pero en la pr¨¢ctica s¨®lo consigui¨® congelar la interlocuci¨®n con el Gobierno cubano sin obtener mejora alguna en el ¨¢mbito de los derechos y libertades de los cubanos. El acuerdo que est¨¢ a punto de ratificarse deroga la Posici¨®n Com¨²n, y as¨ª inaugura una nueva ¨¦poca. Concluido en marzo de 2016 y adoptado por la Comisi¨®n en septiembre para su remisi¨®n al Consejo, la firma del texto est¨¢ prevista para el pr¨®ximo 12 de diciembre. Despu¨¦s deber¨¢ ser ratificado por el Parlamento Europeo, la Asamblea Nacional Cubana y los parlamentos nacionales de los Estados Miembros, sin perjuicio de su entrada en vigor en 2017.
Queda sin embargo un largo camino en este proceso. Primero debemos asegurar que el Parlamento Europeo ratifica el Acuerdo. Habr¨¢ serios obst¨¢culos desde sectores de la derecha europea, empe?ados en ver a Cuba como una mera prolongaci¨®n de su odiada URSS. Igualmente, sectores de los liberales siguen obsesionados con la vieja e ineficaz Posici¨®n Com¨²n, que niega el pan y la sal al pueblo cubano en tanto en cuanto no se democratice. Creo sin embargo que habr¨¢ una mayor¨ªa favorable al acuerdo, y que seremos los socialdem¨®cratas quienes encabezaremos esa pedag¨®gica tarea: convencer a la mayor¨ªa de que la cooperaci¨®n econ¨®mica en la t¨ªmida apertura que Ra¨²l Castro ha impulsado en los ¨²ltimos a?os atraer¨¢ inversores, turistas, tecnolog¨ªa, empresas, y con ellas llegar¨¢n las libertades. Cuba necesita un sistema productivo que no tiene y Europa y Espa?a deben ser sus aliados, sus socios preferentes. Mucho m¨¢s todav¨ªa si Trump interrumpe bruscamente la relaci¨®n que hab¨ªa iniciado Obama.
Nuestra presencia institucional y econ¨®mica en la isla mengua, mientras otros actores internacionales, como Alemania y Francia, preparan un aut¨¦ntico desembarco?
Cuba es un pa¨ªs al que nos unen v¨ªnculos hist¨®ricos y emocionales, pero tambi¨¦n comerciales, por la presencia que tradicionalmente han tenido all¨ª sectores como el tur¨ªstico y otros. Da pena advertir que el rol de Espa?a en esos cambios ha sido m¨ªnimo. Incluso apoyando oficialmente el Acuerdo de Di¨¢logo Pol¨ªtico y Cooperaci¨®n que la UE estaba negociando, el Gobierno de Rajoy renunci¨® a jugar un papel activo y visible en el mismo. Nuestra presencia institucional y econ¨®mica en la isla mengua, mientras otros actores internacionales -incluidos pa¨ªses europeos como Alemania y Francia- se preparan para realizar un aut¨¦ntico desembarco en Cuba. Estamos perdiendo la oportunidad de aprovechar nuestra afinidad ling¨¹¨ªstica, cultural e incluso de valores para asegurar un protagonismo al que nunca debimos renunciar y que a d¨ªa de hoy parece cada vez m¨¢s dif¨ªcil de retener.
Nadie sabe c¨®mo evolucionar¨¢ la pol¨ªtica cubana, pero muchos creemos que una econom¨ªa abierta no es compatible con un r¨¦gimen pol¨ªtico cerrado y represivo. Creo firmemente que la idiosincrasia cubana acabar¨¢ reclamando las libertades que les faltan hoy y que el partido comunista tendr¨¢ que hacer equilibrios para mantener el control econ¨®mico del Estado y su poder pol¨ªtico frente a la apertura de libertades y democracia que exigir¨¢ una ciudadan¨ªa abierta a las redes tecnol¨®gicas y a la econom¨ªa global. Pero esa dif¨ªcil traves¨ªa que ni el r¨¦gimen cubano sabe bien c¨®mo pilotar, acabar¨¢ decant¨¢ndose por los derechos individuales que corresponden a la dignidad humana, a la libertad y a la democracia. Ahora, eso s¨ª, es el pueblo cubano, quien debe recorrer ese camino sin injerencias ni presiones, que s¨®lo provocan el encastillamiento del r¨¦gimen. Nuestro papel es ayudar con cooperaci¨®n e inversiones, con tecnolog¨ªa y empresas, exigiendo el fin de la ley Helms-Burton, con afecto y solidaridad.
A¨²n no es tarde. Si se esfuerza, Espa?a puede ser a¨²n el eje entre Cuba y Europa. Pero ese esfuerzo no admite m¨¢s demora, porque a d¨ªa de hoy ese eje est¨¢ roto.
Ram¨®n J¨¢uregui es Europarlamentario y Co-Presidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat)
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