La imprevisibilidad de Trump

Los primeros pasos de Donald Trump en pol¨ªtica exterior, a poco m¨¢s de un mes para que asuma la presidencia de Estados Unidos, han causado una m¨¢s que justificada inquietud. El mantenimiento de la paz y la seguridad internacional exige que los Gobiernos sean previsibles en sus acciones y que honren los acuerdos alcanzados por sus predecesores.

Nada de esto parece cumplirse en el caso de Trump, que ha dado sobradas muestras de querer cambiar de manera dr¨¢stica la pol¨ªtica de su pa¨ªs respecto a Rusia y China. En el primer caso, el millonario estadounidense ya hab¨ªa disentido durante la campa?a de la l¨ªnea seguida hasta ahora por Barack Obama y los pa¨ªses occidentales, caracterizada, entre otras cosas, por las sanciones econ¨®micas a Mosc¨² motivadas por el expansionismo ruso contra Ucrania y la anexi¨®n ilegal de Crimea. La nominaci¨®n ayer de Rex Tillerson ¡ªjefe de la petrolera Exxon¡ª como secretario de Estado ahonda en las sospechas de una reconciliaci¨®n con Mosc¨², que tan turbio papel ha jugado en la campa?a electoral. Tillerson ha reforzado la presencia de Exxon en Rusia con una alianza con la petrolera estatal rusa Rosneft y ha sido condecorado personalmente por Vlad¨ªmir Putin, lo que lleva a dudar sobre su capacidad de separar los intereses nacionales de EE?UU de los de la industria petrolera.

En el caso de China, Trump lleva el camino inverso. Desde los a?os setenta, Washington ha entendido el pragmatismo como la mejor manera de entenderse con Pek¨ªn. Pero Trump, adem¨¢s de amenazar a los chinos con sanciones comerciales, ha provocado innecesariamente a Pek¨ªn cuestionando la pol¨ªtica de Una sola China. Por si fuera poco, muchos de sus contactos con autoridades extranjeras ni siguen los conductos oficiales ni cuentan con asesoramiento diplom¨¢tico alguno. Y todo ello sin ocupar a¨²n el Despacho Oval.