El rector multicopista o la virtud de resistir
Silencio administrativo absoluto sobre los casos de plagio que se imputan a Fernando Su¨¢rez
Fernando Su¨¢rez Bilbao, rector de la Universidad Rey Juan Carlos, acumula acusaciones de plagio a raz¨®n de una por d¨ªa. Por el momento ¡ªpero esto no ha terminado¡ª, cinco profesores reclaman airados su dimisi¨®n por la (presunta) estafa de haber copiado alguno de sus estudios; se inform¨® de que hab¨ªa plagiado incluso el trabajo de una alumna de la Complutense (Mar¨ªa Reyes Dominguez); los alumnos buscan firmas para exigir que dimita y la Universidad de California ha retirado un art¨ªculo del ilustre plagiador porque en el texto hab¨ªa reproducido a otros seis autores. Como en Espa?a los casos vidriosos suelen adornarse de una graciosa filigrana ir¨®nica, la URJC ha instalado un moderno sistema inform¨¢tico para detectar los plagios en los trabajos de los alumnos. ?Detectar¨¢ el artilugio los remiendos en los textos del rector o son m¨¢s sofisticados?
Dejemos a un lado las lamentaciones morales de rigor sobre la conducta fraudulenta del se?or Su¨¢rez, quien m¨¢s que un rector parece una multicopista. Ministros europeos han dimitido ¡°por copiar¡±, pero en Espa?a mantenerse en el cargo por encima de cualquier esc¨¢ndalo es ya una virtud c¨ªvica. El se?or Su¨¢rez, soprendido in fraganti, consciente del fango de impunidad que nos rodea, conf¨ªa en sus escudos pol¨ªtico-institucionales. V¨¦ase, si no: atribuye los infames copieteos a una disfunci¨®n, es decir, los equipara a una errata de imprenta. Hay que estar muy seguro de los apoyos pol¨ªticos para llamar disfunci¨®n al (presunto) delito de plagio. El chascarrillo o nonsense es coherente con el cinismo arraigado en algunos entornos de poder que consiste en desviar cualquier responsabilidad personal hacia conceptos o cosas inanimadas. Se podr¨ªa escribir un tratado psicol¨®gico analizando como la crisis financiera de 2007 se atribuy¨® a la avaricia.
Tiene m¨¢s chispa su an¨¢lisis del t¨¦rmino plagio. En su opini¨®n, este delito est¨¢ vinculado a la protecci¨®n de una popiedad que proporciona un beneficio econ¨®mico. Pero como nadie ¡ªni el propio rector¡ª sabe cuando una producci¨®n propia puede generar un beneficio econ¨®mico, ni cuando un texto u obra concebido para disfrute personal producir¨¢ ganancias en otras manos, el argumento parece un tecnicismo jur¨ªdico propio de r¨¢bulas.
Mientras el rector se recrea en florituras culteranas para explicar lo inexplicable, las instituciones implicadas callan. El ministerio de Educaci¨®n y la Direcci¨®n General de Universidades despejan a patadas de problema (¡°son asuntos internos¡±). Tanto respeto por los asuntos internos es un potente indicador de que el Gobierno no va a iniciar conflicto con un jefe local. En un pa¨ªs m¨¢s atento por los procedimientos democr¨¢ticos ya se habr¨ªa reunido una comisi¨®n para investigar al se?or Su¨¢rez. Aqu¨ª, no. Si la irritaci¨®n amaina, bien; si arrecia, se convoca para cumplir. En cuanto al Consejo de Rectores, la cosa ir¨¢ para largo. Tanta cautela con los m¨¦todos corporativos confirma que la sociedad espa?ola carece de instituciones capaces de enfrentarse a problemas reales que afectan a personas sin poder. Luego gimotearemos porque crece el populismo.
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