Solo son provocadores
Romper o quemar fotos del Rey es un acto inc¨ªvico y lamentable, no un delito
Romper fotograf¨ªas del Rey o quemarlas no debe convertirse en una victoria de la CUP en su presi¨®n a las autoridades catalanas y en la pugna que mantiene contra los que considera pr¨¢cticamente sus archienemigos, el conjunto de los espa?oles. Las gamberradas son lo que son: actos inciviles, por m¨¢s solemnidad de la que pretendan rodearse sus autores, que suponen estar en condiciones de hacer tambalearse a Espa?a a base de provocaciones.
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No se debe apagar el fuego ech¨¢ndole gasolina. Hay que dejarse de mandar a la fiscal¨ªa y a la Audiencia Nacional a todo provocador deseoso de proyectarse a la fama tras vivir unos minutos de gloria patri¨®ticos. Carece de sentido perseguir judicialmente las groser¨ªas y los actos inciviles como si fueran ataques insufribles al sistema constitucional. Sus autores no est¨¢n en condiciones de ponerlo en riesgo; la prueba reside en que diversas oleadas de alborotadores no lo han logrado en 38 a?os. El verdadero riesgo es que termine arrastrando a la justicia a la espiral de acci¨®n y reacci¨®n que pretenden desencadenar los provocadores.
Cuesti¨®n distinta es la tajante condena c¨ªvica y pol¨ªtica que merece el acto de quemar fotos del jefe del Estado o de romperlas. Y ah¨ª no ha estado a la altura el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, quien sostiene que no se debe ¡°criminalizar¡± a nadie por quemar una foto o romper una bandera, puesto que se trata de ejercitar la libertad de expresi¨®n. Pero no se trata de atacar las creencias de los provocadores, sino el medio incivil que tienen de manifestarlas, particularmente grave cuando se lleva a cabo en sede parlamentaria. De ah¨ª la contradicci¨®n en la que incurre tambi¨¦n la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, silente tras la irrespetuosa ruptura de fotos del jefe del Estado llevada a cabo en la C¨¢mara, un acto contrario a la actitud de respeto exigida a los diputados por el c¨®digo de conducta de la propia instituci¨®n.
Todo este incidente se produjo tras la detenci¨®n de tres activistas de la CUP por los Mossos d¡¯Esquadra, en cumplimiento de una orden del juez despu¨¦s de que los requeridos se negaran a comparecer por una quema anterior de fotos del Rey. A los nacionalistas se les ve preocupados por la reacci¨®n de sus socios anticapitalistas. El sector representado por Puigdemont, gente en general bien educada, tendr¨ªa que reflexionar sobre si tiene alg¨²n sentido dedicar parte de sus energ¨ªas a buscar justificaciones a los diversos actos inciviles que se les vayan ocurriendo a los radicales, no vaya a ser que tales socios se enfaden tanto que hagan tambalearse al propio Gobierno catal¨¢n.
Unas actitudes minoritarias caer¨ªan en saco roto si no contaran con el apoyo de las autoridades catalanas. La tibieza con la que estas responden instala la idea de que se vive una ofensiva sin precedentes y de que el di¨¢logo intentado por el Gobierno no tiene sentido. Sin embargo, lo que realmente demuestran los ¨²ltimos acontecimientos es que el magma independentista no es un ¨²nico y poderoso adversario, sino varios diferentes y cada vez m¨¢s confusos.
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