Sue?o h¨²medo
La ministra F¨¢tima B¨¢?ez ha propuesto liderar un pacto de Estado para que la jornada laboral acabe a las seis de la tarde
Tengo una fantas¨ªa recurrente. No es sexual, picarones, pero casi. Un placer tan intenso como salir del curro con el sol fuera y tener tiempo para, no s¨¦, meterme en un cine, echarme un siestorro, ir a recoger a las cr¨ªas al cole, cuando iban al cole. Nunca hubo caso, hasta el punto de que un d¨ªa me vino la peque?a llorando porque los ni?os de su clase, angelicos, cre¨ªan que su mam¨¢ estaba muerta. Llevo toda la vida trabajando ¡ªo haciendo que trabajo, vale¡ª todo el sant¨ªsimo d¨ªa. Enti¨¦ndaseme: ni me quejo, ni voy de m¨¢rtir, ni voy a contar aqu¨ª mi problem¨¢tica. Al rev¨¦s, soy una bendita con la suerte de currar en lo suyo y de llevar 30 a?os vendiendo su moto y de que se la sigan comprando a un precio razonable. A cambio, me he perdido algunas cosas. La infancia de mis hijas, la vejez de mis padres, todas las sant¨ªsimas tardes laborables con sus gozos y sus sombras. Que s¨ª, que vale, que ni soy la primera ni la ¨²ltima. Que el trabajo es sagrado, un sacerdocio, un privilegio. Pero tambi¨¦n os digo que, en estos lustros, he perdido y visto perder tiempo a espuertas desde al primer jefe hasta al ¨²ltimo indio para no ser el primero en plegar y marcharse a vivir la vida por miedo a ser se?alado, o a la vida propiamente dicha.
La ministra F¨¢tima B¨¢?ez ha propuesto liderar un pacto de Estado para que la jornada laboral acabe a las seis de la tarde. Le han llovido flores y cactus. Yo le mando fuerza. Cierto que las inercias no cambian por decreto. Pero tambi¨¦n que los j¨®venes curran el doble por la mitad y, cuando acaban, se van sin cargo ninguno cada uno a lo suyo. A conciliar con la familia, los amigos, el perrito que les ladre o con ellos mismos. Y a¨²n hay quien se sorprende de que, cada vez que el algoritmo de Facebook lo rescata, el reportaje La felicidad de trabajar de 8 a 3, de mi colega Pablo Le¨®n, se coloque como la noticia m¨¢s vista. No habla de sexo, de acuerdo. Pero s¨ª de nuestros sue?os m¨¢s h¨²medos.
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