Salir a las 6
Hay que plantear mucho mejor la necesaria modernizaci¨®n de horarios en Espa?a
Una reforma general de los horarios cuestiona la forma de vivir de los espa?oles e implica un cambio considerable de costumbres muy arraigadas, sobre todo en las ciudades de tama?o medio y grande. Este puede ser el momento de iniciar y apoyar una de las modernizaciones pendientes en Espa?a, pero hay que distinguir entre el peculiar modo de proponerlo que ha tenido la ministra de Empleo, F¨¢tima B¨¢?ez, y las cuestiones de fondo.
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Seg¨²n algunos estudios sociol¨®gicos y econ¨®micos, la concentraci¨®n horaria de la jornada laboral aumenta la implicaci¨®n de los trabajadores, que enfocan con mayor acierto las tareas y toman decisiones m¨¢s r¨¢pidas, lo cual puede contribuir a mejorar la productividad. Sobre todo permite conciliar mejor la vida familiar y la laboral, reduciendo los perjuicios causados por unos horarios excesivamente largos o la ausencia de buenas pol¨ªticas de conciliaci¨®n. Tambi¨¦n podr¨ªa aumentar la implicaci¨®n de los c¨®nyuges en la educaci¨®n de los hijos, siempre que se lleven a v¨ªas racionales las ideas radicales de eliminar el trabajo escolar en casa.
En la gran mayor¨ªa de dependencias de la Administraci¨®n p¨²blica se termina de trabajar antes de las seis de la tarde, el horario anunciado por la ministra; lo mismo que en algunas empresas privadas, sobre todo industriales y bancarias. Sin embargo, habr¨ªa que excluir a los centros comerciales y dem¨¢s tiendas para no caer en contradicciones con la libertad de horarios comerciales. Ni que decir tiene que tampoco est¨¢ en condiciones de cerrar a esa hora el amplio segmento integrado por restaurantes, bares, cines y otros centros de ocio.
En general, fijar el t¨¦rmino de la jornada laboral a las seis de la tarde es contradictorio con la realidad de una econom¨ªa en la que los servicios pesan mucho. Cabe preguntarse incluso si es deseable para un pa¨ªs orientado hacia el turismo. Convertir las ciudades espa?olas en desiertos a partir de las seis o las siete de la tarde, como sucede en otras muchas del resto de Europa, supone eliminar un elemento atractivo para los visitantes.
La diferencia entre las ocurrencias y las propuestas es que las primeras buscan titulares y las segundas tienen que basarse en argumentos y en mensajes n¨ªtidos. A todas luces, F¨¢tima B¨¢?ez ha obviado el segundo camino, que es el m¨¢s correcto. Un Gobierno que no ha podido racionalizar los macropuentes festivos, pese a haberse comprometido a ello, guarda pocas reservas de credibilidad para nuevas y m¨¢s ambiciosas intervenciones en el terreno del funcionamiento de la sociedad. La propuesta ministerial tambi¨¦n pasa por alto la estructura de incentivos que ha de acompa?ar todo intento de cambio cultural; por ejemplo, c¨®mo se costea la duplicaci¨®n de turnos ¡ªfavorecedora del empleo¡ª para acabar con las jornadas partidas sin afectar a los servicios comprometidos.
Una cosa es fomentar la concentraci¨®n y la eficiencia del trabajo, combatir las jornadas alargadas por frecuentes pausas y favorecer el teletrabajo; y otra, lanzar un debate sobre la finalizaci¨®n de la jornada con no se sabe qu¨¦ alcance ni qu¨¦ costes.
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