4 ideas para jugar mejor con menos juguetes
Ya est¨¢ aqu¨ª esa ¨¦poca estresante -para padres y ni?os- en que los mayores se lanzan a la compra contra reloj de los juguetes especificados en la carta a los Reyes o a Pap¨¢ Noel y esa ¨¦poca en la que los menores por su lado aumentan la presi¨®n sobre sus progenitores para conseguir todos y cada uno de los regalos se?alados. ?A qui¨¦n beneficia este estr¨¦s y este mercadeo entre unos y otros?
En el super de mi barrio venden los juguetes ya con un descuento del 50% y, claro, es tentador echar un vistazo al lineal. He visto una pizarrita que har¨ªa las delicias de mis gemelitos y tentada he estado de pillarla pero me he frenado a tiempo. ?Cu¨¢ntos juguetes necesitan mis hijos? Est¨¢ claro que los propietarios del super van diciendo -sin abrir la boca- ?hay que vender, hay que vender?, pero ?significa eso que yo tengo que comprar?
Aqu¨ª propongo cuatro ideas para que los ni?os jueguen con menos juguetes y, por ende, con mayor calidad de vida.
Trueque de juguetes. Soy muy afortunada porque formo parte de un grupo de amigos que compartimos la ropa de los ni?os y sus juguetes. Ahora mismo mis 3 hijos se visten con ropa ya usada por otros y los dos m¨¢s peque?os juegan con juguetes que no son suyos y que yo no les he comprado, pero ?qu¨¦ m¨¢s da? Se trata de jugar, de disfrutar del juguete, no de poseerlo, ?no es as¨ª? En Madrid por ejemplo la Asociaci¨®n Adelita organiza un trueque de juguetes este pr¨®ximo fin de semana en Fuencarral. ?Sile, Nole, trueque de juguetes? llega a su VII edici¨®n y tiene por objetivo promover h¨¢bitos de consumo responsable a trav¨¦s de la reutilizaci¨®n e intercambio de juguetes.
Reciclaje / regalo de juguetes. Mi hijo mayor, de 8 a?os, ha decidido este a?o hacerles un regalo a sus hermanos peque?os por Navidad. Como el pobre tiene poco poder adquisitivo, por no decir que su poder adquisitivo es casi nulo, ha decidido con muy buen criterio regalarles juguetes suyos que ¨¦l ya no quiere. Va a envolverlos y colocarlos bajo el ¨¢rbol. ?Qu¨¦ m¨¢s da que no sean nuevos? ?Tal vez mis dos gemelitos de 2 a?os van a notar la diferencia entre lo nuevo y lo usado? La cara de felicidad que se les va a poner cuando se encuentren con el tambor lleno de piezas de madera para construir que tantas veces han intentado birlarle a su hermano. Regalar o reciclar los propios juguetes no es moco de pavo porque si la tendencia dominante es querer ?poseer los juguetes?, renunciar a la posesi¨®n sobre ellos de mutu propio requiere un esfuerzo a?adido.
Juguemos en vez de tener juguetes. Mi hijo mayor no ve pr¨¢cticamente la tele y cuando lo hace es en replay. No soporto que vea minutos y minutos sin fin de publicidad de juguetes para ni?os que en estas fechas es casi inmoral. ?Est¨¢n los ni?os preparados para asumir esa retah¨ªla de anuncios que les provoca el deseo de poseer juguetes s¨®lo porque han sido ?anunciados en la televisi¨®n?? Mis gemelitos me han vuelto a recordar que los ni?os en realidad quieren jugar, no quieren juguetes. Mis gemelitos se lo pasan bomba lanz¨¢ndose desde el sof¨¢ hasta el coj¨ªn que amortiza su ca¨ªda en el suelo. Se mueren de la risa abriendo y cerrando las puertas, haciendo m¨²sica con el ?Tupper? y la cuchara de madera. Y sobre todo sobre todo, les encanta cuando pasamos un tiempo juntos. Los ni?os quieren relaci¨®n y cualquier cosa les sirve para el prop¨®sito de jugar. Somos los adultos quienes les atiborramos de juguetes porque en realidad querr¨ªamos estar en otro lugar, haciendo otra cosa y vivimos como una p¨¦rdida de tiempo el ponerse de cuclillas para entretenerse con mocosos. Somos gente seria. Comprarles juguetes es una manera de expiar nuestra culpa, o eso pensamos. Regalamos juguetes para que hagan de sustitutos de nuestra propia persona.
Regalemos un juguete, regalemos el juguete. Este a?o hemos pactado con mi hijo mayor que s¨®lo tendr¨ªa un regalo bajo el ¨¢rbol. Ser¨¢ un juguete que le hace mucha, much¨ªsima ilusi¨®n pero solo ser¨¢ uno. Se acab¨® el delirio de la apertura de regalos la noche de Navidad. No soporto esas escenas de ni?os fuera de s¨ª abriendo como locos los paquetes, llevados por la locura de abrir y abrir sin m¨¢s. Ni?os que ni prestan atenci¨®n al regalo que acaban de descubrir y que a¨²n sostienen en las manos porque est¨¢n ya buscando con la mirada el siguiente paquete que lleve su nombre. Ni?os que llevan la cuenta de cu¨¢ntos regalos atesora cada uno.
?Cu¨¢ntos regalos necesitamos para ser felices? ?Cu¨¢ntos regalos necesitan los otros para sentirse amados? Y sobre todo, ?qu¨¦ les estamos ense?ando a los ni?os con estas escenas que no son sino org¨ªas de consumismo desenfrenado? Les estamos ense?ando que la satisfacci¨®n y la felicidad dependen de tener muchas cosas, de comprar muchas cosas, de consumir sin freno y sin pausa. ?Y es ese realmente el cuento de la Navidad? Y si no nos lo creemos ni nosotros, ?por qu¨¦ reproducimos la misma historia cada Navidad y nos lanzamos una vez m¨¢s a la carrera desaforada por la compra de juguetes? Alguien est¨¢ muy interesado en vender juguetes pero eso no significa que nosotros debamos comprarlos.
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