Reinventar el canon digital

No est¨¢ en cuesti¨®n que los creadores de productos culturales tengan leg¨ªtimo derecho a obtener una remuneraci¨®n equitativa cuando se realiza una copia de sus obras para uso privado. Lo que s¨ª se discute es cu¨¢l es la manera m¨¢s justa de amparar ese derecho. Espa?a ha venido aplicando en los ¨²ltimos a?os la pol¨ªtica del parche, adoptando soluciones seg¨²n los tribunales iban tumbando normativas. La ¨²ltima reforma, que implicaba sufragar el canon digital con cargo a los Presupuestos Generales del Estado, fue anulada por el Tribunal Europeo el verano pasado.

El Gobierno ha buscado f¨®rmulas para salir del atolladero. En principio, el acuerdo alcanzado con las entidades de gesti¨®n de derechos para reinventar el canon digital es una vuelta al pasado al trasladar la recaudaci¨®n al precio de determinados soportes de almacenamiento y equipos de grabaci¨®n de contenidos sujetos a propiedad intelectual. Nuevamente, recaer¨¢ sobre la adquisici¨®n de CDs, DVDs, tel¨¦fonos m¨®viles, tabletas o memorias de USB. Para intentar evitar m¨¢s litigios, estar¨¢n exentas empresas, Administraciones P¨²blicas y quienes utilicen tales aparatos con fines profesionales. En teor¨ªa, ser¨¢n fabricantes e importadores quienes satisfagan el canon digital, pero es ingenuo pensar que de una u otra manera no terminar¨¢ recayendo en el usuario.

Las entidades de gesti¨®n aplauden una reforma que volver¨¢ a llenar sus arcas. Pero es dudoso que este nuevo sistema consiga sus objetivos si no es lo suficientemente flexible para adaptar tarifas y conceptos (como definir qu¨¦ es ¡°copia privada¡±) al entorno digital. El Gobierno deber¨ªa entender tambi¨¦n que la mejor manera de defender los derechos de los autores es combatir eficazmente a su enemigo: la pirater¨ªa. El hecho de que un grand¨ªsimo porcentaje de consumo cultural online seailegal y genere p¨¦rdidas millonarias debe llamar a la reflexi¨®n.