?Por qu¨¦ jugamos a la Loter¨ªa de Navidad? Nuestros motivos no "l¨®gicos"
Las probabilidades de que nos toque el Gordo son 1 entre 100.000
Es muy improbable que nos toque el Gordo de Navidad, sin embargo, casi el 74 por ciento de los espa?oles juegan a la loter¨ªa ?Por qu¨¦? Pues porque somos m¨¢s irracionales de lo que pensamos¡ y en ocasiones, ?qu¨¦ buena es esta falta de "l¨®gica"! Sin ella no habr¨ªa espacio para la ilusi¨®n, para la alegr¨ªa de los viernes o para la esperanza de la loter¨ªa.
Cuando los matem¨¢ticos analizan las probabilidades de convertirse en millonario con el sorteo de la Navidad llegan a una conclusi¨®n contundente: no se gastan ni un duro en loter¨ªa. Las probabilidades para el Gordo son 1 entre 100.000. Una probabilidad tan baja que hace para m¨¢s de uno que sea algo il¨®gico la relaci¨®n entre dinero gastado y su opci¨®n de recuperarlo. Sin embargo, por mucho que se empe?en en intentar convencernos, el 73,9 por ciento de los espa?oles entre 18 y 75 a?os jugo? el a?o pasado, seg¨²n la Universidad Carlos III. No parece que los datos matem¨¢ticos consigan atar nuestras intenciones. Y ?por qu¨¦ compramos loter¨ªa? Por muchos motivos y algunos de ellos, realmente irracionales a ojos de Descartes y su s¨¦quito.
Gerd Gigerenzer, neurocient¨ªfico del Instituto Max Planck, asegura que la mayor parte de nuestras decisiones son irracionales (curiosamente, es un alem¨¢n quien lo defiende). Por eso, no es de extra?ar que en nuestro d¨ªa a d¨ªa tengamos comportamientos tan poco ¡°cartesianos¡± y que no se sometan a hojas de Excel. Compramos loter¨ªa por tradici¨®n, porque nuestros padres lo hicieron o porque es un argumento para reunirse con amigos o con la familia para intercambiar d¨¦cimos. Seg¨²n el informe de la Universidad Carlos III, el 89 por ciento de los espa?oles juegan por costumbre. No importa tanto el objetivo (que si toca, todos tan contentos), sino porque la loter¨ªa act¨²a como pegamento social y porque nos hace so?ar en grupo. Es una tradici¨®n social a un precio m¨¢s o menos asequible para la mayor parte de los bolsillos. Y a esa motivaci¨®n, poco le importan las estad¨ªsticas. Sabemos que existe un agraciado y da igual que la probabilidad sea del 0,001 por ciento.
Compramos loter¨ªa porque necesitamos ilusi¨®n. El d¨ªa de la semana preferido es el viernes porque significa la posibilidad de imaginar cosas futuras
Otro argumento poco racional es la ¡°envidia preventiva¡±. A veces compramos loter¨ªa porque con qu¨¦ cara de tontos nos quedar¨ªamos si al resto de la empresa le toca el Gordo de Navidad y nosotros no llevamos ni un n¨²mero. Dec¨ªa Sapolsky, profesor de la Universidad de Stanford que la supervivencia consist¨ªa en correr m¨¢s r¨¢pido que el de al lado. Por eso, estamos siempre analizando lo que el otro hace. Y claro, con ese resorte tan poco ¡°racional¡±, en caso de premio en vez de alegrarnos por la felicidad del resto, nosotros abrir¨ªamos una rumia interior insoportable. As¨ª que lo aliviamos comprando un decimillo o una participaci¨®n y asunto resuelto (otro tema es el que por defecto compra m¨¢s por aquello de restreg¨¢rselo al resto).
Y por ¨²ltimo, compramos loter¨ªa porque necesitamos ilusi¨®n. El d¨ªa de la semana preferido es el? viernes?porque significa la posibilidad de imaginar cosas futuras, cuando lo "l¨®gico" ser¨ªa el domingo que es fiesta para la mayor parte de las personas. Pero no, la ilusi¨®n se proyecta hacia el futuro. Y lo necesitamos. El ser humano necesita ox¨ªgeno para fantasear con posibilidades futuras y as¨ª escapar de los problemas que muchas veces agobian. Nos imaginamos que si tuvi¨¦ramos alg¨²n mill¨®n en nuestras cuentas corrientes ayudar¨ªamos a unos y a otros, nos comprar¨ªamos una casa mejor y alg¨²n que otro capricho. Sin embargo, la ciencia demuestra que superado un cierto umbral econ¨®mico, los ¨ªndices de felicidad vuelven a los niveles anteriores a habernos tocado la loter¨ªa. Es m¨¢s, incluso, hay ejemplos de personas cuyas vidas fueron un desastre despu¨¦s de haber sido agraciados. Est¨¢ claro que la ilusi¨®n es un est¨ªmulo, pero no para ganar felicidad, porque a todo nos acostumbramos, incluso al dinero. Sin duda es m¨¢s pr¨¢ctico proyectar nuestra ilusi¨®n en algo que depende de nosotros que no de la suerte de unos bombos, como crear un proyecto empresarial, hacer un viaje o tener familia. La constancia, el esfuerzo, la capacidad de ser resilientes y la actitud positiva son m¨¢s ¨²tiles para sentirnos bien. Pero mientras, si nos apetece, juguemos a la loter¨ªa por ilusi¨®n, ¡°envidia preventiva¡± o tradici¨®n si creemos que nos vamos a sentir mejor. Sabemos que no es muy l¨®gico, pero tomamos tantas decisiones tan poco racionales, que una m¨¢s no importa. Por lo que d¨¦monos el permiso y ?suerte!
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