Paolo Sorrentino: "Para hacer buen cine hace falta cinismo"
D ESDE QUE gan¨® el Oscar, a Paolo Sorrentino le llaman ¡°maestro¡±. ?l dice que no entiende por qu¨¦, que le hace gracia. Sin embargo, sus pel¨ªculas sugieren unas cuantas razones. Porque el triunfo de La gran belleza, mejor filme de habla no inglesa en 2014, culmin¨® el recorrido de un cineasta que a menudo ha dibujado poes¨ªa en la pantalla. Detr¨¢s de la c¨¢mara, el italiano (N¨¢poles, 1970) cocina una extra?a y personal¨ªsima receta que mezcla lo sublime y lo m¨¢s terrenal. Con un plano puede hablar de Dios y del futbolista Gonzalo Higua¨ªn. Sus fotogramas capturan la hermosura, pero sin perder el contacto con la iron¨ªa y las contradicciones del ser humano. ?l mismo, mientras piensa y fuma su puro, desprende un aire peculiar, tan desganado como atractivo.
El poder, la ambici¨®n, la nostalgia, las dudas, la soledad y el paso del tiempo sobrevuelan su filmograf¨ªa, que empez¨® a despegar con Las consecuencias del amor. Tras retratar las sombras del inoxidable ex primer ministro Giulio Andreotti en Il divo, enamor¨® al mundo con la decadencia de Roma en La gran belleza y narr¨® la crisis creativa y el avance de la vejez en La juventud.
¡°EL BUEN CINE TIENE UNA FUERZA ARROLLADORA, SE QUEDA ATRAPADO EN NUESTRAS VIDAS PARA SIEMPRE PORQUE GENERA MOMENTOS PARA COMPARTIR¡±.
Ahora, su carrera parece acelerar m¨¢s a¨²n. El pr¨®ximo proyecto ser¨¢ Loro (Ellos), un biopic sobre el pol¨ªtico italiano m¨¢s despreciado y adorado de las ¨²ltimas d¨¦cadas, Silvio Berlusconi. Pero, antes, Sorrentino se ha estrenado en la televisi¨®n hablando de otro centro de poder: el Vaticano. En la serie El joven Papa describe el d¨ªa a d¨ªa de la curia y de un Pont¨ªfice sui generis, interpretado por Jude Law. Son 10 episodios, coproducidos por HBO, Sky Italia y Canal+, y que ya se puede ver en HBO Espa?a. Tras siete meses de trabajo, su primer adelanto se exhibi¨® en el pasado Festival de Venecia, donde se celebr¨® esta entrevista. Los cr¨ªticos disfrutaron de los primeros dos cap¨ªtulos. As¨ª que el director sonr¨ªe: ¡°Me siento liberado¡±.
Hubiese apostado que no le importaba la recepci¨®n de sus obras. El desinter¨¦s es una pose. S¨ª, me importa, por muchas razones: hemos invertido tiempo, hay gente que ha metido dinero.
Suele decir que se le ocurren antes los personajes que las historias. ?Este Papa de d¨®nde sale? La idea de un Papa con dudas sobre Dios la tuve hace mucho. Escrib¨ª un guion ya con 22 a?os, aunque luego lo he cambiado much¨ªsimo. Charlando con el productor Lorenzo Mieli excluimos modos de contar la Iglesia ya vistos: por ejemplo, ciertas derivas hagiogr¨¢ficas de la televisi¨®n italiana. O el acercamiento amarillista de los estadounidenses, que ven el Vaticano como un nido de v¨ªboras y viciosos. Pensamos que estar¨ªa bien narrarlo como un lugar de trabajo rar¨ªsimo: a la vez que sacan adelante una farmacia o un banco, deben lanzar constantemente a mil millones de fieles mensajes y posturas sobre la vida. Es esquizofr¨¦nico en cierto modo. La mayor¨ªa de nosotros se levanta y tiene que resolver peque?os problemas. Ellos adem¨¢s afrontan cuestiones trascendentales.
Le sorprendi¨® la fuerte presencia del humor en la curia. ?Qu¨¦ m¨¢s? Es un espacio masculino, un Estado de hombres. Como dice el personaje de Javier C¨¢mara, se trata de un peque?¨ªsimo universo autorreferencial, donde todo tiende a ser agigantado y convertirse en fuente de peque?as guerrillas cotidianas. Pero tambi¨¦n es un lugar que ampara a sus habitantes del exterior y les permite seguir viviendo en su mundo particular.
?Cont¨® con la colaboraci¨®n del Vaticano? Pude dar un par de vueltas con su autorizaci¨®n, y nada m¨¢s. Hab¨ªa pedido rodar all¨ª, pero tuve que recrear todo: la Capilla Sixtina, San Pedro¡ Creo que se equivocaron: habr¨ªa podido contarlo bien, y la serie no busca atacar sino entender.
?Qu¨¦ opina del actual Papa? Ha de juzgarse a largo plazo. Francisco cuenta con una gran capacidad de fascinar, de sugestionar. Pero ese poder a veces lo tienen tambi¨¦n los ilusionistas. El poder de incidir se ve sobre un periodo m¨¢s amplio. Aun as¨ª, me impresiona: ciertas posturas de sentido com¨²n son inesperadas, sus huidas del dogmatismo resultan muy interesantes.
?El cine tiene el poder de incidir o solo de sugestionar? Tiene un gran poder de incidir. Cu¨¢ntas veces para explicar una idea o una emoci¨®n recurrimos a una secuencia de una pel¨ªcula. El cine puede ejemplificar las cosas de la vida, generar momentos para compartir. La mayor¨ªa de pel¨ªculas cae en el olvido, pero el buen cine tiene una fuerza arrolladora, se queda atrapado en nuestras vidas para siempre.
?Ha cambiado ahora su relaci¨®n con la fe? A veces asumimos posiciones con demasiada prisa: soy ateo, agn¨®stico, creyente¡ Trabajar con estos temas te lleva a indagar m¨¢s. Y descubres que a lo mejor la pregunta no es si crees o no, sino por qu¨¦ desde hace tanto tiempo nadie puede evitar plantearse ese dilema. Sobre ello trabaja la Iglesia: no es que convenza a la gente para creer, sino que las personas se hacen preguntas y ellos proporcionan respuestas.
Su Papa tiene 47 a?os, usted 46. Es la primera vez que su protagonista es su coet¨¢neo. Me estoy haciendo mayor¡ Aunque no se debe a eso, sino que buscaba un Papa que no se pareciera a ninguno, que representara una ant¨ªtesis: guap¨ªsimo, estadounidense, joven.
?Por qu¨¦ se centra tanto en personajes mayores? Me fascinan, creo que puedo contarlos mejor. Estoy menos c¨®modo describiendo a los j¨®venes. Tal vez tambi¨¦n porque la juventud me la perd¨ª y entonces no s¨¦ narrarla.
?Se siente viejo por dentro? S¨ª. Crec¨ª r¨¢pido y fui obligado enseguida a ser responsable. S¨¦ lo que es ser adulto desde los 16 a?os, y eso aliment¨® un sentimiento de melancol¨ªa.
Con esa edad, perdi¨® a sus padres en un accidente dom¨¦stico, una fuga de gas en su chalet se llev¨® las vidas de Sas¨¢, empleado de banco, y Tina, ama de casa, y cambi¨® para siempre la de su hijo. Sorrentino pide, con una voz que casi parece romperse, no hablar de ello, pese a que admite que es un ¡°pensamiento cotidiano¡±. En otras ocasiones, ha contado que sin esa tragedia jam¨¢s se hubiese dedicado al cine. M¨¢s bien, ¡°habr¨ªa seguido las huellas paternas¡±. Incluso se apunt¨® a la Facultad de Econom¨ªa, aunque adoraba la escritura ¨Ctiene dos libros publicados, Tony Pagoda y sus amigos (Alfabia) y Todos tienen raz¨®n (Anagrama)¨C, la m¨²sica y las pel¨ªculas. Hasta que su camino se desvi¨® hacia otro lugar: detr¨¢s de una c¨¢mara.
Volvamos a sus personajes. Siempre bailan entre la decadencia y el esplendor perdido. He centrado varias pel¨ªculas en el paso del tiempo. Aunque a medida que creces, parad¨®jicamente, te planteas menos el problema. Hacia los 40, te agobias, haces c¨¢lculos: ¡°No he logrado hacer eso o lo otro¡±. Pero, al tratarse de un pensamiento recurrente, acaba por volverse nauseabundo. Y te cansa. Ya me afecta cada vez menos. Con La juventud es como si lo hubiese superado.
¡°maradona fue el primer ser humano que me puso en contacto con la belleza del espect¨¢culo, ME HIZO ENTENDER LO QUE POD?A SER ELEVADO¡±.
?Hay cosas que no logr¨® hacer? Muchas. Habr¨ªa querido tener muchas vidas. ?Por qu¨¦ en 1989, con 18 a?os, no fui a Berl¨ªn mientras ca¨ªa el muro en lugar de estar en casa como un idiota? ?Por qu¨¦ no me fui tres a?os a vivir a Nueva York?
?Por qu¨¦? Por miedo. Y por pereza.
?Es perezoso? Mucho. Pero tambi¨¦n hiperactivo. La definir¨ªa como una pereza m¨¢s bien mental: siento que cualquier cosa es una monta?a que escalar, una fatiga inmensa.
Los personajes de La juventud temen haber perdido la inspiraci¨®n. ?Le ocurre? No creo que se abandone la mirada propia. Los peligros son otros: te puedes volver est¨¦ril, ser solo manierismo. Puedes, como les ocurre a muchos, perder el contacto con la realidad, volverte inadecuado a tu tiempo y refugiarte en lamentos y rencores hacia el presente. Espero lograr retirarme antes de unirme al coro de los quejicas.
?Percibe ese peligro? ?No! Todav¨ªa soy joven. Pero tengo amigos de confianza a los que he pedido que hagan de centinelas y me avisen si ven que me he atontado.
?Tiene alg¨²n centinela que le ayude a juzgar su trabajo? A Nicola Giuliano, amigo hist¨®rico y productor, le conf¨ªo todo, le cuento mis ideas, le ense?o lo que empiezo a escribir.
?Le ha tumbado alg¨²n proyecto? Muchos. Por cada pel¨ªcula que he hecho, hay otra que no hice.
Nunca estudi¨® en una escuela de cine. ?C¨®mo aprendi¨®? Fui autodidacta. Con 18 a?os me apasion¨¦ y empec¨¦ a ver much¨ªsimas pel¨ªculas, compraba libros, frecuentaba cineclubes, iba a Venecia como espectador. Ve¨ªa cine de modo an¨¢rquico.
?Confiaba en ser director? Cre¨ª que no lo lograr¨ªa. Pens¨¦ que era t¨ªmido, y ve¨ªa en los cineastas una autoridad que no percib¨ªa en m¨ª. Es m¨¢s, nadie la ve¨ªa. En mi c¨ªrculo de N¨¢poles todos se han sorprendido mucho de que lo haya logrado. Descubr¨ª en m¨ª una actitud de mando, una capacidad para ser resolutivo y decir no?que no cre¨ªa tener.
?Un director dice muchos noes? S¨ª. Tienes que aprender a decepcionar a la gente y a tolerar que digan lo peor de ti a tus espaldas. Tengo muchos colegas que han hecho este trabajo con miedo a decir no?y esto les ha da?ado. Para contentar a todos terminas por sacar algo sin una identidad precisa. Los buenos directores son los que carecen de temores. Cierto cinismo y falta de piedad son necesarios en este oficio.
"Para contentar a todos terminas por sacar algo sin una identidad precisa".
?Algo malo que dijeran de usted era cierto? En los primeros filmes, muchos me hac¨ªan notar mi car¨¢cter irascible. Con los a?os, he intentado no curarlo, pero al menos mitigarlo, fatigosamente. Por suerte, mi equipo se ha mantenido a mi lado, somos casi una segunda familia.
?Es dif¨ªcil mantenerse a su lado? Tengo un car¨¢cter dif¨ªcil, pero no tan extremo. Conozco colegas mucho m¨¢s legendarios?que yo, con gestos de dictadores puros.
Cu¨¦nteme uno de sus cabreos. Con Luca Bigazzi, el director de fotograf¨ªa, el d¨ªa que nos conocimos nos mandamos a tomar viento y juramos no volver a trabajar juntos. Y ya ve: hemos hecho todas estas pel¨ªculas¡ Los que colaboran conmigo saben que por la ma?ana no soy tratable, me cuesta mucho tomar decisiones. Pero lo reconstruyo durante el d¨ªa.
David Simon, creador de The Wire, dijo: ¡°Que se joda el espectador medio¡±. Dec¨ªa que ¨¦l filma para alguien dispuesto a seguirle a fondo. ?Est¨¢ de acuerdo? Me parece muy interesante. El espectador a veces resulta muy obvio, del mont¨®n, cuando comenta lo que ha visto con conclusiones banales. Al no poder controlar al p¨²blico, yo trato de satisfacer a un ¨²nico espectador: yo mismo.
?Por qu¨¦ busca la belleza en sus trabajos? No veo por qu¨¦ deber¨ªa obtener la confianza de alguien dici¨¦ndole: ¡°Ir¨¢s a ver algo que no prev¨¦ lo bello¡±. Se trata de sentido com¨²n. Como espectador nunca he querido ver pel¨ªculas que me cuenten las cosas como son. Eso lo entiendo yo solo. Prefiero los que me dicen: ¡°Mira las cosas como deber¨ªan ser¡±.
?Va al cine? Cada vez menos. He perdido un poco de pasi¨®n como espectador. He visto mucho cine, de joven incluso de tres a seis pel¨ªculas al d¨ªa, fue un empacho. Ahora se ha invertido la relaci¨®n. Trabajo mucho para hacer cine, as¨ª que el resto del tiempo prefiero charlar o ver f¨²tbol. Antes sent¨ªa una pasi¨®n desmesurada y solo quer¨ªa ver y aprender. Ahora que lo hago, me queda poco tiempo para verlo.
Ha hablado del f¨²tbol. Est¨¢ muy presente en sus obras, as¨ª como el humor. Usted que parece tan elevado muestra tambi¨¦n asuntos muy terrenales¡ ?Qu¨¦ va, yo no soy nada elevado! Re¨ªr es algo maravilloso, lo primero que busco cada d¨ªa. Adem¨¢s, ayuda a no tomarte en serio y sirve como canal de comunicaci¨®n formidable. Se pueden decir muchas cosas con pocas palabras gracias a la iron¨ªa.
?Y el f¨²tbol? Mi pasi¨®n de siempre [es del N¨¢poles]; me sigue gustando much¨ªsimo. Tal vez me he vuelto un espectador menos apasionado de cine porque habiendo rodado muchas pel¨ªculas s¨¦ c¨®mo terminan. En el f¨²tbol, en cambio, nunca se sabe. Cada partido propone un guion imprevisible.
Cuando gan¨® el Oscar por La gran belleza, dio las gracias a su familia, sus compa?eros de trabajo y a cuatro personas m¨¢s. Hablemos de ellas. Ante todo, Maradona. Fue el primer humano que me puso en contacto con la belleza del espect¨¢culo. Si, como hijo de un empleado de banco, escog¨ª algo lejan¨ªsimo respecto a m¨ª fue porque Maradona me hizo entender qu¨¦ pod¨ªa ser un espect¨¢culo elevado.
?Fellini? Es el sue?o de cualquier director. Ya que ¨¦l lo logr¨®, crea la esperanza en todos nosotros de conseguir crear un mundo que est¨¢ y no est¨¢.
?Talking Heads? Me abrieron el camino a la comprensi¨®n de la m¨²sica, que es fundamental en la vida de una persona.
?Y Scorsese? Fue la otra etapa clave en mi formaci¨®n para entender qu¨¦ es el movimiento.
?Se puede mantener la normalidad siendo Paolo Sorrentino? Creo que s¨ª. Aunque se complica. Resulta m¨¢s dif¨ªcil convertirse en un espectador invisible. Por desgracia, a menudo, soy visible. Y para mi trabajo es fundamental observar las cosas sin estar en el centro de la atenci¨®n.
?Qu¨¦ le ha dado y quitado el cine? Solo me ha dado. La posibilidad de hacer lo que quer¨ªa, ser independiente, carecer de rutinas, conocer a gente interesante y poder viajar de manera in¨¦dita: por ejemplo, visitar las periferias de EE UU y meterte en las casas de las personas.
?Qu¨¦ es el cine para usted? Un gran juego.
?Y qu¨¦ querr¨ªa que dijeran de su cine? Que es muy divertido.
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