La UE lanza un proyecto para analizar los qu¨ªmicos que nos pueden intoxicar
El programa HBM4EU analizar¨¢ durante cuatro a?os los niveles de compuestos como los bisfenoles o el cadmio en el organismo de los europeos
En los a?os cuarenta, el cient¨ªfico Claire Patterson intent¨® calcular la edad de la Tierra. Para lograrlo, deb¨ªa medir la cantidad de plomo de un meteorito con precisi¨®n extrema y el desarrollo de aquella habilidad tendr¨ªa efectos inesperados. En sus viajes por el mundo reuniendo informaci¨®n, observ¨® que el plomo estaba presente por todos lados en cantidades que un origen natural no pod¨ªan explicar. Patterson identific¨® el plomo a?adido a la gasolina como una de las fuentes de esa contaminaci¨®n, y comenz¨® a presionar para que se eliminase. Su batalla contra la industria petrolera, que defend¨ªa el origen natural del plomo en el ambiente, comenz¨® en 1965. Aunque fueron necesarios m¨¢s de veinte a?os, EE. UU. acab¨® por reconocer los datos y prohibi¨® los coches que funcionasen con gasolina con plomo en 1986. Una d¨¦cada m¨¢s tarde, los niveles de plomo en la sangre de los habitantes de aquel pa¨ªs hab¨ªan descendido un 80%.
Este caso muestra c¨®mo la industrializaci¨®n, junto con sus beneficios, ha introducido riesgos en nuestras vidas, y recuerda la importancia de la ciencia para vigilar y minimizar esos efectos. La semana pasada, la Comisi¨®n Europea present¨® en Bruselas un proyecto para impulsar este tipo de vigilancia. La Iniciativa Europea de Biomonitorizaci¨®n Humana (HBM4EU) arrancar¨¢ el 1 de enero de 2017 y contar¨¢ con 74 millones de euros para mejorar los sistemas de biovigilancia de la uni¨®n.
¡°Antes de que se apruebe un producto de consumo, se ha de hacer una evaluaci¨®n de riesgo, que es un proceso din¨¢mico y nunca es perfecto¡±, explica Argelia Casta?o, directora del Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III (CNSA- ISCIII), la instituci¨®n que lidera la participaci¨®n espa?ola en el proyecto. ¡°Un ejemplo es la talidomida. Cuando se pon¨ªan los medicamentos en el mercado, las evaluaciones que se hac¨ªan utilizaban unos estudios que no eran todo lo completos que deber¨ªan¡±, apunta. Ahora, ¡°se solicita a industrias y farmac¨¦uticas muchos m¨¢s estudios en animales y otro tipo de organismos, pero como las evaluaciones de riesgo se hacen bas¨¢ndose en animales de laboratorio, en modelos, las estimaciones de las concentraciones a las que est¨¢ expuesta la poblaci¨®n son imprecisas¡±, afirma. ¡°La biomonitorizaci¨®n humana est¨¢ para introducir m¨¢s precisi¨®n a la hora de establecer la exposici¨®n real a los contaminantes¡±, concluye.
La industrializaci¨®n, junto con sus beneficios, ha introducido riesgos en nuestras vidas y el papel de? la ciencia es importante para vigilar y minimizar esos efectos
Los responsables del proyecto, en el que participar¨¢n 100 instituciones europeas pertenecientes a 26 pa¨ªses, han priorizado nueve sustancias, todas presentes en objetos que utilizamos o productos que consumimos casi todos los d¨ªas. La observaci¨®n de su presencia en nuestros cuerpos se basar¨¢ en an¨¢lisis de sangre, orina, de la placenta y la sangre del cord¨®n umbilical y en tejidos como la grasa. Entre los contaminantes estudiados se encuentran, por ejemplo, los bisfenoles, empleados en todo tipo de envases de pl¨¢stico, desde las botellas de agua a los biberones para beb¨¦s o como recubrimiento en las latas de conserva. Seg¨²n comenta Miquel Porta, investigador en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones M¨¦dicas (IMIM), ¡°aunque el bisfenol A se excreta, y no se queda en la grasa como otras sustancias, estamos expuestos a ¨¦l cada d¨ªa y es posible encontrarlo en todos los an¨¢lisis de orina¡±.
Aunque la Uni¨®n Europea concluy¨® en 2015 que, en los niveles de exposici¨®n actuales, este compuesto no es peligroso para la salud, ha habido estados, como el franc¨¦s, que han optado por prohibirlo. Tampoco faltan los estudios, como un publicado tambi¨¦n el a?o pasado en la revista Endocrinology, que relaciona la exposici¨®n durante el embarazo al bisfenol A, que es un disruptor endocrino, con da?o oxidativo para el beb¨¦ y riesgo de padecer diabetes o enfermedad card¨ªaca en el futuro. En cualquier caso, aunque no hubiese que prohibirlo, la biomonitorizaci¨®n servir¨ªa para cerciorarse de que los niveles de seguridad no se superasen.
Otras de las sustancias a las que se prestar¨¢ especial atenci¨®n son los retardantes de llama bromados (BFR), empleados en productos como la electr¨®nica para que sean menos inflamables, el cadmio, que se puede acumular a trav¨¦s del tabaco o con alimentos como el marisco o los ftalatos, empleados en una gran cantidad de productos, desde los empaquetamientos de pl¨¢stico hasta algunos juguetes sexuales. Entre los objetivos del proyecto no solo se encuentra el an¨¢lisis del efecto de los compuestos de forma individual , sino que se tratar¨¢ de comprender tambi¨¦n c¨®mo pueden afectar las combinaciones de contaminantes. Adem¨¢s, se estudiar¨¢ la presencia de compuestos emergentes que a¨²n no est¨¢n bien identificados.
Entre los objetivos del proyecto no solo se encuentra el an¨¢lisis del efecto de los compuestos de forma individual , sino que se tratar¨¢ de comprender tambi¨¦n c¨®mo pueden afectar las combinaciones de contaminantes
¡°Los efectos de los productos qu¨ªmicos sobre la salud son evidentes, y est¨¢ claro que es necesario ejercer un control m¨¢s estricto¡±, afirma Casta?o. Adem¨¢s, ¡°hay que estudiar los efectos a largo plazo y lo que sucede con las dosis¡±, a?ade. ¡°Siempre se hab¨ªa cre¨ªdo que la dosis hac¨ªa el veneno, pero ahora se est¨¢ viendo que hay algunos efectos en los que la relaci¨®n con la dosis no est¨¢ clara. Hay sustancias, como los disruptores endocrinos, que producen efectos a concentraciones muy bajas¡±, afirma.
Porta cree que el proyecto europeo ¡°a?adir¨¢ piezas de informaci¨®n importante¡±, pero recuerda que en Espa?a se ha hecho muy poco para que la biomonitorizaci¨®n avance. ¡°Somos un pu?ado de gente clamando en el desierto¡±, resume. ¡°Aqu¨ª hay muchas comunidades aut¨®nomas que nunca han hecho un estudio de biomonitorizaci¨®n en una muestra representativa de la poblaci¨®n general¡±, se?ala. Canarias y Catalu?a, las dos comunidades pioneras en realizar estos estudios, no los han repetido. ¡°Tener informaci¨®n de una muestra representativa de la sociedad para tomar decisiones, es una herramienta de gesti¨®n en una democracia representativa¡±, afirma. Contar con esa informaci¨®n podr¨ªa servir, seg¨²n Porta, para explicar una parte de la enfermedad y las muertes que se observan para las que no hay explicaci¨®n. ¡°Una mujer desarrolla alzh¨¦imer, p¨¢rkinson o c¨¢ncer y cuando se pregunta por qu¨¦, la gente se encoge de hombros sin saber que hay subgrupos de la poblaci¨®n con unos c¨®cteles t¨®xicos muy importantes en su organismo¡±, ejemplifica.
Jes¨²s Ibarluzea, investigador del Instituto de Investigaci¨®n Sanitaria Biodonostia, apunta tambi¨¦n a la falta de atenci¨®n que se le ha dedicado en Espa?a a la biomonitorizaci¨®n. ¡°Es un instrumento b¨¢sico para conocer la contaminaci¨®n ambiental, y llevamos a?os reivindic¨¢ndolo¡±. Adem¨¢s, en un punto que coincide con Porta, plantea que, como ha sucedido en otras ocasiones, desde la coordinaci¨®n del proyecto no se ha contado con los grupos de investigaci¨®n m¨¢s potentes en este ¨¢mbito ni con las Comunidades Aut¨®nomas.
Ibarluzea alerta por otra parte frente a la ¡°velocidad de sustituci¨®n de sustancias por parte de la industria¡±. Esto a?ade dificultad a la complejidad de estudiar los compuestos sobre los que la investigaci¨®n ha colocado una se?al de alerta. ¡°Realizar estudios sobre estas nuevas sustancias requiere dinero y mucho tiempo, y es mucho m¨¢s f¨¢cil criticar un estudio sobre los problemas que puede provocar un compuesto que hacerlo¡±, se?ala en referencia al trabajo de la industria para obstaculizar medidas de control demandadas por los cient¨ªficos. Aunque, puntualiza, ¡°no se trata de demostrar que todo es malo¡±.
El proyecto HBM4EU se desarrollar¨¢ durante cuatro a?os, entre 2017 y 2021 y tendr¨ªa el objetivo a largo plazo de establecer un programa de biomonitorizaci¨®n permanente.
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