La moda de ajustar cuentas en las redes sociales
Los partidos utilizan las plataformas digitales para lavar sus trapos sucios y embarrar la vida p¨²blica
Las redes sociales son un caj¨®n de sastre donde cabe todo. Los pol¨ªticos las utilizan con especial fruici¨®n para despachar disputas internas y lavar los trapos sucios. El caso m¨¢s reciente de la utilizaci¨®n de estas plataformas a la hora de aventar discrepancias entre correligionarios es la campa?a alimentada en Twitter durante la Nochebuena por los principales colaboradores de Pablo Iglesias contra su n¨²mero dos. Bajo la etiqueta #??igoAs¨ªNo, los fieles del l¨ªder de Podemos cuestionaban las declaraciones de ??igo Errej¨®n tras la destituci¨®n del portavoz de la formaci¨®n morada en la Asamblea de Madrid, Jos¨¦ Manuel L¨®pez. A esta campa?a sigui¨® otra en direcci¨®n contraria y varios v¨ªdeos de Iglesias. Por supuesto, emitidos en las redes sociales.
Como se comprob¨® con la victoria electoral de Donald Trump, Twitter y Facebook se han convertido en eficaces instrumentos en la configuraci¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Han conquistado el terreno que tradicionalmente ocupaban los medios de comunicaci¨®n convencionales: la prensa, la radio y la televisi¨®n. A diferencia de estos, las plataformas digitales han demostrado que carecen de la norma b¨¢sica en toda empresa informativa: su compromiso con el periodismo y con la verdad. Por el contrario, han asimilado a la perfecci¨®n los malos h¨¢bitos de la prensa amarilla y de la telebasura, plagada de programas que mezclan la realidad y la ficci¨®n a trav¨¦s de esos formatos que el sector ha bautizado como ¡°factual¡± y en los que prima el espect¨¢culo.
Ahora, lo que triunfa son los contenidos virales. Los medios profesionales ponen su empe?o en la credibilidad mientras que las redes sociales lo f¨ªan todo a los algoritmos. Y en este terreno es dif¨ªcil distinguir la buena informaci¨®n de los bulos. Internet est¨¢ plagado de falsedades deliberadas, fabricadas para embarrar la vida p¨²blica. En Europa son muchas las voces que reclaman acciones contundentes contra la manipulaci¨®n de la informaci¨®n y el periodismo fantasmag¨®rico. El propio presidente de la Comisi¨®n, Jean-Claude Juncker, ha solicitado a empresas tecnol¨®gicas como Facebook, Twitter, YouTube, Microsoft y Google medidas m¨¢s efectivas para salvaguardar su fiabilidad y atajar la propagaci¨®n de noticias inventadas.
A la espera de respuestas concluyentes, las redes sociales no dejan de estar en el centro de la pol¨¦mica. La ¨²ltima moda es hackear cuentas de Twitter para matar a los famosos. Estos d¨ªas, los piratas inform¨¢ticos han entrado en la p¨¢gina gestionada por la discogr¨¢fica Sony Music y han matado a la estrella del pop Britney Spears. A un primer mensaje (¡°RIP@britneyspears¡±) sigui¨® otro en el que se a?ad¨ªa que la artista hab¨ªa fallecido a causa de un accidente de tr¨¢fico. Pese a que los tuits fueron borrados por la compa?¨ªa, se siguieron replicando a un ritmo fren¨¦tico. Otras figuras de la m¨²sica, como Bon Jovi o Justin Bieber, han sufrido tambi¨¦n muertes online. La tecnolog¨ªa, que favorece una difusi¨®n global de la informaci¨®n, debe servir al mismo tiempo para separar el grano de la paja; la verdad, de la mentira.
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