Para empezar bien 2017: tira tu taza de Mr. Wonderful a la basura
Libros positivos, camisetas motivadoras, abrazos gratis, calendarios cuquis, charlas inspiradoras y lemas ?o?os. No hay (salvo excepciones) ninguna evidencia de que este pueda ser "el mejor d¨ªa de tu vida"
Estaba el d¨ªa as¨ª como raruno, todo nublado, y tuve que reunir bastantes kilos de coraje para levantarme de la cama. Me tome un caf¨¦ sin ganas, mirando por la ventana a la gente que caminaba bajo la suave lluvia matutina, me duch¨¦ muy humanamente y cuando fui al armario no sab¨ªa que ponerme. No sab¨ªa que ponerme... ?y me puse feliz!
Que no, joder, que es broma. C¨®mo voy a ponerme feliz con lo chungo que est¨¢ todo. Esto es solo un ejemplo como otro cualquiera de la ola de buenrrollismo que nos invade desde gruesas tazas de caf¨¦, libros positivos, camisetas motivadoras, calendarios cuquis, charlas inspiradoras, poetas para teenagers, personajillos adorables (mayormente en forma de nube o vaca parlante) y pel¨ªculas edulcoradas. Lemas como ese ("no sab¨ªa que ponerme y me puse feliz") es el tipo de mensajes, dignos del volteriano Dr. Pangloss, que antes los m¨¢s cursis llevaban escritos en las carpetas del bachillerato, por aquello de hacer las tormentas adolescentes m¨¢s llevaderas, pero que ahora permea todas las capas de la sociedad con consecuencias, como veremos, imprevisibles.
Yo qu¨¦ s¨¦, igual se trata de una sana reacci¨®n ante las diferentes crisis econ¨®micas, pol¨ªticas y existenciales que nos acosan, o ante la rutilante crispaci¨®n de las redes sociales, pero tampoco hay que ponerse as¨ª. Ve¨¢moslo cient¨ªficamente: no hay (salvo excepciones) ninguna evidencia de que este pueda ser "el mejor d¨ªa de tu vida"; de hecho lo m¨¢s probable es que este sea un d¨ªa que ni fu ni fa, regulero, con sus luces y sombras, como todos los dem¨¢s, y dentro de unas semanas lo haya usted olvidado por completo (quiz¨¢s la lectura de estas l¨ªneas lo fije en su memoria, para eso estamos). Que "la vida est¨¢ hecha de momentos felices" se refuta f¨¢cilmente extendiendo los anteriores argumentos. Habr¨ªa que reprocharle a Fernando Alfaro cuando cantaba (con su banda Chucho) aquello de que "lo mejor de nuestra vida a¨²n est¨¢ por ocurrir", sobre todo si uno tiene ya una provecta edad. Y en la t¨®mbola del mundo no tendr¨¦is mucha suerte, aunque todo vuestro cari?o a mi n¨²mero apost¨¦is.
Seg¨²n el best seller 'El secreto', si usted desea un Ferrari Testarrosa o una parrillada basta con visualizarlo con fuerza para que venga como por acto de magia
Si hablamos de optimismo mal entendido hay que hablar de un libro cl¨¢sico del g¨¦nero, Sonr¨ªe o muere (Turner) de Barbara Ehrenreich. A esta periodista le encontraron un c¨¢ncer de mama y ella se encontr¨® un mundo de peluche, lazos rosas y fantas¨ªa en el que no hab¨ªa espacio para el llanto o la frustraci¨®n: era obligatorio ser fuerte, positiva y "vencer la batalla" contra el c¨¢ncer. Seg¨²n esta l¨®gica perversa los que lo consegu¨ªan eran "triunfadores", los dem¨¢s "fracasados" que tal vez merec¨ªan su destino por no haber mostrado suficiente bravura. Hab¨ªa qui¨¦n, incluso, se mostraba agradecido a la Providencia o la Naturaleza por haberle regalado un tumor maligno: as¨ª hab¨ªa aprendido a valorar la vida en su justa medida.
La cosa no quedaba ah¨ª: Ehrenreich comenz¨® a ver todos los inopinados males que tra¨ªa el buen rollo sin control: por ejemplo a trav¨¦s de los libros de autoayuda que culpabilizan a cada persona de lo que ocurr¨ªa en su vida, pues basta ser optimista y visualizar tus deseos para hacerte rico o ganar amigos e influir sobre las personas. El ep¨ªtome de este pensamiento se da en el best seller, de Rhonda Byrne El secreto, seg¨²n el cual si usted desea un Ferrari Testarrosa o una parrillada basta con visualizarlo con fuerza para que venga como por acto de magia (a m¨ª la parrillada nunca me ha llegado). O, tambi¨¦n por ejemplo, el estallido de la crisis, propiciada por el optimismo exacerbado de algunos que pensaron, frente a los aguafiestas, que la juerga financiera iba durar para siempre.
A m¨ª siempre me vienen a la mente aquellos extra?os colectivos que, a principios de siglo, dieron en salir a la calle con carteles buenrrollistas que promet¨ªan "abrazos gratis". Resultaban exasperantes, aparte de por la cantidad de enfermedades que puedes pillar abrazando a un ciudadano random, porque devaluaban el significado de un abrazo: si se lo doy a cualquiera no significar¨¢ nada cuando quiera expresar con ¨¦l mi cari?o. Y porque eran muy pesados. Alguien propuso por aquella ¨¦poca lo de las "hostias gratis", en respuesta a aquel despendole de amor gratuito, aunque claro, entonces no hab¨ªa ocurrido a¨²n el affaire del youtuber grimoso, el representante de la clase trabajadora, el t¨¦rmino caranchoa y el bofet¨®n. Nunca el influjo del silicio en nuestras vidas ha sido tan... ?impactante!, como dijo en mis sue?os Mat¨ªas Prats.
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