?Es necesario el protocolo por contaminaci¨®n de Madrid?
Si queremos una vida sana hay que reducir de manera dr¨¢stica la movilidad motorizada en el centro
Esta es la pregunta que probablemente est¨¢ en la mente de muchas personas estos d¨ªas. Aun cuando estoy lejos, en EE UU, me ha llegado por varias fuentes. La respuesta f¨¢cil ser¨ªa un s¨ª o un no, a secas. Desgraciadamente, ninguno de los problemas serios a los que nos enfrentamos actualmente tienen respuestas tan sencillas. Ni este de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, ni el del cambio clim¨¢tico, ni cualquiera de los problemas pol¨ªticos de Espa?a. La respuesta m¨¢s bien ha de ser: depende de cu¨¢l sea nuestro objetivo como sociedad.
Es decir, si queremos seguir viviendo con todas las comodidades: subiendo la calefacci¨®n de nuestro hogar para poder estar en camiseta, yendo a comprar el pan en coche, o consumiendo muchos productos por poco, la respuesta ser¨¢ no.? No hace falta el protocolo.
Sin embargo, si queremos tener una suficiente calidad de vida, pero con un aire m¨¢s respirable y con menos problemas sobre la salud de los nuestros, la respuesta es s¨ª. No hace falta que lleguemos a la situaci¨®n de Pek¨ªn para darnos cuenta de las graves consecuencias de salud asociadas a la respiraci¨®n continuada de contaminantes como las part¨ªculas finas o los ¨®xidos de nitr¨®geno. Por tanto, para mejorar la salud p¨²blica y la calidad de vida de los ciudadanos de Madrid, s¨ª necesitamos el protocolo anti-contaminaci¨®n.
El problema es que no basta con el protocolo. El protocolo no nos agrada porque se inmiscuye en nuestras costumbres, pero nos ayuda a mejorar la situaci¨®n a corto plazo y a ser conscientes de que es factible cambiar nuestro estilo de vida. Sin embargo, necesitamos actuaciones estructurales que hagan m¨¢s sostenible nuestro modelo de movilidad y de consumo. Y para ello, tampoco hay soluciones f¨¢ciles. La ¨²nica v¨ªa, en mi opini¨®n, pasa por una dr¨¢stica reducci¨®n de la movilidad motorizada en el centro de la ciudad incentivando el uso del transporte p¨²blico, la bicicleta y la movilidad peatonal. Adem¨¢s de promover un cambio del modelo energ¨¦tico que apueste por una mayor electrificaci¨®n, principalmente en los sectores de vivienda, transporte y servicios. Ese modelo, unido a una creciente producci¨®n el¨¦ctrica renovable, reducir¨ªa sensiblemente los problemas de calidad del aire a la vez que contribuir¨ªa a frenar el calentamiento global y a una evoluci¨®n positiva de nuestro modelo social y econ¨®mico. Por una vez, ?todos ganamos!
Son precisas actuaciones estructurales que hagan m¨¢s sostenible nuestro modelo de movilidad y de consumo
Pero a¨²n hay que dar un paso m¨¢s. Tampoco basta con que los pol¨ªticos decidan cerrar al tr¨¢fico la Gran V¨ªa, peatonalizar el centro de la ciudad o promover la movilidad el¨¦ctrica. Este es un problema com¨²n ligado a un bien p¨²blico. Todos los ciudadanos tenemos el derecho y la responsabilidad de contribuir. La primera contribuci¨®n es la reflexi¨®n sobre nuestro estilo de vida y sobre las acciones que podemos llevar a cabo para construir ese bien com¨²n que es la salud p¨²blica. La segunda y, m¨¢s importante, es participar en el debate p¨²blico. Est¨¢ bien que demos nuestra opini¨®n sobre la modificaci¨®n de una plaza o sobre d¨®nde gastar parte del presupuesto de la ciudad. Pero a¨²n es m¨¢s relevante transmitir nuestras preocupaciones sobre los efectos de la contaminaci¨®n en la salud y sobre las alternativas que pensamos que se podr¨ªan aplicar para mejorar la situaci¨®n. Es decir, se puede hacer una consulta en donde haya una comunicaci¨®n bidireccional: desde el Ayuntamiento y la comunidad cient¨ªfica informando y desde la ciudadan¨ªa consultando y aportando posibles soluciones. Esto, como casi todo, requiere dedicar recursos econ¨®micos, humanos y temporales. As¨ª, quiz¨¢ no resolvamos el problema de la contaminaci¨®n a corto plazo, pero s¨ª seremos capaces de abordarlo, conjuntamente, y ofrecer alternativas que hagan de las ciudades unos lugares m¨¢s saludables para todos los que las habitamos, que ya somos m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mundial.
Ma?ana quiz¨¢ no podamos conducir en la ciudad de Madrid si nuestra matr¨ªcula es par y, seguramente, esto no resolver¨¢ el complejo problema de la contaminaci¨®n. Pero nos brinda la oportunidad de pensar un poco m¨¢s all¨¢, de discutir el tema con las personas cercanas y de pedir a nuestros dirigentes que tomen medidas para atajar el problema sist¨¦mico de fondo. Teniendo en cuenta nuestras propuestas, de forma que sea un esfuerzo colectivo. Ser¨¢ la ¨²nica forma de no repetir esta situaci¨®n en futuras Navidades.
Julio Lumbreras es profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y representante de Espa?a en el grupo de trabajo de Naciones Unidas sobre modelizaci¨®n ambiental integrada. Actualmente, mid-career en la Universidad de Harvard. @julumbreras
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